Prológo

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La lluvia caía con fuerza y cada vez iba aumentando.

El viento golpeaba fuerte contra los ventanales de aquella estructura majestuosa en medio del bosque.

Los jardines estaban completamente estropeados, ramas de árboles habían caído sobre ellos arruinando las flores que los adornaban.

Un hombre llegó corriendo, el miedo rondaba en él, empapado por la lluvia alcanzó el portón del castillo.

- ¡Lexi!

Gritó con toda su fuerza golpeando las puertas.

- ¡La puerta! - Miró a sus espaldas- Mierda ¡Lexi por favor!

Siguió la puerta hasta escuchar como esta era abierta por dentro.

- ¡¿Qué ésta pasando Amelec?!

Una mujer de tez morena, de ojos oliva, apenas visible, pues, su oscuro pelo le recorría el rostro por el viento estruendoso que azotaba a la puerta. Amelec entró casi a gatas.

- ¡Dios mío! - La mujer ve la armadura de Amelec que está prácticamente destrozada. -Amor.

Lexi tomó el rostro de Amelec con sus manos. Sus ojos cafés se veían cada vez más oscuros, su cabello totalmente desaliñado cayendo por su rostro y su piel clara cada vez iba siendo más pálida. En su ceja derecha se veía una herida y su respiración era cortada.

-Lexi...

La voz de Amelec iba bajando. Sus parpados caían, pero parecía hacer un esfuerzo por mantenerlos abiertos. Lexi lo miraba, pero de repente una sensación la hizo observar el torso de aquel hombre

- ¡Amelec! – Lexi trató de moverse lo más ágil y cuidadosamente que pudo para poder recostarlo en el suelo. -Tienes una herida grave, la armadura...

Amelec detuvo su mano que estaba tratando desesperadamente ayudarlo.

-El... bosque...

Mientras el hombre agonizaba, un golpe estruendoso abrió las puertas de par en par del castillo. Los cristales de las ventanas se partieron, dejando entrar por completo aquella tormenta.

En la entrada se encontraba la figura de una mujer. El viento golpeaba contra ella, pero no se inmutaba, su largo cabello se movía junto con su vestido por la tormenta. A pesar de todo el desastre que había, parecía que ni siquiera hubiera estado afuera.

- ¡¿Quién eres?! – Gritó Lexi ya que el ruido proveniente de la tormenta era demasiado intenso.

- Lexi... - Amelec sostuvo la mano de Lexi con fuerza.

- Soy la que guarda el bosque

Aquella mujer desconocida habló tan tranquilamente, su voz podía ser escuchada sin necesidad de subir el volumen. Se acercó más a la pareja que estaba en el suelo logrando que la luz la mostrara.

Era una mujer de tez morena, sus ojos eran de un inusual color morado oscuro, y su cabello completamente negro, se veía hermosa con aquel vestido que hacía juego con sus ojos.

- Él no hizo caso a las advertencias dadas. – La mujer señaló a Amelec – Le advertí del peligro que había si se enfrentaba a ello.

- ¡¿De qué demonios habla?! – Lexi exclamó temblando y con lágrimas en sus ojos al ver que su amado estaba agonizando.

- Hace un tiempo nos encontramos, pero su arrogancia lo cegó del peligro. Ahora todo aquello lo persigue, su orgullo no duró en cuanto se enfrentó a todo lo que conforma el bosque.

- No sé lo que hizo. – Lexi tomó fuerza para calmarse y enfrentarla. – Pero él no es el hombre que piensas, ayudó a su pueblo y además ha liderado con honor al reino.

- ¡¿El mismo reino que condenó?! – Una ventisca golpeó a Amelec y Lexi, logrando protegerse.

- ¿Co-condenó? – Lexi miró a la mujer - ¿A qué te refieres?

Un rayo golpeó a las afueras del castillo.

- Le...xi...- Amelec tomó la mano de Lexi con sus pocas fuerzas. – Ella... no es su culpa...

La mujer en frente de ellos sabía perfectamente que esas últimas palabras eran para ella.

- Amelec – Pronunció Lexi su nombre al sentir que su mano empezaba a perder fuerza y calor. - ¡Amelec!

- Aún en tus últimos momentos te mantienes en esa posición. – La mujer se acercó a ellos.

- ¡Aléjate! – Lexi le exclamó mientras sostuvo firmemente en brazos a Amelec.

- Tranquila. – Levantó su mano apuntando a ellos. – Amelec, estamos en la misma situación ahora mismo. Te daré una oportunidad, pero también será tú castigo... una maldición.

Lexi vio como la mano de la mujer estaba rodeada de una especie de aura gris.

- ¡¿Qué demonios estás haciendo?! – Gritó Lexi asustada.

- Como dije Amelec, tendrás que proteger el bosque, remedirás tus errores en ello, no solo tú, esta será una maldición que trascenderá de generación en generación, para la eternidad.

Una corriente de aíre entró al castillo y empezó a rodear a la pareja. Lexi estaba tan asustada y aferrada a él.

- Tú corazón muestra algo de honestidad, por ello, la maldición podría cambiar, pero el tiempo lo decidirá.

Aquella corriente se distinguió por un color dorado, parecía trazar un camino para terminar chocando con Amelec quién reaccionó al instante.

- Por nada podrás dejar el bosque, tus intenciones serán descubiertas y siempre serás una bestia...– El rostro de la mujer cambió a uno más entristecido y sus últimas palabras fueron más para ella que para la pareja. – por favor... te lo encargo.

The Beast of Kingdom: Castillo/CastleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora