Capítulo 1

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- ¡Ileana, el desayuno! – Una voz femenina se escuchó por la casa, era la tía Hope.

Ileana se levantó de su cama. La luz que reflejaba la habitación era suficiente para hacer que el color gris de las paredes se iluminase. Ileana miró el reloj que estaba a un lado de ella.

Mierda, es tarde.

Después de maldecir, saltó de la cama y se dirigió a su armario. Tomó lo básico, blusa negra, pantalones ajustados y un par de tenis, se miró al espejo y recogió su cabello en un chongo rápido, algo desaliñado pero que se veía bien.

Rápidamente, bajó por las escaleras topándose con su tía, dándole un beso en la mejilla.

- ¡Buenos días! – dijo mientras se dirigía a la cocina.

- Buenos días querida. – Respondió la tía Hope.

- Hola papá. – Ileana se acercó a donde su padre estaba sentado y le dio un beso en la mejilla. -Buenos días.

-Buenos días hija. – La miró con una sonrisa. – ¿Otra vez te quedaste dormida?

- Sí – Respondió Ileana mientras servía una taza de café para su padre. – Creo que sonó la alarma y la apagué inconscientemente.

Su padre era un físico-biólogo, por lo general salía al bosque para ver anomalías ya sea del clima, suelo, vegetación, etcétera, muchos del pueblo lo conocían y le tenían apreció por la ayuda que les había dado a sus jardines o cultivos, otros preferían no involucrarse con él.

Aquel hombre de cabello grisáceo soltó una pequeña risa, marcando sus pequeñas arrugas.

- Igual a tú madre. – Ileana le entregó la taza de café. – Por eso no quería despertarte, viendo el parecido es mejor dejarte tranquila.

Aquel comentario logró sacarle una risa a Ileana.

- Si, bueno. – La chica tomó asiento para acompañar a su padre con un vaso de jugo y una galleta grande que preparó tía Hope. – Mamá no se preocupaba para ir a trabajar.

Prosiguió a darle una mordida a aquella galleta. Al mirar el reloj de la pared vio que ya era muy tarde. Le dio un último trago al jugo.

- ¡Ya me tengo que ir! – Se levantó y le dio un beso a su padre. – Por favor no olvides tú medicina.

- Te preocupas por mi aun cuando tú ni siquiera comes tu desayuno.

- ¡No lo olvides! – Dijo Ileana ya estando en la puerta principal de la casa mientras su tía le ayudaba con el abrigo color beige. - ¡Los quiero!

- ¡Ten un buen día Ileana! – Dijo la tía Hope antes de que cerrara la puerta.

El día era muy lindo, soleado y con una pequeña brisa, para ser otoño era sorpréndete que el sol fuese cálido. Mientras Ileana caminaba por el sendero para llegar al pueblo, veía como los árboles grandes que rodeaban la zona, se tornaban de un color rojizo.

Ileana y su padre se mudaron con su tía una vez que Ileana terminara la universidad. Decidieron que Lotius Pier era un lugar tranquilo para vivir. Para Ileana fue difícil tener que dejar a sus amigos de la ciudad y empezar de nuevo en un lugar completamente desconocido, pero quería saber más acerca de su madre.

De joven, su madre vivía en el pueblo con Hope, que en ese tiempo era su mejor amiga, quién diría que terminaría siendo su cuñada en un futuro. El padre de Ileana le contó que tuvieron problemas para tener un hijo, y cuando lo lograron, decidieron mudarse a la ciudad, pues al parecer Ileana no se encontraba con buena salud y necesitaba ciertos tratamientos que Lotius pier no podía ofrecer.

The Beast of Kingdom: Castillo/CastleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora