Confort [Kazufuyu]

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La imagen de portada es de @ 6_enjiro en Twitter, por si quieren ir a ver

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Habían pasado 12 años, se podría decir que lo había superado.

Sí, podría decirse, aún cuando inconscientemente aún sentía el vacío en su interior y ligeros sueños con rostros borrosos le recordaban aquellas escenas de alguien que una vez fue su todo. Reviviendo una y otra vez memorias. De ese alguien que hace tiempo ya no estaba.

Era triste, claro. Con el tiempo la cantidad de sueños y lágrimas habían reducido. Aún guardaba imágenes desgastadas para poder recordar su rostro. Para no olvidarlo. Aunque ya no doliera de la misma forma, aunque había decidido seguir con su vida, pensando en que él lo cuidaba y veía desde donde estuviera, no quería olvidar como una vez había lucido una de las personas que más influencia había tenido en su vida.

Chifuyu ya no se despertaba agitado, sudado y con abundantes lágrimas en los ojos cada vez que tenía una de esas noches donde soñaba con él, pero sí sentía un gran malestar de melancolía. Esa noche había tenido uno de esos sueños.

Se quedó un momento mirando fijamente el cielorraso de su habitación. Hacía un silencio mañanero bastante agradable, su habitación se iluminaba por una tenue y cálida luz que indicaba la hora del amanecer. Chifuyu cerró los ojos con lentitud y soltó un largo y pesado suspiro.

Aún veía en aquella oscuridad formada pequeños destellos del sueño que acababa de tener. Baji sonriéndole, hablándole, compartiendo momentos de cuando apenas y eran unos niños. Ya no era tan triste, simplemente dejó a su mente divagar.

Cuando estuvo a punto de caer de nuevo en un sueño, algo se estrelló fuertemente contra el lado izquierdo de su cara.

Abrió los ojos con confusión y se incorporó, tomando la almohada que lo había golpeado y buscando el culpable.

A un lado de su cama, en un futón desplegado en el suelo, Kazutora dormía hecho un desastre, con su cabello bicolor desparramado sobre las sábanas, boca entreabierta y posición fetal.

Chifuyu lo miró con una mueca y, aún con fuerza débil de alguien que acaba de despertar, tiró la almohada de vuelta. Kazutora soltó un quejido, abriendo uno de sus ojos con cuidado.

—¿No piensas apagar la alarma, Matsuno? Algunos aún intentamos seguir durmiendo —gruñó con voz ronca, casi en un murmuró inentendible.

Justo en ese momento Chifuyu cayó en cuenta de que había una alarma sonando en toda la habitación, causando eco. El pelinegro se llevó una mano al rostro, frotando sus ojos adormilados, y con la otra empezó a buscar su teléfono celular entre sus mantas. Apagó la alarma lo más rápido que pudo y se quedó en esa misma posición, sentado sobre su cama viendo con mirada perdida a algún punto fijo de su habitación.

¿Por qué estaba tan cansado? Ah, claro, Kazutora había entrado a su habitación en la madrugada preguntando si podía dormir con él.

Era algo recurrente, al parecer, a kazutora no le gustaba, o le costaba, dormir solo. Aunque a veces lo hacía, y tenía su propia habitación en aquél apartamento donde alguna vez había vivido Chifuyu solo, el que fuera a dormir en un futón a la habitación del antiguo rubio, ahora pelinegro, se había vuelto bastante común.

Al principio era todo extraño. Ni Kazutora ni Chifuyu estaban acostumbrados a la presencia del otro. Kazutora se movía con cierta desconfianza y se mantenía constantemente a la defensiva. Chifuyu, por su parte, no sabía cómo hacerlo sentir mucho más cómodo o siquiera cómo iniciar una simple conversación.

Chifuyu lo había planeado desde hace mucho tiempo. Si Baji se había sacrificado, no solo para la felicidad de sus amigos, sino también por kazutora en sí, y había prometido estar al lado de este aún cuando pasaran por un infierno, Chifuyu quería entenderlo, quería acompañar a kazutora, conocerlo y entender la forma en la que Baji lo veía.