II

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Era domingo nuevamente, y Jean se encontraba en la Iglesia

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Era domingo nuevamente, y Jean se encontraba en la Iglesia.

Busco con la mirada por todos lados  aquella muchacha que había visto la última vez. Pero no estaba.

Esperó unos minutos, y nada.

Finalmente se rindió. Jean suspiró y se dispuso a prestarle atención a la ceremonia, algo decepcionado.

Al cabo de unos minutos, sintió a alguien sentándose a su lado. Giro al ver y allí estaba. La misma chica.

La misa terminó, y Jean supo que era el momento perfecto para  establecer una conversación.

— Disculpa…— llamó la atención de la joven. Está, que estaba apuntó de irse, se giró.— Ayer se olvidó este libro…Supuse que era de usted.—

La chica lo vio con sorpresa.

— Oh, así es. Muchas gracias, lo he estado  buscándolo por todos lados. — agradeció con una sonrisa y el muchacho se la devolvió.

La chica se detuvo por un momento observandolo, como tratando de recordar si lo conocía.

— Es la primera vez que lo veo.— afirmó curiosa.

Jean se sorprendió. Esperaba que él empezará una conversación, pero se encontraba mudo.

— Soy nuevo aquí...— respondió — Me llamo Jean. Jean Kirschtein.— estiró su mano dispuesto a estrecharla.

— Pues, señor Kirschtein, es un placer conocerlo y bienvenido a este pequeño pueblo. Y gracias de nuevo, por el libro.—  agradeció mientras estrechaba su mano con la de el— Debo irme, espero que nos volvamos a ver en otra oportunidad. Tenga una linda tarde.—  giró dispuesta a irse.

— ¡Espera!—  la chica se giró— No me has dicho tu nombre..—

— Lo lamento— se avergonzó— Me llamo Audrey— y se fue.

Jean suspiró. También tenía un bonito nombre.

— Eres nuevo en el pueblo, ¿y ya te encuentras coqueteando?—  una voz interrumpió sus pensamientos. Jean se dio la vuelta, encontrándose con un muchacho.

— No te pongas celoso, Springer— dijo divertido y juntos salieron de la Iglesia.

—Vamos, cuéntame. ¿Quien era?— pregunto curioso el chico a su lado.

— No te diré. —

— ¡Oh vamos, Jean!— expreso molesto y le tiró una pequeña bola de nieve.

— ¿Que hacen ustedes ahí? Se morirán de frío— dijo una voz femenina.

— ¿Y tu? ¿Visitando a tu novio, Sasha?—  pregunto divertido Jean.

La muchacha se sonrojo y se acercó hacia el par con dos bolsas llenas de pan, recién salidos del horno.

— Ya les dije que Niccolo no es mí novio. —  reprochó.

—¿Y porque te regala cosas de su panadería? Es injusto.—

Connie Springer y Sasha Blouse eran los únicos amigos que tenía hasta el momento.

Jean se quejaba todo el tiempo de aquellos dos, eran una dupla con demasiada energía. Pero en el fondo, los quería y estaba agradecido de poder llamarlos 'amigos'.

Era pleno invierno, por lo cual todas las calles se encontraban repletas  de nieve. Los tres caminaban con cuidado, Sasha hablaba animadamente, Connie comía un pedazo de pan que había sacado de la bolsa de la muchacha y Jean la ayudaba a cargar las pesadas bolsas.

— Jean va a conseguir novia, Sasha. ¿No es eso triste? No va a tener tiempo para nosotros— cuestiono Connie.

— ¿En serio? Realmente no pierdes el tiempo Jean.— río — ¿De quien se trata?—

—No es mí novia y tampoco estoy en busca de una.— bufó— Se llama Audrey y la conocí en la Iglesia.—

— ¡Con razón estabas tan entusiasmado por asistir hoy! Tu madre estaba orgullosa pensando que habías elegido reconstruir tu relación con Dios.— río su amigo.— Ay "Jean-bo", ¿cómo pudiste mentir así? — sus dos amigos rieron ante la mención del apodo que su madre le había dado cuando era un niño y que en ciertas ocasiones, seguía llamándolo de ese modo.

— Espera, ¿Audrey? ¿Acaso hablas de Audrey Sinclair?— pregunto Sasha.

—Pues no lo sé…solo me dijo su nombre.—

—Es la única Audrey que conozco, vamos juntas a clases. ¡Es realmente agradable!— sonrió— Aunque…si tu plan es conquistarla… la tienes difícil.—

La curiosidad lo atrapó.

—¿Porque lo dices, Sasha?—

—Raramente suele salir de su casa, es muy amigable pero es algo reservada, me han dicho que tampoco tiene amigos. Dicen que se debe a su posición familiar....es la hija del Sacerdote. —

Mierda

Mierda

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𝗟𝗢𝗩𝗘 𝗦𝗧𝗢𝗥𝗬┃𝗃𝖾an kirschtein Donde viven las historias. Descúbrelo ahora