Extra

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Estamos en uno de esos meses de arduó recordar. Veamos un poco.

El sol de la mañana daba en mi rostro, como pequeñas hileras de plumas causandome cosquillas para despertar de mis recuerdos.

Con mucha pereza, me estire en la cama y quede viendo el techo un tiempo indeterminado. Escuche la puerta abrirse, mas no me gire a observar a mi invitado. Ya sabia quien era y estaba molesta con el.

Mis recuerdos, los cuales venian a mi en mis sueños como profecias inauditas ya ocurridas; se encontraban justo donde segun yo, el me traiciono con una tal Dougs, de la cual no se que paso con ella, y nadie me ha ayudado a indagar.

-Buenos días- se posiciono a los pies de la cama. No respondí, no iba a caer. -¿sigues molesta?

-Lo estare hasta estar segura que no me has engañado y yo no he sido tan ilusa como para perdonartelo- Respondí molesta, sentandome en la cama y clavando la vista en la ventana.

-Ya te dije, Yo.No.Te.He.Engañado.- aclaró pausando en cada palabra.

-Y yo no te creo.

Tomo mis pies y rapidamente me acerco a el, para tomarme y sentarme en sus piernas, prisionera de sus brazos, los cuales no querian soltarme.

-¡Sueltame!- reproche haciendo un puchero de enfado. Movi mi torso con brusquedad para soltarme, pero solo me gane un dolor de brazos despues de un rato.

-Dame un beso- pidio acercando su rostro. Me aleje y escondí mi cara en su cuello. -Sabes que eso no me molesta ¿Verdad?

-Tonto- murmure en su cuello haciendolo reír ante la vibración de mi voz y labios.

La puerta del cuarto fue abierta dejando ver Erick.

-¡Salvame!- le pedí cuando nuestros ojos conectaron.

Camino hasta Christopher y le susurro algo en el oído que lo hizo levantarse rapido y carcajear a Erick.

-¿Qué le dijiste?-Pregunte levantandome del suelo donde fui a parar cuando me solto.

-Que el doctor habia dicho que uno de los sintomas que tendrias seria vomito al despertar.

-¿No era cierto?- cuestiono Christopher molesto y yo aproveche para escapar del sitio.

Aun en mi linda pijama de Puka, y descalza, baje las escaleras con sumo cuidado. Para encontrarme al final a Luján quien me miro sonriente , sus dientes como diminutas perlas marinas brillaban ante las luces del día. Se me acerco y abrazó muy fuerte.

-¿Qué hacen aquí?- pregunte sabiendo que Joel siempre venia con ella; y como si lo hubiese invocado. Aparecio con sus rulos color canela cayendo en su frente y tomando a Lu de la cintura.

-Vinimos a visitarte- Respondio Joel.

Ellos se habian quedado a vivir en la casa de Atenas, mientras yo, al ser la Diosa Suprema. Vivo en el olimpo, junto a Erick y Christopher.

Erick vendria siendo una especie de perrito, despues de la batalla, (que por cierto no recuerdo) y que yo sali del hospital, el ya estaba hospedado en mi propiedad personal en las nubes del Olimpo.

-¿Y Christopher?

-¿El chico infiel?
-Respondi tosca. Sus miradas detectaron mi furia interior y terminaron de subir las escaleras a pasos precavidos, cuidandose de cualquier ataque de una serpiente mortal y dolida. En este caso, yo.

Seguí mi caminata para encontrarme con los negros e impotentes ojos de Zabdiel. Quien reposaba en una especie de burbuja que no dejaba que hubiera contacto con nada a su alrededor porque podria hacerlo cenizas, pero antes de eso hacerlo sufrir en agonia. Y era así, despues de todo ningun mortal debe estar en el Olimpo; aunque, nosotros habiamos encontrado esa burbuja para que el me visitara debes en cuando, ahorrandome la tarea de visitarlo yo.

-Aquí estas- Llego Christopher tomando mis piernas y alzandome en su hombro. Sin dejarme saludar a Zabdiel; quien solo nego divertido ante la situación. Como alguien a quien le cuentan un chiste muy malo, el cual olvidas por completo, hasta que años despues lo recuerdas y te das cuenta de lo ignorante de tu yo del pasado.

-¡Dejame bajar!- mi cerebro busco una buena groseria pero solo me salio: -¡Infiel!-

-Si me pagaran cada que me dices Infiel- Nego con la cabeza y exhalo frustrado.

-Ya eres millonario, solo serian unas monedas mas al monton- Le asegure y seguí pataleando, hasta que sentí una palmada en mi nalga derecha.

-¡Me nalgueaste!- Le reproche.

-¿Quieres que lo vuelva hacer?-

No lo veía, pero estaba segura que estaba enarcando una ceja.

-Ya, ya...Te creo, no me fuiste infiel con la tonta angel de infarto.

Me bajo y abrazo por la cintura, se acerco y me beso, suave, lento. Intimo.

Entonces nos separamos y le escupí en la cara para salir corriendo mientras el me perseguía.

Tres noches despues soñe los recuerdos donde se revelaba que el no se acosto con ella, tambien aparecio el recuerdo de yo condenandola a muerte.




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Notita de escritoraaaaa

Un extra porque si♥

¡Los amo ternuritas!

Besos

Bay

A.DV♥

Dios Griego ||C.V|| TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora