Dolce - Minwon

I.

Mingyu furfuruña en voz alta cuando un zumbido de su teléfono vibrando en el bolsillo de sus jeans perturba su alegre cena con la familia de su hermana. Es viernes y después de ganar un caso con el que ha estado trabajando por tres largos meses, Mingyu finalmente pudo tomarse una semana libre, pasando la mayor parte del tiempo relajándose en su cama grande y mullida o pasando el rato con Minseo y sus dos niños pequeños en el aparcar hasta última hora de la tarde, como hoy.

Y ahora, cuando acaba de sentarse a la mesa para comer la deliciosa comida que el esposo de su hermana les preparó, un idiota tenía que interferir en su cita con el pollo a la parrilla que huele tan celestial. Debería haber apagado su teléfono; maldice mentalmente su hábito de tener su celular encendido en todo momento por cuestiones de trabajo y luego hurga en su bolsillo delantero con ojos curiosos de los dos hijos de Minseo mirándolo.

Se forma un ceño fruncido en el rostro de Mingyu al ver la identificación del remitente.

El 'idiota' resulta ser Seungcheol, su amigo que es, casualmente, también uno de sus clientes más destacados. Incluso puedes decir que es algo así como su jefe. El dinero que le paga por ganar los casos es suficiente para darle ese título, después de todo. El bufete de abogados de Mingyu se ha ganado una gran reputación gracias a la generosa inversión de Seungcheol a lo largo de los años, por lo que ignorar al hombre ahora sería un poco grosero.

Pero al leer el contenido del mensaje, frunciendo el ceño cuando termina, Mingyu rápidamente se arrepiente de su cortesía hacia el hombre mayor.

[Viernes, 7:56 pm] Cheol:

Surgió algo urgente. Ven en 15 minutos a mi casa. No llegues tarde.

Es una orden.

Bien. Cuando Seungcheol lo pone así, no puede negarse. Mingyu suspira y se pone de pie, disculpándose con Minseo y su esposo con la promesa a los niños de que estará allí para su partido de béisbol el domingo. Su hermana le lanza una mirada llena de preocupación porque sabe que los mensajes tan tarde de Seungcheol no suelen ser una buena señal. Mingyu solo espera que no sea nada grave que termine con él en el hospital o en una bolsa para cadáveres. Con Seungcheol, nunca se sabe. La mierda puede pasar muy rápido y cuando menos te lo esperas.

"Ten cuidado", susurra Minseo preocupada mientras abraza el gran cuerpo de su hermano. Mingyu no puede prometer nada, pero asiente de todos modos, solo para tranquilizarla. Los niños se acercan apresuradamente a él para decirle adiós, el mayor de los dos le lanza a Mingyu una sonrisa brillante mientras que el más joven solo agita su pequeña mano tímidamente. Mingyu se agacha y los besa a ambos en la mejilla, luego, con un rápido giro, se escabulle hacia su auto. Minseo lo ve alejarse con una mirada preocupada.

Mingyu llega en un récord de diez minutos. Para su sorpresa, su amigo ya está esperando frente a las puertas de la desagradable mansión que posee. El pequeño maletín plateado apoyado contra su pierna capta la atención de Mingyu casi al instante, pero decide no decir nada a menos que se le solicite. Aparca su coche cerca de la acera y sale, dando grandes zancadas hacia su amigo de toda la vida, con la mano levantada en un rápido movimiento de la mano.

"Oye".

Lo primero que hace Seungcheol en lugar de un saludo, es oler sospechosamente la ajustada camisa negra de Mingyu. Toma una inhalación larga con el ceño fruncido y luego, después de unos pocos olfateos, se aleja con los labios fruncidos en un puchero.

"¿Cuánto bebiste?". Viene una pregunta y Mingyu tiene que abstenerse físicamente de poner los ojos en blanco.

Aquí vamos de nuevo.

"Solo dos latas de cerveza".

Seungcheol arquea una ceja. "¿En serio?".

"De verdad," asiente Mingyu. "Pero si es un problema, es mejor que te sientes al volante y me dejes relajarme en la comodidad de mi cama", se encoge de hombros con una sonrisa cansada. Al menos ese era su plan, después de devorar el delicioso pollo asado de Minhyun, por supuesto. Lástima que se canceló.