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—¿Qué tiene esa gelatina que hace que la quieras tanto? —pregunto con curiosidad

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—¿Qué tiene esa gelatina que hace que la quieras tanto? —pregunto con curiosidad.

Su semblante cambia y desvía la mirada hacia un punto fijo, como si estuviese reflexionando sobre algo profundo. Sus expresiones serias me hacen sentir que terminará diciéndome algo que me dejará pensando por el resto del día, pero lo descarto. Solo le pregunté por una simple gelatina.

—Es de frambuesa—se encoge de hombros mientras comienza a abrir el botecito que le di. Lo miro con aburrimiento, aunque él no pueda verme.

—Las gomitas de frambuesa son mejores—digo con la finalidad de molestarlo un poco, pero la cara que pone es de total confusión.

—¿Las gomitas de frambuesa? —repito—. ¿Las del paquete rosa? ¿En serio no las has probado? Las sacaron al mercado hace meses.

—Bueno, no es como que aquí las vendan.

Lo miro con confusión. ¿No escuchó que dije que las lanzaron hace meses? Debe notar mi cara de confusión porque vuelve a hablar.

—He estado aquí por más tiempo del que te imaginas.

—¿Mucho tiempo? —quiero saber. A veces no puedo controlar mi curiosidad.

—Las pláticas acabarán dentro de poco, así que... —veo cómo se dirige a la puerta de la habitación para evitar mi pregunta, por lo que decido no insistir.

—Espera —le detengo—. Yo... sé que soy una completa desconocida para ti y que toda esta situación es muy rara. De hecho, yo aún estoy algo confundida —comienzo a explicar—. Al principio, tampoco quería hablar con nadie sobre mí, pero sé que tampoco es bueno guardarse lo que sentimos—. Ethan solo me mira con atención, sin decir nada—. Así que, si sientes la necesidad de querer desahogarte y no quieres hablar, puedes escribirlo aquí —saco un cuaderno junto a un lápiz de mi mochila y se lo doy. Por suerte, se acerca a recibirlo—. Quiero que seas totalmente sincero cuando escribas. No lo leeré, así que no reprimas nada.

Observa el cuaderno con ambas manos y con una cuchara en la boca. No sé en qué momento volvió a comer la gelatina.

—¿Quieres que sea sincero contigo? —dice quitándose la cuchara para poder hablar.

Asiento frenéticamente con una sonrisa.

—Esto es absurdo—. Mi sonrisa se deforma.

—¿Qué decías de las pláticas? —digo saliendo del cuarto. Poco después, él también sale.

—Por mi parte, puedes preguntarme lo que quieras. Así nos conocemos mejor—. Digo mientras recorremos los pasillos, pero él solo me ignora—. Bueno, mi nombre es Evolet Brown...

—Creo que eso ya lo sé —interrumpe.

—Sí, claro—digo rápidamente, sintiéndome un poco tonta—. Bueno, yo entré al centro hace tres meses...

✨You Found Me✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora