Capítulo 38

928 120 67
                                    

Ambos jóvenes estaban sentados frente a frente, separados solamente por una mesa de madera tan sólida como el silencio que reinaba. Ninguno era capaz de mirar hacia el rostro directamente a el contrario, haciendo la situación aún más incómoda.

Un sollozo rompió el silencio entre ellos, Arlert levantó la mirada para encontrar a un Arthur a punto de quebrarse, sus ojos estaban cerrados con fuerza pero no evitaban que cayeran lágrimas se derramaran hacía el suelo al que su mirada estaba dirigida, mordía sus labios con fuerza ahogando los gemidos de tristeza que evocaba y sus puños sobre su regazo sé oprimian con tanta fuerza que incluso sus palancas podrían lastimarse.

La (C/c) estaba nerviosa, no sabía que hacer o decir en aquella situación, miraba sin saber y para colmarla en ese momento, Arthur comenzó a gritar.

— ¡Lo siento! ¡Lo siento tanto!

— ¡Arthur espera! ¿De qué te disculpas?

— ¡De todo! ¡Todo! — Él pelinaranja levantó su rostro, finalmente mirando los orbes (C/c) de la chica. — ¡Mentí diciendo que solo había jugado contigo! ¡Fue difícil! ¡Y mucho! ¡Pero ahora todo fue hechado por la borda! ¡No quería que te acercaras a mi por mi propio egoísmo! ¡No quería recordar! ¡No quería hacerlo!

— ¡Arthur! — Gritó finalmente la joven. — Tranquilízate y explícame que es lo que pasa. — Habló tomando una de sus manos, relajó su puño dejando ver unas pequeñas marcas, causadas por la fuerza de sus uñas clavadas en su piel.

El chico sonó su nariz e intentó calmarse, una vez su respiración estaba controlada, habló.

— Aquel día, la última vez que viste a Edward; El y mi hermano tenían una salida, cuando estaban por irse insistí en ir... — La contraria escuchaba con atención. — ¡Edward murió por mi culpa! ¡Yo lo maté! ¡Yo lo hize!

Flash back

— Arthur, ten cuidado, no juegues en la cera o te caerás. — Lo advirtió Kai mientras observaba como su hermano menor daba saltos.

— Déjalo Kai, es un niño, cuando se caiga ya no querrá hacerlo.

— ¿Lo dices por experiencia propia?

— ¿Eh? — Musitó, Ed había sido expuesto. — ¡Ay Arturito! ¿Qué quieres de la panadería! — Trató de disimular y Kai rió.

— Idiota. — Dijó entre risas.

— ¡Quiero una dona de chocolate!

— ¡Perfecto! ¡Yo también! ¿Tu Kai?

— No quiero nada en especial.

— Un pay de limón dice. — Habló Edward dejando avergonzado a su amigo.

— ¿Cómo sabes? — Preguntó Arthur. — El dijo que no quería nada.

— Tu hermano nunca dice lo que quiere decir. — Eso dejó más confundido al pequeño. — ¡Veras! Cuando estábamos en secundaria había una panadería justo al frente, solía ir muy seguido y siempre, sin falta, había un malhumorado pelinaranja comprando un pay de limón.

— ¿Y eso que tiene que ver con Kai?

— Olvídalo Arthur, ah mira, la panadería está ahí en frente.Dijó rendido mientras señalaba la tienda. Arthur ebozó una enorme sonrisa y se soltó del agarre de Ed, corriendo hacia la calle de forma brusca.

Edward salió tras de él, dónde en solamente un segundo, el color de la máquina pasó de un verde vivo a un rojo carmesí.
Asustado el pelinaranja menor paró de golpe, sin verlo cuando Edward estaba por tomar su mano, el esquivó provocando que el mayor terminará en medio del pavimento.

Un auto pasó a gran velocidad, arrollándolo sin previo aviso.

Todo en cuestión de segundos.

Kai gritó mientras Arthur se encontraba inmóvil, entre tanto Edward solo emitió unas palabras.

— Te mataré... — Pronunció débil.

Fin del flashback

— ¡Todo fue mi culpa! ¡Aquella vez todo fue mi culpa!

La (C/c) permanecía callada, sin saber que hacer o decir.
Arthur estaba por emitir otra palabra, sin embargo unos brazos cálidos lo rodearon. El permanecía quiero sin entender; cuando sintió una gota húmeda sobre su hombro, una tras otra terminando en un mar.

— Edward no diría algo como eso, yo sé que no lo haría pero... Pero lo único que es seguro es que no fue tu culpa Arthur, no lo fue.

Esas palabras, esas pocas palabras que solamente el chico había podido repetirse asimismo durante tanto tiempo, Kai todo el tiempo le recordó aquello sin dejarlo respirar, pero ahora, la persona más afectada, era quien lo había liberado, había perdonado el pecado con el que cargaba.

— Te aseguró que, Edward también te hubiera dicho que no fue tu culpa.

Lágrimas nuevamente se desparramaron por las mejillas de el joven, correspondiendo con fuerza el abrazo y ocultando su rostro llorando como solo un niño podría hacerlo.

Después de todo era eso, el niño que había cargado con aquella culpa, en vez de recibir un castigo, había resibido un abrazo.

Ahora sí estamos en la recta final juju~
Quiero leer sus teorías definitivas que serán resueltas en el próximo capítulo~

•Niño rico•|| Arthur y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora