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29› el sol y la luna.

— Sabes, es...triste.

Dijo la chica mientras el de cuencas tocaba su mejilla.

— pero así lo elegimos, es triste pero con tal de verte soy feliz.

Ella solo miro la mano que estaba en su mejilla y puso la suya ensima.

— pero...¿por qué no nos podemos quedar junto? En serio, podemos estar así durante años.

— si, sabiendo que traeremos la oscuridad en la tierra años. _____ ya habíamos hablado de esto. En realidad me gustaría pero no puedo dejar de girar al lado opuesto.

Le dió un pequeño beso en los labios a la chica para alejarse de ella, ella no quería pero sabía que no podía hacer nada más, el eclipse ya iba a terminar y tenían que volver a dónde debían.

El volvió a la luna, se sentó en una banca que estaba en ella mirando a la tierra, se sentía solo y aunque sus amigos quienes eran estrellas lo veían quería ver a _____ pero era imposible, vivía en un templo en el sol, aunque ella viniera a la luna le daría mucho frío y si el intentará ir al sol moría rostizado.

La desventaja de estar enamorado de lo que era casi un opuesto no era lo mejor. Aunque agradece la compañía de sus amigos.

En cambio la chica estaba sola en el sol, solo ella soportaba el calor del sol, entro al santuario de dolor dorado que estaba hirviendo pero para ella era como si un humano tocará una pared, a veces hasta se sentía fría, algo raro y poco lógico pero está acostumbrada al calor, uno muy fuerte. Cuando toca a Tom se siente cálido.

— otros años.

Ver a Tom era verlo en los eclipses algo muy poco raro de ver y aparte de eso solo lo veía unos minutos si no segundos, aunque peor es nada, como le gustaría verlo al menos una hora.

Se sentó en algo parecido a un trono y suspiro. Otra vez sola en el santuario.