Capítulo 3 ~OBLIGACIONES ~

10 2 0
                                    

Anastasia 

Salir del palacio es dar un respiro de vida, a menos si vas vigilada.  Aunque me las ingenio para escapar un rato de la mira de los demás.

—princesa, no debe salir así, parece una simple pueblerina. —mi nana sigue vistiéndome y alisando el vestido que esta más que arrugado de un color pálido y sin tantos detalles.

—ay nana, solo es para salir un momento, nada puede pasarme, regresare antes que den las 7 de la tarde, lo prometo.

Salgo a hurtadillas del palacio siendo precavida donde en todo el camino me fijo a cada nada para que nadie me note, camino por pastizales y sembradillos de trigo que brillan con el sol dejando una imagen digna de ser retratada <<es como el oro puro>> observo sintiendo el viento en el rostro disfrutando de mis momentos de libertad, respirando profundamente y exhalando el aire fresco que recibo.

En un par de minutos me encuentro a poca distancia del pueblo principal del reino, donde hoy efectivamente se festeja el primer día del festival más grande del reino en donde asisten personas de los alrededores para bailar y disfrutar de las atracciones.

Entrando se escucha la música y el bullicio de las personas que bailan sin cezar, los niños pintan murales en casas plasmando la insignia real del reino y las niñas danzas riendo y disfrutando con sus madres.

Soy libre, nadie se imagina que soy la princesa Anastasia...solo soy YO.

Me uno a ellos moviéndome a su par sin perder el paso, amo bailar y sentir la adrenalina en mí, sonrió y platico con las personas de mi alrededor. Si esto llega a oídos de mis padres estoy segura que los reyes me dan un castigo por un año.

—baila conmigo.

Un niño de apenas 4 años me invita a bailar y como negarme cuando me regala una sonrisa inocente.

Brincamos y giramos sin parar alrededor de los demás, el baile es rápido, disfruto tanto de momentos así que desearía que nunca se acabasen, quiero que ellos sean felices. Se siente bien disfrutar sin pensar en mis deberes.

Después de un rato paro a descansar sentándome sobre un banco alargado bebiendo un poco de licor sin pasar del límite, observo todo lo que hacen. El teatro del pueblo, el baile y los juego, la comida originaria del reino sin duda es la mejor. Un suspiro sale de mi sin previo aviso.

Este es mi reino y en mis venas corre sangre real de Clowrants ...y es mío.

Mas tarde después de observar un poco mas, tuve que regresar al palacio donde me encuentro en este momento, entrando a mi alcoba encuentro a...

—donde se supone que estabas metida, si el rey se llega a enterar de esto estoy segura que te echara del palacio por desobedecer su palabra. —me reprende la mujer que tengo de frente jaloneándome el brazo. —y estaré feliz de ver eso.

—no eres quien para dirigirte a mí de esa manera.

—soy la madre del futuro príncipe. —se jacta airosa.

—solo eres la concubina del rey, no pasaras de eso. Y ese bebé no nacerá ya que con una madre como usted estoy segura que el rey lo matará en cuento nazca.

En un parpadeo siento la palma de su mano chocando en mi mejilla.

—cómo te atreves a agredirme...!largo¡

—me reiré en tu cara cuando nombren a mi hijo heredero y rey de este reino mientras tu serás echada como un perro sarnoso.

Cierro la puerta estruendosamente en su cara cuando no soy capaz de soportar sus palabras a gritos. Solo espero que no arme un escandalo como la última vez, es lo último que necesito.

No entiendo por qué siempre viene a molestar ¿no tiene una vida?.

¿Será que a mi hermana le hace lo mismo?, seguramente no, ya que ella vive en otro palacio.

Suspiro cansada  de tanto drama, todavía no ha nacido ese bebé y ya lo esta condenando a una vida donde perderá su niñez como nos paso a mi hermana y a mí.

En todo caso no es asunto mío, que muera el que tenga que morir.

al amanecer siento como mueven las sanabas con las que me cubro.

—princesa despierte,  hoy tomara sus clases de baile, después de eso ira con la princesa Cristina a tomar sus clases habituales.

—odio ir a encerrarme a ese lugar solo para escuchar como debe comportarse una señorita.

—es su deber.

—lo se Mati, pero en verdad no quiero. Yo quiero ir con padre a aprender de él.

—eso solo se puede hacer cuando le ir toca visitarlo.

—que triste historia para una dama como yo. —digo con un deje de lastima.

—deje su drama.

Refunfuñando salgo de mi pieza para dejar que mi doncella me prepare para el día, a decir verdad, me gusta que ella me consienta.

Pensando en mis deberes, recuerdo que debo ir con mi padre, el siempre me recibe con gesto neutro, sin embargo, cuando se trata de sus princesas en peligro, hace todo lo posible por cuidarnos.

El Rey es estricto con su familia, sin excepciones, nadie pasa sus límites<<solo a veces>> muy en el fondo presiento que sabe de mis huidas clandestinas al pueblo y solo deja que me divierta. Por otro lado, la Reina madre siempre es mas expresiva en cuanto a sus sentimientos, ella nos recibe con amor cuando estamos a solas, en cuanto a estar en público está prohibido mostrar debilidad, sería como dar a conocer cual es tu talón de Aquiles...cualquiera podría matarnos solo por venganza.

—Anastasia, ¿Qué te trae tan pensativa?

—madre, disculpe, no es nada importante solo estaba divagando.

—sabes que puedes confiar en mí, escuche un cotilleo de mis doncellas diciendo que aquella mujer fue a gritar a tu alcoba.

—no fue nada, creo que es por su condición.

—deseo que" eso" no salga como su madre.

—o que no nazca—desayuno ligeramente pensativa mientras contesto, distraída digo las cosas como se me vienen a la mente.

—¿mm? La princesa tirana esta reluciendo— suelta una carcajada que me saca una sonrisa tímida.

Madre tiene una personalidad alegre, frágil por fuera y una guerrera por dentro, cualquiera pensará que puede dañarla y en cuanto la conocen es como un león en guerra, siempre protegiendo a los suyos.

Desayunamos tranquilas, después de un rato paso a mis clases de baile que transcurrieron rápidamente y por último me dirigí al palacio de mi hermana Cristina, la princesa mayor.

—llegas tarde— me espera en la entrada del palacio.

—un minuto de diferencia—miro mi reloj de mano—perdone la tardanza Milady.

—entra que tengo afán.

—¿a que se debe?—indago.

—¿no te avisaron?

—sabes que siempre me entero a última hora.

—hoy en la noche habrá una cena en el palacio real, donde asistirá el ducado y hombres de familias nobles.

—ojalá no pase.

—también lo deseo. Padre pidió que pase a saludar, menciono tu nombre, pero no dijo más.

—supongo que tendré que disfrazarme.

—¿huh?

—para que nadie me note, así pasare desapercibida. Tanta belleza en nosotras cansa y lo sabes.

—para con tu vanidad, con tu personalidad basta para ahuyentarlos.

—es que ni tu, ni yo queremos a un esposo interesado.

—en efecto, mejor entremos a clases, estoy segura que Sir hugles nos matara si llegamos tarde.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 08, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Príncipe insurgenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora