Capítulo 1

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—¡¿Se puede saber porque nunca nos contaste que tenías un hermano mayor?! —Mack como siempre ejerciendo su labor de señora cotilla.

—Tampoco es que sea algo tan importante, él tiene su vida en la otra punta del país y yo la mía aquí con vosotros —Abby se encogió de hombros mientras seguía conduciendo.

—¿Tienes un hermano mayor que probablemente sea  un dios griego y dices que no es importante?

—Mack deja el drama —le dice Finn desde el asiento de atrás.

Todos nos reímos menos Mack que continuaba con la ronda de preguntas a Abby sobre su hermano.

Mack hablaba mucho, muchísimo... No en este preciso momento–que también— sino siempre. Siempre tiene algo nuevo que contar o algo que opinar.

—Pero dime algo porfa Abby–dice Mack enfurruñada mientras se apartaba la melena de su cara.

–No pongas tanto esa cara sino quieres arrugas a los 30–suelta Finn como si nada. Mack se voltea y le saca el dedo del medio.

–Ay rubia pregúntale a Haley que ella también lo conoce y déjame conducir que no quiero que acabemos contra un poste.

Mack se gira de nuevo y abre tanto los ojos que hubiera pensado que se le iban a salir.

–¿LO CONOCES?

El grito de nuestra amiga fue tal que hizo que Nicole se revolviera en su asiento y abriera un poco los ojos, pero no pasó ni medio segundo y continuó durmiendo.

–Mack que no es Beyoncé, relájate–Finn tenía razón.

Mack seguía con la cabeza mirando para los asientos de atrás mientras esperaba ansiosa una respuesta.

—Bueno... —hice una mueca— Era pequeña —reí y me encogí de hombros, pero como no, Mack quería saber más.

—¿Y cómo es? ¿Es moreno? Ojalá sea moreno ¡Me encantan los morenos! —Mack solo suspiraba y nosotros la observábamos sin entender nada— Dime que tiene los ojos verdes. Moreno y ojos verdes ¡Ojalá!

—Mack, lo vi hace cinco o seis años ¡No me acuerdo de nada! —Todos nos reímos excepto Mack que seguía en las nubes.

No hacía falta mencionar quien era la donjuán del grupo. Ligona por excelencia, esa era nuestra amiga, coquetea hasta con las piedras.

Típico de Libra.

Y lo peor es que es verdad. Es libra.

—Abby, es tu hermano ¡Dinos como es! —Mack cada segundo que pasaba estaba más emocionada y Abby tan solo negaba con la cabeza.

—Mackenzie ¿No puedes aguantar dos horas más y lo compruebas por ti misma?

Finn la interrumpió y todos le dimos las gracias con la mirada, si pasaba más tiempo escuchando los gritos de Mack acabaría ahogándome con la botella de agua.

El tiempo se pasó más rápido de lo que esperaba. Con las ventanillas del coche bajadas, el viento en la cara, y la radio sonando a un volumen mayor de lo habitual, los cinco cantábamos a viva voz, o mejor dicho arruinábamos, cada canción que sonaba. Eran algo más de las siete y habíamos dejado la autopista atrás para adentrarnos en la propia ciudad y no recordaba lo bonita que era.

La gente yendo a la playa con sus amigos mientras otra volvía, los bares y restaurantes llenos y los numerosos puestos playeros situados en el paseo.

—Que alguien despierte a Nicole que ya estamos llegando —pronunció Abby.

—¿Cómo es posible que lleve durmiendo todo el camino con todo el ruido que estuvimos haciendo?

Noches en MalibúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora