Capítulo único

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Una de las cosas que no le gustaban eran los libros de misterio, eran muy fáciles y tontos, siempre lo dijo así. Por lo que sus compañeros de la agencia se estarían sorprendiendo ahora mismo al verlo leer un libro.

Aunque para Ranpo no era una sorpresa, tenía varios en un estante cerca de su cama.

No, leer no era uno de sus pasatiempos.

¿Pero quién podía negarse cuando el clima estaba tan perfecto para hacerlo?

En aquello estaba de acuerdo con Poe, que una bebida caliente y el ruido de la lluvia nocturna era el escenario perfecto para leer.

Sentado al lado de la ventana, mirando de vez en cuando la lluvia pasar frente a uno de los faroles y escuchando el ruido de los autos pasando por las calles levemente cubiertas de agua, junto con el continuo sonido del agua cayendo de a gotas sobre los techos. Aquello era un momento demasiado tranquilo.

Demasiado tranquilo y nostálgico.

El olor a cigarrillo junto con los pasos de cierta persona se hicieron presentes, volvió su mirada al libro al sentir como aquel pelirrojo apoyaba sus brazos en el respaldo del sillón, justo detrás de Ranpo.

─Parece que la lluvia no piensa parar.

Un asentimiento silencioso fue lo que obtuvo del detective. Chuuya se inclino hacia delante para observar por encima del hombro del mayor aquel libro que leía.

Silencio.

Un silencio cómodo, interrumpido solamente por el continuo sonido de la lluvia.

Quedaron así por varios minutos, disfrutando de la compañía del otro en aquella fresca noche de otoño, mientras el tiempo transcurría de forma más lenta solo para ellos.

─No pareces muy alegre, ¿Sucedió algo?

Ranpo miro de reojo a Chuuya, luego siguió con su lectura. Nakahara observo cómo los ojos esmeraldas del contrario tenían un leve brillo de tristeza.

─Solo estoy recordando cosas, nada grave─cambio de página, echando una mirada rápida hacia la ventana.

─¿Puedo saber que era lo que recordabas?─Chuuya no era alguien insistente, prefería guardar silencio si notaba que alguien no quería decir algo. Pero en aquellos momentos sintió curiosidad ante el comentario de su pareja.

La mirada de Ranpo volvió hacia la ventana, examinando cada uno de los detalles que habían allá fuera. Los ojos zafiro imitaron aquella acción sin razón alguna.

Aunque el tonto pensamiento de que era lindo el estar viendo lo mismo le hizo sonreír.

Sus pensamientos fueron cortados cuando vio como Ranpo palmeaba el lugar al lado suyo, indicando que podía sentarse. Obedeció a lo dicho.

Silencio entre ellos nuevamente, el ruido de la lluvia envolviendo todo de forma cálida.

─Cuando era pequeño─empezó el peli negro─mi madre solía leerme cuentos los días de lluvia, como compensación a no poder salir a jugar.

Chuuya se quedó mirando a su pareja, dándole a entender que tenía su total atención.

─A veces papá solía unirse a nosotros, arruinando la historia a la mitad al decir que cierto dato no tenía sentido y dando una explicación sobre ello, mamá se enfurecia─Ranpo soltó una risa suave, recordando aquello.

Chuuya amo aquella risa.

─¿Y qué más hacían?─preguntó con verdadero interés mientras apoyaba su cabeza en el hombro de Ranpo.

Edogawa entrecerró los ojos, intentando recordar mejor.

─A veces... A veces papá se ponía a hacer galletas, aunque no era el que cocinaba en la casa era un experto en la cocina, le salían deliciosas y mamá solía enojarse cuando yo decía que eran mejores que las de ella.

Esta vez ambos rieron.

─Suena a algo que nos podría pasar─Chuuya tomo la mano de Ranpo, quien no se opuso a ello.

─Es probable...─dijo sin quitar la vista de la ventana, esta vez el brillo de tristeza era más notable.

Ninguno hizo un comentario al respecto, tan solo pensaban silenciosamente en las situaciones ocurridas.

Chuuya sabía que no podía entender completamente el dolor de Ranpo ante la perdida de sus padres, a pesar de que también los tuvo no recuerda algo de aquello, esos recuerdos estaban extintos en su interior.

Ranpo entendía que Chuuya no pudiera entenderlo y agradecía el hecho de que simplemente lo acompañara.

─Fue hace mucho, 12 años... El tiempo paso realmente rápido...

Chuuya asintió.

─¿Se verá igual para nosotros cuando formemos una familia?

Ranpo no mostró sorpresa, tampoco emoción. Aquel detective podría ser un genio en hacer pasar desapercibidas sus emociones.

Pero el hecho de que entrelazara sus dedos con los del pelirrojo le demostró que aquel comentario le encantó, incluso llegó a ponerle nervioso.

─Puede que sí, lo sabremos una vez que lo hagamos.

Chuuya sonrió, acariciando los dedos contrarios con los propios.

─Tendras que leerles cuentos a nuestros niños. Pero, hasta entonces, ¿Puedes leerme a mi un poco?

Ranpo soltó una risa tímida, desviando la vista de la ventana.

─No soy bueno leyendo en voz alta, preferiría que tú me leyeras a mí.

Era tan difícil ver al gran detective avergonzado por algo que no solía hacer, Chuuya era de los pocos que lograba provocar aquello.

─Quiero que tú me leas a mí, debes ir practicando para dentro de unos años.

Ambos se miraron, se dedicaron una sonrisa y finalmente Ranpo accedió.

Nuevamente el silencio interrumpió el lugar por unos minutos, hasta que no solo fue interrumpido por la lluvia, si no también por la voz de uno de los presentes relatando las frases de aquel libro que tenía en sus manos.

Una de las cosas que no le gustaban a Edogawa Ranpo eran los libros de misterio, siempre lo dijo así.

Pero, ¿Quién podría negarse a leer uno cuando la lluvia era tan tranquila y estaba acompañado de la persona que amaba, tomando su mano y provocando sus sonrisas?

Quizá, de aquella forma, podría comenzar a amar leer aquellas historias que tenía guardadas.

Los ojos esmeraldas se encontraban mirando el texto y los ojos de color cielo miraban a la persona que leía.

Lluvia, bebida caliente, un buen libro y dos enamorados.

¿Qué mejor escenario para una historia podría existir?

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⏰ Última actualización: Sep 08, 2021 ⏰

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