▸ 𖥻 𝗛𝗘𝗔𝗧𝗛𝗘𝗥 ˑ 𖦹
━━ 𝘣𝘰𝘬𝘶 𝘯𝘰 𝘩𝘦𝘳𝘰 𝘢𝘤𝘢𝘥𝘦𝘮𝘪𝘢.
Describir con palabras
la perfecta armonía que existe
entre tu ser y tu inaudita belleza
es caer en contradicción con aquello
que es ind...
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Lunes, 10 de diciembre.
La clase A se encontraba entrenando junto con Ectoplasm para mejorar sus particularidades. Así que, por todo el lugar, había hielo, vómito, bolas pegajosas, sangre derramada y una que otra espada. Lo normal.
Por otro lado, estaba un rubio cenizo observando la nada. Por segunda vez, no podía prestar atención en una clase importante debido a un maldito peliblanco que ya ni siquiera lo tomaba en cuenta.
Repentinamente, sintió cómo algo lo empujaba con fuerza hasta estrellarlo contra la pared del gimnasio Gamma. El rayo láser de Aoyama lo había golpeado accidentalmente, y por estar distraído, no pudo esquivarlo.
Pronto, su cuerpo cayó al frío suelo. Algunos de sus compañeros se acercaron para confirmar si estaba bien, mientras que otros simplemente observaban desde sus lugares de entrenamiento. Era el maldito centro de atención.
Nadie dijo nada, solo esperaban a que su compañero se levantara para confirmar su estado. Katsuki levantó la cabeza y miró detenidamente a los demás, esperando ver a Naoki entre ellos, pero no... no estaba ahí.
—¿Estás bien, Bakugou-san? —Uraraka fue la que se armó de valor y le extendió la mano para ayudarlo a levantarse.
El ojirrojo la miró; se notaba que tenía miedo, pero también preocupación.
"Ella es un ángel... Pero, de nuevo... tal vez desearía que ella estuviera muerta..."
—Tsk... —se levantó sin tomar la mano de su compañera y caminó hacia la salida del gimnasio. La clase ya había terminado...
El Bakusquad observó a su amigo irse. ¿Acaso estaba... decaído?
Pasaron las horas y finalmente era momento de volver a los dormitorios. Katsuki estaba cansado; no tenía ánimos para hablar con nadie.
—¡Katsuki! —escuchó detrás de él.
Estaba regresando a los dormitorios solo, acompañado únicamente por su música. Quería llegar a su habitación y tratar de dormir, solo eso.
En una pausa de la canción, pudo escuchar perfectamente la voz de Naoki a sus espaldas. Se heló por completo; no pensaba que lo estuviera buscando.
—Katsuki... —Naoki estaba a su lado, tocándole el hombro.
Katsuki se quitó los auriculares y los guardó. Naoki por fin tenía tiempo para él, y eso le gustaba.
—¿Qué quieres?
Pero, aunque le gustara, mantendría su actitud.
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