— Yeonjun, acompáñame por un batido. Yo invito — habló Soobin quitándose el audífono.
— O-oh, claro....
Se levantaron y empezaron a caminar por el parque hasta el café, el camino fue silencioso pero cómodo. Ambos morían por agarrar la mano del otro.
Fue Yeonjun quien tomó la iniciativa y agarró la grande mano de Soobin con la excusa de que iban a cruzar la acera y tenía miedo de quedarse atrás y sufrir un accidente. Sus manos encajaban tan bien, la grande de Soobin ocultaba toda la pequeña mano de Yeonjun.
Yeonjun se abrazo a su largo brazo cerrando sus ojos y disfrutando de su compañía.
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Llegaron al café cuando la lluvia se detuvo dejando el paso al sol que era bloqueado por pequeñas nubes que no tapaban su luz, la brisa seguía siendo fría por lo que muchos establecimientos seguían con la calefacción.
Soobin dejó ambas sombrillas en el sitio del lugar, entró junto a Yeonjun y ordenaron los batidos.
Yeonjun ordenó uno de fresa y Soobin uno de chocolate.
Empezaron a platicar con la tranquila música de Jazz que salía de las bocinas de la cafetería.
[•••]
Terminaron y Soobin pagó por ambos, salieron con sus sombrillas y empezaron a caminar hacía el edificio donde el rubio vivía, pasaron por una pequeña pero bonita florería con muchas flores afuera como decoración.
Montones de ramos y macetas se podían ver desde el ventanal que dejaba ver el interior del local.
Por la mente de Soobin cruzó una gran idea.
— Yeonjun, quédate aquí un momento, ¿si? Vengo rápido.
Yeonjun solo asintió y se quedó parado en la acera viendo a Soobin entrar al local y hablar con la señora que atendía en la caja, Soobin señaló un gran ramo de rosas rojas que estaban dentro de un papel blanco enrollado con un listón rojo también.
Pagó y salió con aquel ramo, las rosas se veían muy bien cuidadas, el color era brillante y resaltaba mucho, el listón rojo era de un rojo bibrante.
Supuso que era para aquella chica, hasta que Soobin le ofreció el gran ramo.
— Ten, es para ti — Soobin le estaba extendiendo el gran ramo, tenía una sonrisa plasmada en su rostro.
Yeonjun aceptó el regalo gustoso, veía con admiración cada una de las rosas y las olió bajo la atenta y brillante mirada de Soobin.
Olían bastante bien y pudo percibir levemente el olor de la colonia de Soobin, abrazó el brazo de Soobin y se recostó sobre su hombro empezando a caminar junto a Soobin en camino a su departamento.
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Epaaaa
Ando en clase así q esto lo hice asap
Lamento no haber actualizado ayer, estarémásatenta a los tiempos
