Era un lindo fin de semana, hacía algo de frío pero eso no quitaba que fuera bastante bonito y Yeonjun aprovechó para salir a caminar un poco.
Tomó las llaves del apartamento y su celular, su billetera y salió sin una dirección definida pero se dejaría llevar por sus pies por las calles de Seoul.
Llegó a la salida del edificio y miró adelante, el pequeño parque que estaba cerca se encontraba algo solo y Yeonjun no dudo en empezar a caminar por ahí para matar el tiempo y su aburrimiento.
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Yeonjun llevaba poco más de 15 minutos caminando y aún así no se había alejado mucho de los edificios que ya conocía que estaban a menos de 5 minutos cerca del suyo.
Veía a su alrededor buscando algo que llamará su atención, hasta que encontró algo que lo destrozó sin saber que lo haría.
El enfermero Choi caminando de la mano de una chica bastante linda, estaba bien vestida y maquillada, su sonrisa era bastante linda y radiante al igual que su risa.
Soobin se veía bastante feliz con ella y viceversa, se veían perfectos, sus manos encajaban casi perfectamente con la del otro y fue lo que terminó creando un huracán de sentimientos dentro de un Yeonjun inmóvil.
Parecía que para Soobin no existía nada ni nadie más en ese momento, solo caminaba junto a la bella chica y sonreía para ella, no despegaba sus ojos de su femenina figura.
Se veían perfectos, sus alturas eran muy buenas para que ella se recargará en su pecho sin problema, sus manos estaban casi echas para las del otro, vestían con ropas algo similares y Yeonjun juro jamas haber visto algo así de perfecto en su vida además del enfermero que al parecer ya estaba ocupado por alguien más.
Un amargo dolor invadió su pecho que hizo acelerar sus latidos, no se dio cuenta que había empezado a llorar hasta que sintió como una lágrima caía por su mejilla hasta llegar a su barbilla.
La limpió bruscamente y salió corriendo por la dirección en la que llegó hasta esa escena que en el transcurso deseo jamás apreciar.
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