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-No puede ser, tu no eres el ¡Lárgate!- gritaba el pequeño kwami desesperado intentando alejarse de aquella figura tenebrosa con la apariencia de su portador mientras se cubría sus orejitas con sus pequeñas patas para intentar no escucharlo, cosa que no lograba por la manera tan elevada en que esa cosa hablaba y el escalofriante eco que el lugar proporcionaba.

-Observa las consecuencias de tus actos Plaga, nunca estuviste para darme un consejo, siempre te alejabas en los momentos en los que mas necesite un amigo, me fallaste, siempre has sido un egoísta y un cobarde- dijo acercándose intentando tomar al kwami con una mano.

El kwami solo podía cerrar los ojos evitando las lagrimas, era la voz de su chico, cada palabra se sentían como mil agujas siendo clavadas en si interior, voló intentando alejarse de esa cosa, convencerse de que no era real, Adrien aun necesitaba su ayuda.

-¡Mientes! ¡Cállate!- dijo tapándose las orejas intentando no escuchar nada.

-¡Me has fallado! ¡Le has fallado a todos! ¡Eres un monstruo! ¿Tienes idea de todo el mal que has causado? ¡No deberías existir!- grito esa imagen del modelo con una expresión enojada.

-¡Adrien nunca diría eso! ¡Yo lo quiero y se que el me quiere a mi!- grito Plaga repitiéndoselo mentalmente.

-Sabes que es mentira, le has fallado a todos Plaga, ríndete, el mundo no necesita mas tragedias- dijo extendiendo su mano para que el kwami se entregue.

El ser la destrucción lo volteo a ver y pensó por un momento ¿En verdad ocasiono tantas desgracias? Por supuesto, el mundo obviamente estaría mejor sin la personificación de la destrucción y el caos.

Se acerco lentamente, no tenia sentido seguir peleando, todo lo que ha pasado era su culpa, nunca fue un buen kwami para Adrien, seguramente el hubiera estado mejor con alguien mas, solo trae problemas a sus portadores, siempre ha sido asi.

Estaba por posarse sobre la mano de esa extraña sobra cuando un recuerdo vino a su mente, tantas veces que toco el piano con el chico para que no se sintiera solo, cuantas veces tuvo que consolarlo en las ultimas semanas porque el se sentía desplazado por su compañera, cuando le prometió estar ahí en todo momento de su vida, no importaba si Paris ya no necesitaba a Chat noir, el siempre estaría con el chico.

Cerro los ojos, con su patita se limpio las lagrimas y levanto la cabeza retando a la sombra que solo levanto una ceja expectante.

-Me temo que eso no va a pasar, el mundo aun necesita mi encanto- dijo con una sonrisa repleta de arrogancia, voló a toda velocidad gritando, esas cosas no impedirían que llegara con el chico, definitivamente Adrien merece algo mejor que el, pero en ese momento, el es todo lo que tiene, y no volverá a fallarle.

Atravesó la figura del chico, perforando una parte de su abdomen para que después se desvaneciera dejando un rastro de humo negro que en instantes se fue, volteo a los lados, viéndose rodeado de muchas mas sobras listas para atacar, pero el ya no tenia miedo, tenia algo por lo que luchar y si ellos no se quitaban de su camino los iba a quitar.

-¿Quien sigue?- pregunto burlo viendo como todos estos enemigos se lanzaban para atacarlo y el hizo lo mismo, esas cosas conocerían todo el poder contenido de la destrucción.

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El villano tomo a la reportera por el cuello, la cargo hasta quedar al lado de una columna, viéndola con odio, ella era la causa de todo el daño que el había sufrido, de todo el daño que su amada tuvo que soportar.

La chica sentía un miedo horrible, por el fuerte agarre se comenzaba a asfixiar, sentía como el oxigeno no llegaba a su cabeza y seguramente no duraría mas de un par de minutos antes de caer inconsciente, lagrimas caían por su ya maltratado rostro, la sensación de impotencia mas grande de su vida, por mas que intentara hacerle daño al chico para que la dejara respirar este no aflojaba su agarre.

Es tu culpaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora