1. ¿Quién es la víctima aquí?

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Sukuna había adquirido un nuevo hábito; cada noche luego de su jornada de trabajo se encaminaba a algún bar de mala muerte que estuviera situado en algún barrio de clase media.

Dentro del bar identificaba a su víctima y esperaba a que la soledad de la noche tomase su lugar para así bajo el manto protector de la noche pudiera hacer de las suyas.

Y aunque no lograba conseguir mucho (dado a qué las personas que asistían a malgastar su tiempo en los bares eran aquellas que estaban a días de morir), para él era como una ganancia "extra" que le ayudaba con algunos gastos.

Esa noche era como cualquier otra; hombres borrachos por doquier y mujeres haciendo invitaciones indecentes por unas cuantas míseras horas.

Su nueva víctima nocturna era un jovencito aparentemente de su misma edad, de piel pálida y sin mucho músculo aparente. Poseía una inconfundible cabellera azabache mas negra que la noche misma.

Lo había visto cada noche desde que empezó a "cazar" por allí. El joven se había aparecido en cada bar al que iba y ya se había hartado de eso, esa misma noche podría fin a esa incómoda molestia.

Lo estuvo vigilando y a eso de las dos de la madrugada aquel joven azabache por fin salió del establecimiento y Sukuna no desaprovechó la oportunidad.

El joven tomó un callejón alargado y solitario que Sukuna había estudiado bien con anterioridad. Era la ocasión perfecta, tanto que le dió mala espina...

-Así que piensas tomarme como tú próxima víctima.- afirmó aquel chico mientras se detenía espaldas en medio del callejón.

El azabache se había dado cuenta de su presencia, cosa que sorprendió a Sukuna pues nunca antes había sido descubierto.

En su rostro se alargó una sonrisa sardónica y en sus ojos brilló la impresión por aquel chico tan peculiar.

-Qué comes, qué adivinas.- respondió burlesco mientras se acercaba a paso lento hacía él.

Entonces lo vió darse vuelta y regalarle una mirada tan aburrida que le causó molestia. En sus ojos se reflejaba un pequeño destello de la luna que le permitía admirar el mar atrapado en ellos.

-¿Por qué haces estas cosas?.- le cuestionó con rechazo -¿Tanto te cuesta trabajar para, literalmente ganarte la vida?.- el cabello azabache del chico bailaba desordenado gracias a la fría brisa de la noche, ganándose a cambio la atención del acechador.

Lo que dijo hizo arrancar una risa fingida de la boca de Sukuna que contrastaba con su gélida mirada.

-Ja, como si no supieras.- respondió el pelirosa con astío -Muchas personas están muriendo por la estafa que sufrimos a causa de los pagos.

Eso llamo la atención del chico, quién abrió de más sus bonitos ojos y movió sus pestañas con confusión.

-¿A qué te refieres con "estafa"?.- cuestionó con una seriedad que impresionó a Sukuna.

«¡Pero dónde rayos vive esté tipo! ¿Bajo una roca?»

Se aguantó las ganas de darle un puñetazo y obligarlo a mostrar algo más que una expresión tan simple y estoica; sin embargo, no pudo evitar que sus manos se hicieran puño.

-Cómo que a qué me refiero, idiota.- habló entre dientes mostrando la molestia ocasionada -No te hagas el tonto. Te he visto en todos los bares que visito, imagino que tú al igual que yo has de trabajar como un burro.

El chico no respondió, logrando así, sumirse en una batalla de miradas en las que el azabache alzó aún más la quijada, mostrando que no le temía.

-¿Y qué? ¿Vas a matarme entonces?.- le retó mientras se cruzaba de brazos.

𝐋𝐚𝐝𝐫𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐓𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 •|𝐒𝐮𝐤𝐮𝐅𝐮𝐬𝐡𝐢|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora