Pequeña de gran corazón

8 1 0
                                    


Pequeña:

Quizás no te consideres una musa. Y a decir verdad yo tampoco creo que lo seas del todo, porque musas normalmente se nombra a aquellas que inspiran al artista y no se llevan más que un par de líneas rancias de agradecimiento y en ocasiones mucho alguno que otro articulo  en la  web sobre su vida en dónde se destacan sólo las cosas que ellas (Y ellos y elles también) hicieron por el proceso creativo de algún señor.  Así que tenemos varios problemas.  En primer lugar es que tu no hiciste nada por mi. Todo lo que haz hecho es para ti y sentirme aludida fue mi propio inconveniente. En segundo sitio, no te voy a agradecer. Porque aunque te respeto, no te he perdonado aún y las heridas de muerte no se agradecen hasta estar curadas. Y por último, yo no soy ningún señor elegante del que escribirán artículos otros señores elegantes con el afán de sobarse las espaldas. 

Pero si no eres mi musa, ¿Cómo debería llamarte entonces? Verás hace meses que no puedo dejar de pensar en ti. En que si los hubieras existiesen, a lo mejor y seguirías en mi vida desordenando mis cabellos de vez en vez. Que si las cosas no fueran como ahora, pudiste ser tú. No lo sé, pequeña. No sé porque insisto en rebuscar en esta tumba restos de lo que yo creo que fue amor. 

Me descubrí pensando en esa carta que escribiste y que jamás llegue a escuchar. No sé porque llorabas, pero no me puedo quitar la sensación de que debí guardarla en mi memoria con candado. Me arrepiento.

Me arrepiento.

¡Ay ,mi  pequeña!  Si supieras de todo lo que me arrepiento. 

¿Sabías que tu nombre significa "pequeña de gran corazón"? No sé si concuerdo. Para mi eras más como un ligero terremoto, de esos que te tumban bardas y postes de electricidad. No recuerdo tu cariño. No recuerdo si alguna vez me dijiste te quiero. Sólo tu indiferencia. No recuerdo el tacto de tu mano...¿Alguna vez la tomé? Podría asegurar que sí. Pero ya no lo recuerdo. Pequeña, ya no te recuerdo. 

Viendo las cosas con la luz de la madurez, se que me equivoqué aquella vez. Porque lo hice con toda la intención de herirte. Te dije cosas que sabía que te iban a lastimar. 

Aquella vez que te pedí disculpas, realmente creí que quedaríamos bien. Ahora no puedo evitar reír de la vergüenza. No soy alguien que desees recuperar. Y aunque digo que lo entiendo, sigue doliendo igual. Me equivoqué. Y me arrepiento. Pero discúlpame de nuevo, pero no puedo vivir a tus pies, esperando que me hables para pedirme algún favor vano, ni mandándote mensajes que no vas a contestar. 

Ya no somo las niñas de catorce años que querían vivir juntas, ya no soy la niña que te lloró tres mares.  Y aunque te mentiría si te dijera que ya mi corazón no palpita al ver tu foto, o que a mis entrañas se las traga un agujero cuando te veo con él, si me dieran a elegir mi pequeña, ya no te escojo a ti.

                                                                                                                                    -Sam.

Cartas a los no amores de mi vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora