Advertencia
En este capítulo hay una mención superficial a abuso s3xU4L. Si es un tema delicado para ti, puedes saltarlo.
Te quiero mucho. No es tu culpa.
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Para todo quién lo necesite:
En las películas, los libros y las canciones, nos ha asechado un lobo con piel de oveja. Que nos hace creer que quien merece nuestro amor es aquel que más sufre para conseguirlo. El mártir, el bueno, el tímido que siempre está detrás nuestro a la espera de una oportunidad para demostrarnos todo el amor que es capaz de dar.
Usualmente se verá como tu mejor amigo, o la chica nueva de la clase. Esos que se sientan en la parte de atrás encerrados en sus dibujos, sus libros, su música o sus comics. Los que te escuchan hablar atentos y te cargan el bolso escaleras abajo. Los que te llevan flores y chocolates el catorce de febrero. Los que recuerdan tus gustos más excéntricos y te invitan tu comida favorita cada que tienen oportunidad.
Esos a los que nadie les ha dejado amar. Los que nunca han sido la primera opción. Los que quedan fuera de las listas de deseos de los otros. Los que no van a fiestas, los que no fuman ni beben. Los inteligentes de calificaciones perfectas. Los que tratan bien a sus madres y adoran a los niños. Los que ayudan a las ancianitas a cruzar la calle y tienen algo que decir sobre el cambio climático y el reciclaje. Los veganos, los poetas, los guitarristas. Esos que regalan flores el ocho de marzo y te abren la puerta del carro.
Tu madre le va a adorar y tu padre tendrá una conversación interesante sobre política ó economía. Asentirá cuando le invite una cerveza y se niegue. Se retirará temprano por respeto, besará la mano de tu madre y halagará su peinado, estrechará fuerte la mano de tu padre prometiendo ver el juego en alguna ocasión y jamás mirará tus piernas o tu escote en su presencia.
Y creerás que has encontrado al indicado, que entre los varios millones de personas que hay en el mundo te topaste con uno de los últimos especímenes decentes. Y te preguntarás que haces sufriendo por amor cuando la respuesta a todos tus pedidos ha estado frente a ti desde el principio.
Las películas confirmaran tus sospechas bombardeándote con sus tramas predecibles y comenzarás a pensar que quizá todo este tiempo estuviste perdiéndote del siguiente amor legendario de la humanidad. ¿Qué podría salir mal cuando todo es maravilloso y ni siquiera son pareja? El panorama sólo pinta a mejor cuando te imaginas que dará los besos más dulces del universo como dicen los libros y seguramente es tu alma gemela que sólo esperaba a que tú te dieras cuenta de lo obvio. Es el amor de tu vida.
Así que te armas de valor y mandas un mensaje más dulce de lo normal. Quizá un corazón y un beso para ensalzar. Y comienzan a platicar como de costumbre, pero esta vez tu no das largas y animas su cortejo hasta que formula la pregunta inevitable. Y aceptas, porque así debe ser. Fantaseas con su primer beso y te preguntas como es que tardaste tanto en admitir que tu lugar era allí cuando todo lo indicaba.
Y es que nos vendieron las mentiras de los comerciales en las que el amor de nuestra vida era el hombre sensible, el que no era como los demás. Con sus rizos despeinados y sus lentes negros de pasta dura. Mentiras que esos mismos escribieron cuando fueron mayores, para que los chicos buenos tuvieran oportunidad.
Por eso cuando el chico bueno se vuelve el villano de la historia, te aferras al guion imaginario de tu cuento de hadas y dejas que ese disgusto se convierta en reclamo y el reclamo en gritos. Aguantas porque él lo dio todo cuando tu no dabas nada, porque esperó. Te callas la incomodidad de su agarre firme cuando te besa y los toqueteos fuera de lugar en el auto. Justificas lo apresurado de sus intenciones porque "lleva esperando mucho tiempo". Pero no hay rastro de aquel chico de intención gentil cuando lleva tu mano por debajo de su ropa interior y te anima a complacerlo aunque ya dijiste que no como cien veces...A él ya no le importa tu sonrisa, ni tu libro favorito, sólo quiere estar a solas para tomar la piel bajo tu blusa.
Me gustaría decir que aún quedan chicos nobles allá afuera, que te tratarán bien porque realmente les nace y no porque busquen cobrase sus atenciones en tus brazos. Pero la experiencia me dice que no. No existen los chicos buenos. Sólo los chicos. Los que te tratarán bien, no son los que te bajan las estrellas en el primer intento, ni los que se escudan en su timidez para justificar su mala suerte en el amor. Son más bien los normales, los que ponen límites, los que tienen sueños, los que se ríen de tus chistes sólo si son graciosos y te dan su opinión sincera sobre el tema de conversación. Los que entienden que a veces no tienen razón. Los que saben que no les debes nada. Los que se ofrecen a dividir la cuenta, los que te preguntan si pueden seguir. Los que saben que eres un ser humano con defectos. Los que no te idealizan.
Así que por favor, ten cuidado. No caigas en la trampa del lobo, porque en esta tierra a las caperucitas ya no nos puede salvar el leñador.
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Cartas a los no amores de mi vida
RomanceLos amores que te marcan son los que no se quedan para siempre.