Resplandor

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Querido resplandor:

Es curioso como los nombres a veces destinan. El tuyo, significa muchas cosas: Fama, Gloria, Brillo...pero creo que en nuestra situación, resplandor es el más adecuado. Por su intensidad, por su corta duración y su brillo cegador.  ¡Ja! ¿Ves? Ahí está el brillo de nuevo. 

Mi nombre, significa dos cosas: princesa rebelde. Te mentiría si te dijera que no me gusta. Siento que va conmigo. Después de todo me gusta ser la princesa ( y a veces el príncipe) liderar los ejércitos y defender lo justo, rescatar a mi princesa (y a veces al príncipe). Ondear mi cabellera al viento mientras cabalgo hacia el atardecer en mi corcel blanco...Sí lo admito, sueño mucho. Me ilusiona un hasta luego y lo entrego todo al primer te quiero. ¿Qué pensabas que iba a pasar al mostrarle un resplandor a la princesa?

Me deslumbró tu conversación interesante y tu caballerosidad de manual.  Tus libros a medio leer y tu collar. Tu corte de cabello, tu barba medio crecida, tu afición por la guitarra, tus suéteres de rayas. Tu sonrisa torcida, tu mirada tímida y tus abrazos fuertes. Que me dieras tu teléfono, que me buscaras en la salida cuando creí que ya no te vería. Nuestras conversaciones de madrugada. 

Querido resplandor, llegaste en el momento justo en el que perdí la esperanza en la existencia misma. Iluminaste mis días oscuros y me hiciste sentir  de nuevo.  Te quedaste a mi lado en los momentos más obscuros y me hiciste sentir querida con sólo una mirada. Pero nunca fuiste mío. Ni una sola vez, ni cuando me entregué por completo entre tus brazos y tus manos traviesas jugueteaban en mis muslos. Nunca fui tuya.

Fui pañuelo de tus lágrimas incontables ocasiones, consejera y mediadora. Amiga, confidente, maestra, enfermera, animadora...amante a la distancia. Aún recuerdo todas las veces que te confesé mi amor. Todas igual de dolorosas, todas igual de no correspondidas. Y en todas igual volvía. 

Me dijiste que eras él equivocado. Que nunca estarías conmigo porque me amabas. Que no eras bueno para mi. Y supongo que tenías razón, querido resplandor. 

Quédate con tus atardeceres, tus tés y tus cafés sin leche. Quédate con tus cumplidos flojos, tu coquetería vana y tu intento de convertirme en tu Manic pixie dream girl* a la que siempre podías regresar. Quédate con tus cartas y tus juegos de mesa; con tus sonrisas ensayadas y los libros que te presté. 

Ya no te amo, y a veces me pregunto si siquiera te quiero aún. Eres como un ave de paso, resplandor. O quizás como un cometa. De cualquier forma, ya no estoy pendiente al cielo. 

                                                                                                                     -Sam








* se trata de una chica joven, tiene peculiares rasgos de personalidad excéntrica, es descaradamente aniñada y, como personaje en la historia, es estática (esto es, que no evoluciona), sirviendo de interés romántico para uno o más personajes masculinos melancólicos y con tendencia a estar deprimidos. El centro de su vida es ayudar a los demás, pero especialmente a El Chico, es decir, el prota.

Cartas a los no amores de mi vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora