- Noelle.

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Un nuevo día, una esperanza menos de vida. Una muchacha de plateados cabellos se encontraba despertándose, sin sentirle algún sentido a aquel despertar. Suspiró pesadamente, era otro asqueroso día de vida.
Se sentó en su cama, aplastando un poco su almohada. Miró de lejos el espejo colocado en su habitación, apenas se lograba ver pero lo poco que se veía, sentía un aura deprimente.

Se levantó y tomó su uniforme que se encontraba sostenido de una percha. Al vestirse se miró en el espejo, como si tratara de buscar alguna característica para halagarse. No encontraba ninguna. Salió de su gran y elegante habitación, quien diría que ser de la realeza te daría esos privilegios en las habitaciones del colegio. Al salir en los pasillos veía a varia gente también salir, todos estaban acompañados de alguien. Bajó lentamente las escaleras con esa seria expresión en su rostro.

- ¡Noelle! - La Silva se alarmó con tal llamado.

La única persona que le llegaba a dar atención en todo el instituto, su prima Mimosa Vermillion.

- Ah... Mimosa. - Comentó con esa voz sin sentimiento.

Ella se quedó quieta, esperando a que su prima la llegase a alcanzar. La de cabellos naranjos ya alcanzada a su prima, caminaron juntas en un silencio que parecía ser habitual.
Mimosa se le notaba bastante social, con una gran sonrisa mientras saludaba a sus compañeros con la mano.
Noelle era la definición de antisocial. Estaba con una cara seria, con cara de pocos o mejor dicho nulos amigos. Nadie la saludaba y nadie la miraba, era un ignoro mutuo.

Llegadas al sector de la cafetería, cada una tomó un camino diferente. Cada curso estaba obligado a sentarse con el suyo, para evitar mezclas o alguna clase de conflicto. Se sentó tranquila, su compañera poseedora de magia de hilos la miró alegre dada la costumbre.

- ¡Hey, Noelle! Me alegra verte. - Habló con una sonrisa la de rosados cabellos.

- A mi igual, Vanessa-Senpai... - Comentó agregando el "senpai". Esto se debía a que aunque ambas estén en 2-4 de secundaria, Vanessa tenía 16 debido a que repitió en primero.

Noelle se dispuso a comer tranquila, sin molestar a nadie y sin que nadie la moleste. Terminó su desayuno y por simple educación esperó a que sus compañeros terminen de alimentarse. Ya todos habiendo finalizado fueron al edificio de la secundaria, estaban por comenzar las clases.

Una clásica pelea en camino al salón; Luck Voltia, un chico rubio de 15 años poseedor de la magia del rayo y, Magna Swing, un chico de cabello raro poseedor de magia de fuego estaban peleando.

Noelle, que mucho no podía hacer, solo rodeó los ojos algo molesta. Llegados al salón cada quien se sentó junto a sus compañeros, mientras que Noelle estaba en una esquina del fondo sentada al lado de la ventana. El profesor entró, algo tarde dada la costumbre. Curiosamente, el profesor, Yami Sukehiro capitán de los Black Bulls, no entró solo, un chico de aparentemente la edad de los que estaban allí estaba con el. Tenía cabellos cenizos, unos ojos verde jade impresionantes, era bastante bajo pero pese a eso tenía una gran musculatura corporal.

- Mocosos, este es su nuevo compañero. - Hizo una pausa, miró al nuevo alumno y le tiró una tiza. - Preséntate. - El profesor se hizo a un lado.

- ¡¡Un gusto!! - El chico gritó a todo volumen.

Noelle miró con desagrado, se ve que le iba a caer muy mal ese compañero.
El muchacho escribió en grande su nombre en el pizarrón; No tenía apellido.

- ¡¡Soy Asta!! ¡¡Espero podamos ser grandes amigos!! - Habló emocionado.

Magna, rió ante la actitud de aquel muchacho e hizo un lugar en su banco compartido para que el se pueda sentar.

Las penas de una chica de la realeza. - Astelle Donde viven las historias. Descúbrelo ahora