Posteriormente.. del pinchazo mis recuerdos son nulos. Yo me encontraba acostada con ambos ojos cerrados, abriendolos de a poco. Sentia unas grandes punzadas en la sien, el sudor invadia mi cuerpo, totalmente, que hacia que los mechones de mi cabello se me pegaran en la frente, y en la nuca. Las claviculas estaban mojadas, al igual que todo mi rostro, mis hombros los sentia humedos, todo mi cuerpo hervia.. Segundo a segundo. Y temblaba, como nunca antes habia temblado, no se si de dolor, de miedo, de tristeza.. O quiza de las tres cosas.. Pero lo que mas dolia era pensar, y recordar.. No lo queria hacer, me dolia tanto en el alma.. Estaba acostada en una litera, tapada con una frazada, sentia mis piernas y brazos desnudos, cuando antes estaban cubiertos con ropa. Sentia mil agujas clavandose en todo mi cuerpo desde mis pulmones hasta la punta de los dedos de los pies. Mis ojos estaban humedos de tanto llorar, y rojos seguramente tambien. Dolia, y ardian. Pero no ardian tanto como mi corazon en ese momento, mi respiracion era irregular, al igual que mis latidos, podia oir todo con un amplio sonido, oia mis latidos, la sangre correr por mis venas, el sudor cayendome de la cabeza, mi respiracion. El lugar era de cuatro paredes de color verde oscuro, frente a la litera se encontraba una gran comoda con un gran espejo, y una silla colocada a su lado con ropas que no reconocia. La habitacion estaba inundada en oscuridad, solo podia observar la luz que se colaba por debajo del umbral. Se oian voces, las oia raras, no podia distinguir bien las palabras ni bien el sonido, solo se diferenciaba de que era una mujer y un hombre dialogando. Se podia ver la penumbria de ambos.. Una de las siluetas se alejo haciendome perder la vision de su sombra, dejando a una sola con la intencion de ir abriendo la puerta mientras mas luz se colaba por la habitacion. Yo fui cerrando los ojos, hasta parecer dormida.. Se oyo cuando la puerta se cerro y la persona ya estaba dentro de la habitacion, oia que caminaba hacia mi con precisos e inquietantes pasos, la persona se colocaba tan cerca de mi que podia oir su respiracion sobre mi frente. Senti el tacto de un paño con agua fria sobre mi cabeza, haciendo que se relaja. Quito la mano de mi, y se alejaba con los mismos pasos que se habia acercado anteriormente. Quize abrir lentamente los ojos, y vi a una mujer que acomodaba la ropa que estaba arriba de la silla, poniendola sobre la cama. Dejando la silla descubierta, llevaba pantalones blancos, remera marron cafe, y un delantal azul, cabello negro, y ojos negros, de origen asiatica, pense sin dudar. La señora (de 50 y pico de años, supongo) no se percato de que la estaba observando vagamente.. Oia unos pasos de afuera de la habitacion, subiendo escaleras, se podia oir perfectamente. La mujer asiatica fue de inmediato a la puerta donde se encontro con un hombre, un muchacho.. adolescente, Steven. Le dijo algo al oido a la señora y ella se fue a la habitacion, supuse que el sabia que yo estaba consiente y observando.
Steven me miro por unos largos segundos, y yo lo observaba a el, llevaba la ceja cortada, y el labio inferior hinchado, luego tenia un vendaje que tapaba la lastimadura, se encontraba en su cuello y detrás de el aparecía alguien que podía reconocer. Matthew.
Steven me dedicó una sonrisa de tristeza, por la pérdida de mis padres.. Mís ojos se humedecieron pero no se lagrimeaban, y entonces el se dio la vuelta mirando a Matthew a los ojos, mientras ponía su mano en el hombro del chico del saxofón y se iba hasta perder de vista su silueta..
Todavía mi cabeza me dolía, el sudor seguía abundante en mis pieles, y mis ojos llenos de ardor y dolor.
Matthew caminaba hacia la silla en frente de la cama, llevándola hacia mi lado para sentarse junto a la litera. Me miro con sus grandes ojos de colores (celeste y violeta) esos ojos tan hermosos. En uno podías imaginarte los infinitos cielos y mares, tan profundos como esos mismos. Y en el otro su color me hacia acordar a la flor Sisyrinchium bellum, que mi madre plantaba en su jardín de cuando yo tenía 10 años.
Con su mano, saco el paño que llevaba en mi cabeza, que habia sido colocado hace meno de cinco minutos, poniendolo en el piso. Agarró mis manos y las colocó junto a las de el, haciéndome electrizar el cuerpo al sentir su frío tacto.. sus dedos eran largos y huesudos, sus nudillos eran muy notorios. Y tenia la piel helada y áspera, su roce hizo que yo volviera a estremercerme. Su mentón caía en punta, todo su rostro tenía la figura y ángulos perfectos de cada hueso de ella. Y su piel parecía brillante, como el sol de la mañana cuando te pega en los ojos diciéndote que es hora de levantarse. Sus pestañas eran largas, pero no arqueadas, y muy rubias como su cabellera. Sus labios.. como la linea que se dibuja con un bolígrafo de punta fina, y de un color rosa pálido. Sus labios habían comenzado a moverse sin la noción de que yo me diera cuenta al instante.