No sabia que ocurría conmigo, pero me esta sobre calentando, mi cabeza estaba a punto de estallar, y mucho mas mis venas, sentía que el cuerpo.. todo mi organismo me ardía por dentro, como un fogonazo que se expandía en cada célula, cada órgano, cada hueso de mi. Pero lo que mas ardía en ese momento era la palma izquierda de mi mano, donde tenia esa estúpida marca con forma de luna que comenzaba a pintarse por dentro, de color negro. Ese dolor era mas intenso que el ultimo, pero cerré mis ojos, para olvidarme de aquellas imágenes, raras, y abstractas que se presentaban en mi cabeza, pensando no calmaría el dolor. Sentí un liquido gélido deslizarse por la palma que ardía sin control. Abrí los ojos para mirar y Ginger me había tirado un vaso con agua en la mano, el dolor se desvanecía lentamente, como si hubiera sido un fuerte tirón de pelo.
-Como sabias que calmaría? -me tocaba sultimente una palma con la otra, sintiendo o tratando de sentir la marca-
-Por que yo tambien tengo una, es como un fuego, se lo apaga con agua, bueno.. ambos tenemos una -e hizo una señalacion a Kyle, nombrandolo. Yo seguia en silencio, callada, recordando las palabras que habia dicho anteriormente, este lugar no era un orfanato? A donde habia sido enviada entonces? por lo que hizo a Kyle hablar al notar el incomodo silencio-
-Acaso no sabias que tenias uno? -el me miro extraño, alzando una ceja, como si fuera de lo mas normal-
-No.. es mas, hace poco la marca se dibujo en mi palma.. Pero todavia no entiendo lo del orfanato, si no es eso.. que es? -los dos estaban en pleno silencio, no sabia si pensaban responderme o no-
-No hay un lugar solo como este, hay miles mas en distintos lugares, son sedes de un grupo clandestino, lo unico que sabemos que hacen es raptar chicos de nuestras edades con dones, o habilidades que otros, quiza no tienen, y cuando nos secuestran no hacen expandir nuestros o nuestro don, es decir trabajarlo.. -Kyle tenia la voz neutra y tranquila, pero aun asi llena de misterio, colmaba mi mente de dudas, y datos huecos, jamas habia presenciado este tipo de charla, sobre personas que secuestran adolescentes, y menos se me hubiera cruzado por la cabeza que eso podria pasarme. Sin duda mi vida, luego de la muerte de mis padres, se puso patas arriba. No era miedo lo que tenia, era curiosidad, por saber mas y mas, y tambien por querer la libertad que este lugar no iba a otorgarme-
-Pero ellos se confundieron al secuestrarme, no tengo ningun don, nada que pueda servirles. -Kyle tomo mis manos, y chistó suavemente, a lo lejos podia oirse un ruido de engranajes, que se acercaba cada vez mas, el se acerco a mi, tanto, que por un segundo sus labios rozaron mi helix, estaban calidos al contacto con mi piel, y en susurros dijo-
-Solo no tengas miedo, no por ahora. - su voz sonaba como la voz de un encantador poeta romantico, pero no lo era asi, mis pensamientos me alejaban, y mucho. ¿A que queria referirse con eso? Cuando dices a alguien que no tenga miedo, es por que lo tendra. Y mis preguntas sobre que me ocurrira se multiplicaban mas rapido que las celulas. En ese momento Kyle saco ambas manos de mi, cuando oi al ascensor abrir su puerta de golpe, con la gran mujer viniendo hacia mi a grandes zancadas, y con un notorio cambio de ropa, llevando un vestido totalmente negro que cubria sus brazos, totalmente, unos zapatos demasiado raros, y su usual gran llavero en mano. La mujer tomo mi brazo a la fuerza arrastrandome de ese lugar, haciendome desviar de las miradas de Ginger y Kyle.
-Vamos, entra! El jefe la espera, para una larga charla. -su voz gruñía como la de un ogro, solo que este ogro, era un humano.-
Al llegar al despacho de El jefe del orfanato, como la señora Leslie lo llamaba, observe detenidamente el sitio, era cuadrado todo de negro/marron/blanco, no habia mas que esos colores, y mi cabeza se imaginaba ese cuarto con cuantos colores existieran, el parecia tener al menos unos 48 o 50 años, o quiza un poco mas, podia distinguirse en determinadas hebras tonos blancos, lo que queria decir que el hombre tenia canas, al igual que en su barba. Su piel era de un pigmento tostado, y tenia escasas arrugas que se observaban ligeramente en sus manos, y frente. Llevaba el ceño fruncido, por lo tanto no me senti bien recibida al absorver todo el aire dentro de la habitacion. El hombre (cuyo nombre no sabia) ordenaba pilares de libros, como si no se hubiera percatado de nuestra presencia.