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Mis manos temblaban con tanta furia que tuve que apretarlas en dos puños para intentar calmarme. No tenía tiempo de entristecerme, no cuando mi hermano, el asesino, estaba enfrente mío.

Parado a pocos metros de Artigas, Finn miraba a Clarke, que también lo observaba pero de manera incrédula, como si no pudiera creer lo que acababa de hacer. Retrocedió cuando él quiso acercarse a ella, pero Finn parecía no entender que no lo quería cerca y volvió a insistir. Esta vez yo pateé sus piernas para tirarlo al suelo y me levanté. Alcé mi mano apuntando a su garganta y apliqué presión, asfixiándolo.

No podía hablar, aunque realmente no tenía nada que decir. Él había masacrado a la mitad de la aldea donde yo había vivido. La gente que me había recibido como una más, que me había cuidado y querido, ahora yacía muerta a mis pies.

¿Y todo por qué? ¿Qué diablos le había pasado por la cabeza para llevar a cabo semejante masacre?

—Ocho, suéltalo —ordenó Bellamy.

Octavia miraba a los fallecidos y a los heridos sin saber cómo ayudar, Clarke seguía en shock y Drew estaba con Sterling, quien sangraba.

—Ocho, esta no es la manera —siguió hablando el morocho—. Sueltalo. Vamos a solucionar esto de otra manera.

El rostro de mi hermano comenzaba a enrojecer, ya que yo no aflojaba el agarre alrededor de su cuello.

—¡Suéltalo antes de que lo mates! —ordenó, pero volví a ignorarlo.

Lo sentía por él, pero Finn había hecho una masacre. Había asesinado gente importante para mí. Y si estaba de su lado, entonces estaba contra mí.

Cuando los ojos de mi hermano comenzaban a ponerse en blanco, sentí el cañón de un arma en mi cabeza.

Solté una risa. Bellamy no iba a dispararme, no sería capaz de volver a hacerlo.

—¡Baja el arma! —gritó Drew, apuntándolo a la cabeza—. Baja el arma o te juro que disparo.

—Por favor, Bell —me burlé—. Creí que habíamos dejado atrás ese fetiche que tenías con hacerme daño.

—No voy a dejar que mates a Finn.

—Entonces vas a tener que matarme —espeté sin mirarlo.

—Baja el arma, Bellamy.

—¿Vas a disparar? —presioné, sabiendo que Drew le dispararía antes de que me hiciera daño.

—¡Baja el arma!

Bellamy dirigió su mirada a Drew, sintiéndose traicionado por él. Yo no aflojé la fuerza en el agarre que tenía sobre Finn, pero de alguna manera pude ver que mi hermano recuperó el aire.

Miré a mi alrededor. Murphy había tomado el lugar de Drew y se encargaba de frenar la hemorragia de Sterling, Octavia hacía lo mismo con un terrestre herido, que reconocí como Duncan, un hombre con familia que se encargaba de cazar animales, y Clarke intentaba hablar con Bellamy y Drew para que bajen las armas.

Finn tomó una bocanada de aire y se arrodilló para enderezarse. Dirigí mis manos hacia él otra vez, pero lo único que logré fue hacerlo tambalear, por lo que pateé su rostro para tirarlo al suelo.

—¡Ocho, vas a matarlo! —me gritó Clarke.

La ignoré. Aquella era exactamente mi intención, y me importaba muy poco lo que ella pensara o intentara hacer para evitarlo. Finn había matado a gente inocente, a niños, para buscarla a ella. Ninguno de los dos tenía derecho a decirme qué hacer o cómo reaccionar.

Clarke quiso empujarme lejos de su novio, pero le doblé el brazo contra la espalda y la tiré al piso. Intenté usar mis poderes para agarrar a Finn, pero fracasé. Mi momento de debilidad le dio a Bellamy unos minutos para agarrar a Finn por el cuello y comenzar a alejarse, siendo seguidos por Clarke, Octavia y Murphy. Intenté seguirlos, pero una mano se enroscó en mi antebrazo, haciéndome frenar.

Volteé, encontrándome con la mirada desolada de Nyko. La mirada de alguien que había perdido a gente que apreciaba y no había podido hacer nada para evitarlo, como si hubiese estado ahí solo para presenciar la escena.

Dejé ir a mi hermano y me agaché al lado de Duncan. Miré su herida, encontrando un orificio de salida de la bala, por lo que tapé la herida haciéndole un torniquete con mi propia ropa, y ordené a Nyko que lo llevara a descansar.

No había ningún herido de gravedad, en parte era mejor porque no contábamos con medicina para curarlos, pero aquello también significaba que las bajas habían sido demasiadas.

Había niños llorando sobre los cuerpos sin vida de sus padres. Padres que sostenían a sus hijos, los abrazaban, mientras los niños lloraban en sus brazos cubiertos de sangre. Era una vista desgarradora.

Nyko y otras personas que salieron ilesas del ataque me ayudaron a curar a los heridos y a llevarlos a descansar. Sin embargo, cuando llegó el momento de ayudar a Drew y al niño del campamento, ningún terrestre me quiso ayudar.

No podía culparlos, pero tampoco iba a dejarlo morir. Él no había hecho nada, a parte de ofrecerse a salir para buscar sobrevivientes y acabar en el fuego cruzado, siendo herido por alguien de su propio campamento, su propia gente.

Me agaché a un costado de Sterling y levanté su remera para mirar su herida. Sentí a Nyko a mi lado.

Ellos no son bienvenidos.

Está herido —dije—. Lo lastimaron y lo abandonaron. Como hicieron conmigo. Si me salvaron a mí, ¿por qué no a él?

Nyko miró al castaño, que luchaba por respirar.

—El rubio se va.

Drew alzó la mirada. Sus profundos ojos celestes brillaban, incordiosos, mientras tapaba la herida de su amigo tratando de frenar la hemorragia.

—No me voy a ningún lado —decretó el chico mirando a Nyko, aunque enseguida se sintió intimidado por la dura mirada del hombre y me miró a mí, esperando mi respuesta.

Yo solo me encargué de hacerle un torniquete a Sterling para frenar su hemorragia.

—Esto fue un acto de guerra de parte de su gente, Ocho. No podemos tener a alguien de su lado acá. Nos exponemos demasiado.

—Lo sé —interrumpió él—. Y yo no estoy de su lado. Menos ahora que vinieron los demás.

—Drew...

El rubio negó con la cabeza y se enderezó. Yo lo miré, limpiando la sangre que caía de mi nariz.

—Hicimos lo que pudimos para evitar que ellos vengan, porque sabíamos que acabaríamos encerrados otra vez —explicó—. Yo no voy a recoger su basura ni lavar su ropa, ni viviré en una celda.

Bajé la mirada al comprender por dónde iba aquello. Apreté la herida de Sterling. La hemorragia había frenado gracias al torniquete que le había hecho, pero él estaba demasiado pálido y su respiración era irregular.

—Quiero estar contigo —me dijo—. Bellamy y Clarke solo se preocupan por ellos, ya lo demostraron hoy al abandonar a Sterling. Y a la gente del Arca tampoco les importamos.

Suspiré y lo miré a los ojos. Él estaba seguro de lo que decía, podía verlo. Para ser honesta, no quería que Drew volviera con ellos Miré a Nyko, angustiada.

—Dales una oportunidad —rogué.

Él me miró serio, pero también sabía que si lo echaba lo estaba condenando. Si los terrestres lo encontraban en camino al campamento del Arca, lo iban a matar. Pero si lo dejaba quedarse, esperaríamos a que Sterling se recupere y yo me los llevaría.

—Hasta que se recupere. Y tú te encargarás de la Comandante.

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⏰ Última actualización: Mar 03, 2022 ⏰

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The Powerless Criminal [The 100 II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora