3

2 0 0
                                    

Los ruidos chillantes del metal de las ruedas del tren, habían espantado mi sueño la noche entera y ahora que la luz del día me obligaba a entre cerrar  los párpados. Un nuevo comienzo podía leer escrito sobre el boleto que se asomaba de mi libreta de dibujo, Antoni lo había escrito cuando me regalo, lo que podía ser un inicio a un futuro incierto.
Se apuraba la gente a salir de los vagones, el escalofrío en mi estómago, mi mente clara tome la bolsa con los papeles y objetos personales, la maleta ligera sobre los asientos, pedí un taxi directo al campus de la universidad donde pasaría los próximos cuatro años de mi vida. La ciudad parecía enorme y todos los que caminaban en sus avenidas se limitaban a ser hormigas obreras con caminos establecidos, si algo era tenía claro es que jamás sería como ellas. los edificios de tabique expuesto, las veredas de pasto, alumnos caminando entre estos, delataban a la universidad.
Me apure a hacer trámites, entregar papeles, recibir horarios  de clases y finalmente recoger mi llave de los dormitorios, las indicaciones de la secretaria académica que me las entregó no fueron claras, pero era parte de la aventura, tras los edificios, frente a las canchas, con atletas bastante hot en especial un chico de camisa azul sin tirantes jugando básquet que me devolvía la mirada con una sonrisa,
Mierda mi aspecto no era el mejor después de un viaje de casi catorce horas, me apure con la maleta que llevaba dos horas cargando, directo a la que parecía la entrada a esos departamentos rectangulares de de ventanas maniática mente simétricas, con balcones reducidos.

-hola podrías decirme donde queda la sala A número 11- le pregunté a la chica sentada en la entrada.
-Claro te acompaño, es en el segundo nivel, yo estoy en el área B me queda de paso-
-Gracias, sería de ayuda-
-soy Betty por cierto-

Hice solo un gesto de agrado, sin prestar atención a la chica me limité a seguirla a lo que parecía ser mi dormitorio, le di las gracias, abrí la habitación me fui directa a la cama que por suerte tenía sábanas limpias, me recosté un poco.

Detrás de la armonía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora