5 | Antiguos conocidos

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Inosuke

Para Inosuke nunca era tarde para conseguir lo que sea que se propusiese.

No importaba que era de noche o que las hermanas Kocho ya estaban dormidas, él corrió con entusiasmo blandiendo sus espadas y a pesar de traer encima la cabeza de jabalí tenía una enorme sonrisa mientras gritaba al tope de sus pulmones:
—¡AYOYIIIIIIIIIIIN!

Corrió hasta llegar a la enfermería abriendo la puerta corrediza con la mayor fuerza que su brazo le dio, Inosuke entró triunfante hasta que al ver la escena su gran sonrisa se borró en segundos.

—¡¿Qué mierda haces en el suelo?!

Aoi se encontraba en una posición extraña y también incómoda, yacía tumbada en el suelo con las piernas aún sobre la camilla mientras intentaba reincorporarse alzando los brazos en búsqueda de algo.
Cuando apareció Inosuke dio un respingo mirándolo apenada.

—Necesito agua —comentó Aoi sin aire en los pulmones, sin poder reincorporarse.

Inosuke chistó antes de azotar la puerta tras entrar a la enfermería e ir directo a la chica.

—¿Pero qué mierda haces? ¿Lo haces para sentirte mejor? No importa, el gran Rey de la montaña llegó a ayudar.

—No, espera. —Inosuke no escuchó.
La tomó en sus brazos y la alzó sin mucho esfuerzo hasta volverla a dejar en la camilla como debía estar.

En su interior, la chica mariposa estaba agonizando de dolor, sabía que Inosuke no la había lastimado con esa intención al alzarla en sus brazos, pero el haberla apretado en contra suyo le había quitado el aire de los pulmones debido a sus costillas rotas.

Se sentía dispersa, con la vista nublada y a punto de desmayar, todo el cuerpo le pesaba al moverse.
Por un momento creyó estar de nuevo allá hasta que Inosuke se acercó con un vaso a su cara.

—Bebe —ordenó poniéndole el borde del vaso en los labios.

Aoi pudo sorber varios tragos de agua con tal de saciar su sed. Respiró en silencio, acostada, peleando por mantener los ojos abiertos.

—¡No duermas! ¡Recuerda lo que me dijiste, cuando estés herido nunca hay que dormir! —bramó Inosuke hincado. Aoi rio un poco al verlo de esa manera tan tierna para ella.

Recordó cuando le dijo eso, fue al volver de la batalla contra Muzan, estaba muy herido y temía a perderlo cuando lo sanara así que le pidió que nos se durmiera o no le daría doble tempura cuando despertara.

—Estoy despierta —murmuró moviéndose para activar el cuerpo.

Se apoyó por un costado del cuerpo a la vez que Inosuke se arrodillaba al lados suyo para quedar a la misma altura. La mente de Aoi estaba tan difusa que sólo podía escuchar a lo lejos a Inosuke quejarse de ella por ser tan débil al combatir a un demonio, le acusó cierta gracia ya que sabía que sólo esa era una fachada minúscula a lo quien realmente era él.

Lo detuvo al alzar una mano hacia él, este quedó mudo y quieto al sentir cómo levantaba poco a poco su cabeza de jabalí para dejarlo ver por la poca luz que se adentraba del exterior.

Fue una enorme sonrisa y Aoi la que lo hizo parpadear para asegurarse de que lo que veía por sus propios ojos, sin obstáculo alguno, era real.

—Bienvenido de regreso, Inosuke.

Fueron segundos preciosos en los que ninguno dijo nada.

Inosuke la miró anonadado aunque no tuviese sus coletas o tuviese cubierta de sudor, nunca lo admitiría pero sintió miedo de no haberla visto alguna otra vez. No le importó cuando su cabeza de jabalí cayó por su espalda al tenerla tan cerca de él. Sostuvo su rostro con ambas manos para después acercarse a Aoi y besarla.

La besó con fuerza, presionándola contra él.

La azabache jadeó contra los labios de Inosuke, no creyó que la besara en un momento como ese. Él movía los labios explorando por ella, ninguno se negó al otro, pero el aire se le escapaba más rápido que a Inosuke así que a la mitad de un movimiento se alejó lo suficiente para poder respirar.

—Necesito un favor... mi tobillo me está matando.

Inosuke frunció el entrecejo mirándole aún de cerca.

—¿Eeh? ¿De qué mierda hablas?

Aoi señaló a su tobillo.

—Kanao hizo un buen trabajo curándome... pero sigue... torcido.

Inosuke asintió yendo a su pie. Aoi se preparó para volver a sentir su pierna entera arder.

—Sostén mi pierna y gira mi pie a la derecha cuando diga tres. Uno... dos... dos... dos...

—¡TRES! —gritó Inosuke girando el pie.

¡CRACK!

Su tobillo tronó pero después de un par de pulsadas fue soportable el dolor.

Fue una gran esfuerzo que no hubiese gritado, pero en cambió las lágrimas brotaban con tanta facilidad de su rostro que no podía pararlas.

Inosuke se sentía como un tonto por no poder encontrar una manera para ayudarla a sopesar su dolor, así que gruñó antes de acostarse en la misma camilla que ella y poder rodearla con sus brazos.

—Ya, no llores.

Limpió sus lágrimas y respiraron a la par.

—Estoy bien, tranquilo, estoy bien —susurró pero sonaba más como a una muletilla para hacerse sentir mejor.

No dijeron nada, ni siquiera se miraron, con sólo sentir la respiración del otro y el tacto del que tanto habían ansiado por tantos días, era suficiente.

Pero poco a poco Aoi sentía la pesadez en sus párpados. Pasó su brazo por el torso de Inosuke y se acomodó entre sus brazos.

—Debo dormir, Inosuke, prometo despertar.

Inosuke la vio simplemente cerrar los ojos y respirar lento un poco asustado de que la chica no desertara aunque no lo admitiría nunca. 

Acarició su mejilla y pasó los cabello rebeldes detrás de su oreja. Sintió nervios pero no como a los que alguna vez tuvo de enfrentar un demonio, no podía explicarlo.
Inosuke cerró los ojos al igual que Aoi susurrando un canto para aliviar a ambos.

—Ya estás a salvo, ya estás aquí, ya estás a salvo, ya estás aquí, ya estás a salvo...

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