10- Atraccion...

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Yis

¿Ya de decidiste donde iremos?- cuestiona el pelirrojo a mi lado.

Estamos en un lado del estacionamiento alejados de los demás, Eira ( Dannette) se fue con Eber a estrenar su moto, los chicos quienes hablan de ideas del bar de Jay y una de ellas es colocar un tubo de pole dance, y contratar una cantante, ya luego le diré a Eira, ella canta muy bien.

Kiliam se aclara la garganta ruidosamente.

—Al parque de diversiones - digo.

—No, no quiero ir ahí - pone una muesca de asco.

(30 minutos después).

Kiliam estaciona su moto en el estacionamiento, bajo del asiento trasero y me quito el casco, Kiliam apaga la moto, también se quita el casco y baja de la moto.

Miro hacia mi lado derecho y ahí están, hay muchas personas y los jugos se ven hermosos a pesar de que es de día.

— Vamos - agrego entusiasmada.

Tiene cara de horror.

—Vamos - dice aburrido.

Caminamos un poco por el estacionamiento y cuando lo miro aún tiene su expresión de que nada le agrada.

—Quita esa cara.

—No.

—¿Porque no?- cuestiono.

—Porque no - espeta en tono aburrido.

—¿Y porque no?.

—¡PORQUE NO!- me ruge, alzo las cejas sorprendida - me perdí una vez en un parque de diversiones.

—lo siento , pero no justifica que me hallas gritado- digo cruzándome de brazos.

—Me altere, perdón - me toma de la cintura y me lleva hacia el.

Me estremezco un poco cuando acaricia mi cintura con su pulgar.

—¿Que eras lo que tenías que preguntarme? - cuestionó.

—Ah , ¿Que quieres de mi?- se acerca a mi oído - desde que viniste nos hemos echado miraditas y quiero saber qué quieres para dártelo - susurra en mi oído.

—Veras, eres lindo y me gusta tu actitud y todo pero - lo veo sonreír torcidamente , el sabe lo que busco - no quiero tener una relación así que ya sabes que es lo que quiero.

—Lo se perfectamente - Agrega aún sonriendo.

—Vamos.

Unos minutos ya hemos pasado por el gentío y estamos frente a algunos juegos.

—Subiré a todos menos a ese - agrego señalando y refiriéndome a la Rueda de la fortuna.

—Subamos juntos - dice y suelta una risita.

—¡NO!.

—Si.

—Noo.

—Venga, no seas mala onda - agrega haciendo puchero.

Se ve re tierno.

—Bien, pero si me muero entraré a tu cuarto y te jalaré las patas todos los días - digo.

Se ríe y me toma de la mano para guiarme hasta la rueda de la fortuna, compramos dos tickets y nos subimos.

Nos abrochamos los cinturones e esperamos que empiece, estoy nerviosa.

—Será rápido o lento - cuestionó asustada.

—¿lo que te haré?- pregunta

—¡NO IDIOTA! - espeto - hablo de esta cosa.

Después del escape Donde viven las historias. Descúbrelo ahora