3. Medicación.

256 18 4
                                    

— Su estado anímico está en un desequilibrio constante. Que tenga días buenos no significa que esté bien, significa que es un error químico que fabrica su cerebro, permitiéndole así, bloquear cualquier trauma doloroso que pueda volver a afectarle. Esos momentos donde se siente activa, productiva y muy energética, donde casi nada le cansa, es también producto del efecto protector del cerebro. Ha sufrido tanto, que...

Me fui. Mi cuerpo seguía sentado en aquella silla de la sala pero en mi cabeza me fui. Esto se llama "Disociación", un mecanismo que te hace desconectar mentalmente de la realidad cuando nos encontramos ante una situación límite que nos sobrepasa. Es una "distancia de seguridad" que reduce el impacto emocional, la tensión, el miedo, el dolor del momento...
Creí que después de años no podía recaer, pero jamás imaginé que sería de esta forma.

— ¿Idylla...?

Volví.

— ¿Hum? Oh... Sí, perdón. Me... Me fui. —dije entrecortada.

Él aprovechó una sonrisa desgastada, de compasión.

— Está bien. —entrelazó sus manos apoyando los codos sobre el escritorio- Es normal que te choque mucho esto que está ocurriendo, pero no te preocupes. No es para siempre.

O sí.

— Creo que lo mejor es que te aumente tu dosis. ¿Estás de acuerdo? —separó sus manos y me observó con precisión.

— Yo creo que... puedo sola, Doctor. —dije sin tener ni idea.

Él suspiró.

— Idylla... Entiendo que intentes complementar tus estudios de psicología con tu situación, pero no es así. En tu estado, es muy difícil llevarlo sola. Aún no tenemos un diagnóstico exacto de lo que te pasa. No sabemos si es algún trastorno depresivo, ansioso, un síndrome que desconocemos... —me miró de nuevo, esta vez con un rostro desconsolado, y nuevamente suspiró- Vas a salir de esta, de momento te aumentaré la dosis, y por favor, lleva a cabo el horario de tomarlas.

— Doctor, ¿y si me vuelve a dar otro estado eufórico? Cada vez tengo menos control sobre ello.

— Puede que tú no tengas control, pero al menos le tienes a él. ¿No? —sonrió de lado, con un poco de vacile.

Yo me encogí de hombros, recogí mi mochila del suelo y me dispuse a salir de la sala.

— Idylla, él te cuida. Creo que va siendo hora de dejar atrás el pasado, con ayuda de terapia y mucho esfuerzo.

— Sí... -dije sintiendo un nudo en la garganta y presión en mi nariz, aguanté las lágrimas- ...Será duro.

— Por eso estás aquí, no estás sola. -dijo como despedida. Y salí finalmente de allí.

Ha pasado como un año o más desde que no sé nada de Yoongi. Y lo duro de toda esta realidad, es que nunca hubo un -Nosotros- en mi autobiografía.
Duele haberte enamorado de alguien que jamás conociste en realidad, que todo fue producto de tu depresión y ansiedad, de traumas y dependencia por culpa de terceras personas. Fueron bastantes años creyendo que Él estaba junto a mí.

Años donde mi vida se basaba estar encerrada en mi habitación, durmiendo día y noche, desnutrida, con pesadillas.

Pero aún así, me pregunto si lejos de esta falsa realidad, hay algo real entre él y yo.

💧

Es Septiembre, y ya hace frío. Los días cálidos de despertarme con los claros rayos de sol.

Me dispongo a bajar de la cama a primera hora de la mañana, un sábado, con algo de incomodidad que me envuelve el cuerpo. Es su brazo, su enorme brazo, bastante musculoso pero no exagerado.

AUTUMNAL  WINTER; MIN  YOON  GI   ❄️   | 3.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora