El cielo

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Los recuerdos le invaden despacio,apenas despertando en las primeras horas de la mañana, gracias a laalarma que suena con fuerza a un lado de su cabeza. Retazo de sueños,imágenes y sonidos se deslizan lejos de su memoria cuando el mundoreal lo abraza en bienvenida. Gruñe, patalea, y finalmente selevanta, con los cabellos hacia cualquier dirección y el típico malsabor en la boca. Se sienta, apoyando la espalda contra el respaldary se toma sus minutos en mirar a la nada, dejar la mente en blanco,con el rostro serio, hasta que un fuerte ruido de la puerta siendoabierta con brutalidad digna del escuadrón de swat le hace girar elrostro, la pelirroja le mira, con ojos claros brillando en picardia ydientes mostrando una sonrisa encantadora y divertida.

"Arriba bella durmiente, llegaremostarde" Apenas hace caso, finalmente dejando que su perezoso cuerpose arrastre fuera de la cama, la matutina se vuelve monótona paraprepararse.


"Si rompes mi puerta, lo pagas." Larisa de la chica le saca de la adoración hacia el café en el queestaba casi completamente sumido, alza una de las cejas, la muchacharealiza gestos con su rostro para volverse hacia él.

"Ohvamos Joe, tan gruñoncito" El leve trote que hace la chica seescucha por la habitación, pasos rápidos y cortos, de ida y vuelta.

"Maya, creo que estoy volviéndome loco." Murmura alfinal del último preciado sorbo, la chica tararea en asentimiento,tomando las llaves, y su celular.

"Y yo moriré si llegotarde a la clase de Harbour, tú en cambio tienes a Utgoff." Elresentimiento se filtra por el tono de voz, y él simplemente lesigue.

"David es exigente, en cambio Alec...joder ese tíotiene una mirada extraña."La risa de la chica, descontrolada ehistérica logra que las personas se giren a verla, siente arder lasmejillas.

"Ya..."La risa se calma, ella respira, sedirigen hacia el metro, y de ahí a su campus, desventajas de vivirlejos de la universidad, pero el costo era barato, accesible ycompartir con la chica era tolerable.

La rutina de las clasesera sencillas, tranquilas, pero el alboroto apenas se notaba, laexcitación se podía palpar y la euforia era clara. Se adentro alconservatorio sin dar tantas vueltas, preparándose mentalmente parala clase. Lo dijo antes, creía volverse loco, pero su profesor leera conocido, había escuchado su voz antes de la primera vez que loconoció, y una de sus clases tuvo que contenerse al llamarlo "jefeu oficial" la vergüenza se le cuela debajo de la piel al pensar enel papelón que haría. Pero eso también aplicaba para Maya, conocíasu risa, su sentido del humor, su picardía, extrañamente, ya laconocía, y lo desconocido de toda esa situación extraña leasustaba. Y claro, no pasaba con todos, pero si con algunas personasque de forma inexplicable se volvieron unidos.

"Hay un ayudante del profesor...calmaJoe, soy yo."Una mano toca su hombro para tranquilizarlo en ellugar, una mochila se pone en la mesa en lo que escucha como el chicose sienta, soltando un suspiro, dejándose caer contra la mesadesparramado.

"Charlie, es que estaba pensando en otracosa." mira al contrario asentir con la cabeza, con una sonrisaperezosa. El salón se llena de silencio a lo que el profesor entra,la clásica barba lo delata, y una sonrisa macabra nada graciosa seencima en los labios.

"Clase, hoy tendré un ayudante, es ungraduado y pronto será profesor, sus prácticas la comenzará aquí.Presentate muchacho" el plumón negro vuela, y una mano fuerte laatrapa, siente el mundo hundirse bajo sus pies en lo que observa elcuerpo ajeno, y el rostro tan conocido que invadía sus sueños-Hargrove- pronuncia su mente estremeciéndose en el lugar.

"Bien,mi nombre es Drace Montgomery, y estaré aquí lo que resta delsemestre. "Tiene la mirada severa, seria, y algo fría acompañadade una sonrisa educada y profesional, garabatea su nombre en lapizarra, y se gira, siente aquella mirada tragarlo e indudablemente el reconocimiento brilla por el azul de aquellos ojos. Recuerda comorespirar, y vuelve en sí cuando el rubio aparta la mirada.

Unrecuerdo lejano le invade, su abuela sentada en el patio de laclínica de noche, tapada con una manta, mirando el cielo despejado ytan estrellado.


Esa noche el cielo se pintó deestrellas, miles de ellas.


-Almas es lo que son, viajan al cielodespués de la muerte, andan por el infinito espacio y vuelven,girando de vuelta, con sentimientos encontrados. Pasan cerca ybrillan en nuestro cielo saludando por que han vuelto y renacen enotro cuerpo, o tal vez en otro lugar, quizás con otra familia yaquellos que son más valientes mantienen y se aferran a susrecuerdos pasados, pero como el destino es juguetón, no se loentrega por completo ¿Sabes lo que hace? Les deja la intuición,sueños, aquellas sensación que jamás tendrá una explicación ycomo no la tiene, pocos creen en ella y se olvidan, continuando consu vida, perdiéndose. Pocos, son los que los siguen y se encuentrancon aquello que creyeron perdido, para algunos es el amor, un almagemela, sueños, cosas e incluso recuerdos que jamás desearonolvidar.-


-¿Algún día recordaré abuela, si herenacido? -era un niño, un mocoso que se le asombraba las historiasde fantasía.


-Lo harás.


El recuerdo aquel se filtra con rapidezen su mente, es cuestión de segundos, y jura que conoceperfectamente la suavidad, el calor, y el sabor de los labios delrubio que a pesar de la distancia puede leer perfectamente que lellama por otro nombre Steve. Lágrimas recorren sus propias mejillassin intención de derramarlas, con solo una emoción desconcertanteque incluso Charlie se levanta del lugar preguntando algo que nologra escuchar con claridad, la atención está en...Billy, no, Dracequien se acerca con rapidez y agilidad. De un momento todo lo quesiente es alivio, al rededor de unos brazos fuertes que lo abrazan yse deja inundar por sentimientos que no sabía que existían.

Red ThreadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora