4.

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Haber vuelto a la manada había sido horrible, jamás había odiado tanto estar junto al resto de lobos, y en su casa que era tan fría que lo deprimía, la única cosa que lo había mantenido feliz y emocionado todos esos días había sido JongIn, sus llamadas nocturnas, mensajes durante el día dándole dulces palabras y por supuesto sus escapes. Huir de la manada cuando todo el mundo estaba dormido o despistado era la parte más divertida, el león lo esperaba a unas calles lejos con su carro y solían irse a hacer cualquier tontería.

Amaba pasar las tardes, noches y una que otra madrugada con el moreno, a veces caminaban por parques, otras fueron a restaurantes, pasaban horas empujándose, o besándose, discutían sobre su día y aprovechaban a liberarse del estrés que almacenaban en el día comiendo algo o bebiendo alguna cosa.

Se había quejado con su pareja sobre la manada, y su trabajo como técnico, como la vez que había peleado con un señor mayor que no entendía cómo funcionaba la electrónica.

—Dios, no sabes lo que es explicarle a un señor diez veces lo que es un regulador de voltaje y que siga sin comprarlo y quejándose de que la cosa no ande bien.

JongIn se rió con fuerza, y luego fue él quien se quejó de su día como publicista, hablando de como su cliente seguía haciéndole mil cambios al anuncio de último minuto y por lo tanto retrasando todo su trabajo, lo que estresaba a toda su oficina.

—Lo hace a propósito, te lo juro, sólo quiere fastidiarnos la vida.

Por supuesto también hubo malos días, donde no se rieron, sino que se sentaron a hablar en serio, problemas reales, y dolencias que necesitaban el apoyo de su pareja, JongIn le habló con dolor de su padre y su necedad en respecto a cuidar de su salud y KyungSoo le confesó toda la tristeza que le causaba aguantar las molestias de todos en casa.

Su confianza había crecido de poco en poco con los días, incluso en lo que se refería a sus amigos, mientras que JongIn y sus amigas se llevaba bien, aunque era tímido entorno a las chicas, los amigos de JongIn eran divertidos y libres, bastante confianzudos incluso.

—Kim JongDae dame el puto bowl o te voy a patear las bolas.

El apartamento de JongIn era siempre un desastre, y era realmente divertido, adoraba estar ahí incluso un poco más que estar con sus amigas, lo que jamás se le cruzó por mente que pasaría.

BaekHyun y JongDae, que eran los mejores amigos de su pareja eran el dúo más divertido que había conocido en su vida.

—¿Qué está pasando aquí?

—¡JongIn! —BaekHyun apareció con el ceño fruncido y la cara roja de enfado—. Estoy cocinando el maldito pastel para el cumpleaños de mi jefa, y JongDae se sigue comiendo mi mousse, ¡dile algo!

—¿JongDae?

—Está demasiado rico —cantó el guepardo como si fuera una excusa valida, mientras lamía la paleta.

—Son unos niños —dijo el alfa riéndose, mientras el beta y omega se perseguían por la casa como un gato con un ratón—. ¿Quieres comer algo, bebé?

Ellos llevaban ya varias semanas saliendo, ya poco más un mes entero, pero se sentía como si fuera más tiempo, la conexión que habían desarrollado era de ensueño y nunca antes algo como eso le había pasado, se encontraba suspirando casi todo el tiempo, como una colegiada boba de película.

—Por favor síii.

Un rato más tarde estaban ellos dos sentados compartiendo dos platos de fideos, y los otros dos felinos habían vuelto a la cocina, JongDae acariciándose el brazo y BaekHyun yendo hacia el desayunador, donde tenía un pastel de vainilla descansando, listo para ser decorado.

#1 Derretir al lobo - KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora