Parte II: 6 años

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La madre de Mingyu había muerto cuando él tenía 1 año, por lo que lo único que conocía de ella provenía de las cosas que su padre le contaba.

Él siempre se encargaba de responder cualquier pregunta que su hijo tuviera sobre su madre, y Mingyu las tenía siempre y en abundancia, pues aparecían cada que veía alguna de las fotografías que había en los cajones de la sala, en donde su padre guardaba los álbumes fotográficos de la familia.

Por ejemplo, de esa manera había averiguado que su madre tenía dos hermanas menores (aunque éstas no solían convivir con su sobrino ni su ex–cuñado desde hacía años). Le gustaba bailar y algunas veces incluso componía canciones. Le gustaban mucho los perros y en su niñez había tenido 4. Le gustaba salir por las noches a mirar las estrellas, sonreír la mayor parte del día y hacerle bromas a su esposo, pasear por el bosque...

–Incluso algunas veces, cuando tenías como un mes de nacido, te llevaba con ella para que ambos compartieran ese amor por la naturaleza –dijo Seungcheol, sonriendo en dirección a su pequeño hijo de 6 años que desayunaba tranquilamente en la barra que separaba la cocina del comedor.

El pequeño Mingyu comía sus cereales mientras miraba con atención la fotografía de su madre en medio de un claro lleno de flores.

–¿En dónde está este lugar? –Preguntó ahora.

–En la Isla de Jeju –respondió alguien más.

Mingyu rápidamente reconoció la voz de Jeonghan, quien caminaba hacia ellos. El niño al principio solía llamarlo tío, hasta que él y Seungcheol le pidieron que no lo hiciera más.

Jeonghan vivía con ellos desde que se habían mudado, hacía 4 años, y a Mingyu le gustaba mucho porque parecía que siempre lo sabía todo. Cualquier cosa que ni Seungcheol ni Jihoon (un amigo de ambos mayores) conocieran, era 100% seguro que Jeonghan la sabría.

Los adultos siempre lo llamaban "enciclopedia humana". Mingyu prefería decirle Hannie.

–¿En el lugar en el que vivíamos había muchos bosques?

–Así es –respondió ahora Seungcheol, sin agregar más. Su voz era suave, pero su tono le dijo que no iba a hablar de aquel lugar.

Mingyu a su edad ya sabía qué temas no debía tocar: la familia de su madre, el lugar en el que vivían antes de llegar a Andong, por qué se habían mudado, las personas del pueblo que los miraban de manera extraña, el porqué no podía ir a la escuela de la ciudad o el porqué Jihoon no vivía también con ellos.

Y hablando de Jihoon...

–Mira lo que te traje, Gyu –le dijo el mayor mientras entraba por la puerta principal de la casa con sus propias llaves.

El niño se puso de pie de inmediato, acercándose a Jihoon mientras éste saludaba a Jeonghan con un suave beso en los labios.

–¡Girasoles! –Gritó el menor con emoción.

Jihoon lo cargó cuando lo tuvo enfrente y le entregó el ramo de 6 girasoles, pues sabía que eran la flor favorita de Mingyu por ese mes. Llevaba conociéndolo 4 años y sabia que el niño cambiaría de opinión en unos días, diciendo que ahora prefería los lirios o los tulipanes o cualquier otra flor que encontrara en las gigantes enciclopedias botánicas que Jeonghan le prestaba de vez en cuando.

–¡Gracias Jihoonnie! –Dijo, abrazándolo con fuerza.

Cuando el mayor lo puso de nuevo en el suelo, escuchó que su padre le reclamaba en tono de broma, diciéndole que consentía mucho a su hijo, mientas Jihoon iba hacia él. Mingyu por su parte giró hacia Jeonghan.

The best day || GyuhaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora