VIII.

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Yaser salió por la puerta y la cerró de un portazo. Dejándonos solos a mi y a Zayn. Este dirigió su mirada a mi.

-Eres algo valiente hermosa-dijo sereno y de nuevo comenzaría a fastidiarme con su "hermosa".

-Gracias. Y, te he dicho miles de veces que no me llames así idiota-agradecí pero al instante me molesté, odiaba que me llamarán así.

-Y muy amable-agregó riendo. ¿Qué era tan divertido?.

-No le veo la gracia idiota-creo que así le diré ahora "idiota". Me cruzo de brazos y hago una mueca de desaprobación.

-Yo sí-me contridijo, de nuevo, este chico si que le gustaba sacarme de mis casillas.

-Pudrete-mascullé rodando los ojos y abriendo la ventana, pero este se acercó a mi y me detuvó con una de sus manos impidiendo que la abra. ¿Qué había de malo en abrir una ventana?.

- ¿Y ahora? Sólo quiero respirar aire fresco, ya que no me dejas salir-me excusé encongiéndome de hombros.

-También puedes escapar, no me creas tan "idiota"-marcó las comillas con sus dedos.- cómo crees hermosa-terminó de decir y cerró la ventana.

-Vamos, ¡Tienes que estár bromeando!-éxclame indignada.

-No lo hago hermosa-me miró por unos segundos y caminó por delante de mi, junto a la puerta.

-Eres un imbécil, ¡no puedo estár aquí!-éxclame desesperada, no podía, esta no era mi vida, ni debía serlo, necesitaba salirme de ese lugar sea cómo sea.

-Me miró con fastidio y acercó a mi, su mirada intimidaba a mi orgullo, tragué saliva bruscamente, retrocedí con miedo, él era un mafioso al igual que su padre. Me acorraló hasta la pared y sus manos se posaron a cada lado de mi cabeza, luego bajaron a mis brazos lo cuáles inmovilizó al instante, sus ojos mieles brillaban y me miraban con superioridad- Te diré algo hermosa, yo no tolero a las niñas chechonas ¿esta bien? Si tú quieres seguir respirando y estár en este mejor cuarto, será mejor que te dejes de lloriqueos y me obedescaz o por lo menos, que te calles-sus palabras eran firmes y como golpes que me decían "no tienes poder aquí".

-Asentí temblorosa- y...yo...-tartamudeé con miedo- s..so..sólo n..no me h..ha..hagas daño, p..porfavor..-supliqué y una lagríma bajo por mi mejilla, el miedo se había apoderado de mi, quería de nuevo mi casa, mi familia, mi vida.

-No lo haré hermosa-dijo separándose de mi y dejándome respirar tranquilamente- si no me obligas a hacerlo-terminó de decir- vendré más alrato con comida, diviertete hermosa-fue lo último de su voz que escuché antes de que la puerta se cerrará enfrente de mis naricez.

Caminé con lagrímas hasta la cama, las lagrímas no cesaron, golpeé la almohada con mis puños, la tiré a otro lado, la furia y la desesperación se apoderaron de mi en esos momentos.

(..)

Oí el llanto de aquella chica pelirroja. Dios mío. ¿En algún momento se callará? Losé, soy cruel, pero la vida me enseñó a ser así. Entonces no veo lo malo en serlo con los demás.

Bebo de aquel licor tan bueno que hay en la casa y doy una calada al cigarrillo. El humo se presenta frente a mi rostro y huelo el olor, algo exitante, en mi opinión.

Unas horas después.

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El Ocaso de un AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora