Al tiempo como las mareas

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Aguas turbias un paraíso para todos aquellos que saben aprovechar la oportunidad cuando se les presenta, donde o subes a lo mas alto o te hundes hasta el fondo del océano. Una ciudad sin ley o al menos no tanta como en otras partes, en uno de los muchos acantilados de la isla se encuentra lo que solía ser un galeón de guerra ahorra convertido en un lugar donde quien pudiera pagarlo o colarse vivía. En una de las muchas habitaciones ubicadas en el lugar había una especial por así decirse, había un joven de aproximadamente no mas de 20 años durmiendo en su cama parecía que estuvo despierto hasta tarde. Ya estaba amaneciendo y la luz del sol empezó a iluminar la habitación a través de la ventana provocando que el muchacho empezara a despertar por cierto ese eres tu:

_T/N: (bostezo) ah ¿Que ya amaneció? (te levantas lentamente y vez que ya esta amaneciendo) Sera mejor que me prepare empieza otro día.

Te levantaste de la cama y recogiste tu ropa que estaba tirada por el suelo, eran unos simples pantalones azules oscuros sueltos en parte desgastados, una camisa suelta blanca y unas botas aun sucias con barro y un poco de sangre que trajiste anoche de los muelles. Luego te colocaste tu cinturón de cuero que parecía ser lo que valía mas que el resto de tu ropa junta y finalmente te ataste un pañuelo verde en la cabeza cubriéndote la frente y el pelo. Ante de siquiera tocar el picaporte de la puerta te estabas olvidando de tu daga, después de todo estas en Aguas turbias la escondiste entre tu ropa para no dejarla a la vista de los demás. Una vez que saliste de tu habitación y del lugar donde vivías saliste a las calles, no había nada fuera de lo habitual solo gente empezando otro día con la esperanza de mejorar y el hedor al cual ya te habías acostumbrado en su mayoría. De camino a tu trabajo pudiste ver en el cartel de recompensas algunos rostros nuevos y otros que faltaban, de cual forma era por seguro que mas de uno ya estaba con la gran barbuda. Tras varios minutos de caminata habías llegado a tu trabajo, una especie de restaurante y cantina llamada "Las Fauces" una vez adentro pudiste ver a varios empleados limpiando y acomodando el lugar:

_???: ¡¡¡T/N!!!

_T/N: *grandioso despertó de mal humor* ¡Tía Gintre buen día! ¿Como haz estado?

_Tía Gintre: ¿Que te incumbe, se puede saber donde estabas anoche?

_T/N: estaba en los muelles se presento una oportunidad así que la aproveche.

_Tia Gintre: ¿En serio y como te fue?

_T/N: eso es secreto.

_Tia Gintre: bah da igual ve a la cocina y ve que necesitan.

_T/N: a la orden Tía Gintre. (me voy)

_Tia Gintre: ¡Y deja de llamarme tía que no lo soy!

_T/N: ¡Lo pensare!

Sabias que no era tu tía pero siempre se lo decías debido a lo amable que es contigo aunque en el caso de hoy parecía no estar muy simpática, una vez en la cocina te mandaron a buscar la comida que guardaban en el deposito que era principalmente la carne de las bestias marinas. Al pasar lo hora pudiste como el lugar se empezó a llenar de gente, marineros hambrientos comiendo lo que pudiera ser su ultima cena y apostadores jugando a las cartas y a los dados. En esta ciudad los mas hábiles se ganan la vida , las horas pasaron y pasaron  tu seguías en tu trabajo desde ayudando en la cocina o llevando las ordenes a las mesas nada interesante la verdad. Ya por el medio día ya había mas personas y había llegado ese dichoso hurón estafador que iba de lugar en lugar estafado a cualquier tonto con sus juegos, salvo a ti porque conocías sus trucos:

_Tía Gintre:  T/N si alguien mas se queja de Tahur y sus juegos, muéstrale la salida.

_T/N: entendido.

Si la Tía Gintre conocía las jugadas que hacia ese hurón tramposo, pero siempre que venia dejaba un 25% de las ganancias que el ganaba aquí, así que no podías quejarte de el. Aunque igual ganas no te faltaban de sacudir a ese hurón tramposo, sacarle todo su dinero y tal vez tener un nuevo abrigo de piel. No por justicia o venganza sino porque querías todo su dinero, ademas como dice el dicho "Ladrón que le roba a otro ladrón, tiene cien años de perdón". Finalmente ya habían pasado las 3 horas que faltaban para terminar tu turno y te despediste de la Tía Gintre y pusiste rumbo a tu siguiente destino. Nuevamente en las calles pásate de cerca por el Cartel de Recompensas y pudiste ver una mujer que te llamaba la atención, no solo por su belleza sino también por el cañón de mano que por cierto muy grande que tenia y un sujeto que arrastraba de la parte de atrás del cuello de su camisa a donde se cobraban las recompensas. Pero decidiste acelerar el paso hasta llegar al muelle rojo donde el olor a carne fresca abundaba, pasando entre las estaciones donde se separaban las partes de las bestias y molestando alguno que otro trabajador llegaste a tu destino. Era lo que parecía ser un barco partido por el medio y a la vez conectado a otro, entraste al lugar y tras una barra de recepción se encontraba un hombre mayor mirando algunos papeles hasta que se dio cuenta de tu parecencia:

Sombras y Fortunas (Tu x Miss Fortune)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora