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ATSUSHI NAKAJIMA.

Un pequeño albino de tres años de edad, fue trasladado por su madre hasta una zona solitaria y peligrosa para un niño de tal edad.

Lo encadenó en un barandal, cerca de perros callejeros, y se alejó de él, abandonándolo a su suerte.

Atsushi estiraba una de sus manitas en dirección a su madre, con sus ojitos bicolor llenos de lágrimas.

— ¡¡Mamá!! ¡¡No me dejesh!! ¡Me da miedo, mamá!

Gritaba entre llantos.

RYŪNOSUKE AKUTAGAWA.

Su padre murió antes de que él naciera, y su madre tenía una enfermedad en los pulmones que terminó con su vida.

El pequeño Azabache de cinco años se quedó al cuidado de sus tíos, los señores Akutagawa. Su tío no era pariente de sangre, y era una persona muy linda con él, hasta que murió de manera misteriosa.

Quedó a cargo de su tía, hermana de su madre, siendo víctima de abusos psicológicos.

— Con esa tos de perro que tienes, morirás igual que tu madre, Ryū.

— No, no quiero...

— Morirás.

CHŪYA NAKAHARA.

Creado por científicos, en un laboratorio corrupto.

Chūya vió por primera vez la luz del día siendo un niño de aparentes siete años de edad.

No sabía quién era, pero fue programado de una manera en que pudiera buscar la sobrevivencia.

Lo dejaron abandonado en un viejo canal, cerca de las vías del tren.

OSAMU DAZAI.

A sus siete años, fue maltratado por última vez por sus padres. Lo golpeaban a diario, le hacían heridas graves todo el tiempo; fue abusado sexualmente por su primo; lo maltrataban con palabras y su vida era una pesadilla.

Lo mejor que le pudo pasar fue haber sido metido dentro de una bolsa negra, y dejado en medio de la calle.

💕

TIEMPO ACTUAL

Chūya (7), Ryūnosuke (5), Atsushi (3) y Osamu (7), compartían su almuerzo en la cocina del Orfanato. Eran unos Obentōs especiales para la edad de cada uno. Los cuatro se cuidaban entre sí, siendo Chūya y Dazai los más responsables de sus pequeños compañeros, sobretodo de Atsushi, que seguía siendo un bebé.

— Oshamu-nii, ¿eshtá bueno?

Preguntó el albino, mirando lo delicioso que Dazai saboreaba su comida.

— Sí. Me gusta el Orfanato. Aquí hay comida muy rica. ¿Verdad, Chūya?

Respondió sonriente. El pelirrojo se mantenía serio hasta que se atrevió a sonreír.

— Sí. Oye, Ryū-kun, deberías comer tu obentou también. El Sushi sí está comiendo, míralo.

Dijo Chūya. Siempre estaba al tanto de ese pequeño para, aunque él y Dazai también eran niños pequeños de siete años.

El azabache empezó a tomar con sus palillos algunas hamburguesas, que observaba detenidamente, pensando si comerlas o no.

— La tía nunca me dejaba comer hamburguesa...

Murmuró.

— Tu tía no está aquí. ¡Vamos, come! ¡Dí "Ah"!

Chūya daba indicaciones a Ryū, que Atsushi siguió.

— Ahh. ¡Chu-Chu-nii! ¡Ashí?

Sus pasados eran oscuros, pero su presente y futuro estará lleno de cosas buenas que juntos crearán.

💕

Hora de dormir...

Por suerte compartían habitación, cada una de cuatro niños.

Unas camas literas. Atsushi y Ryūnosuke dormían abajo, y Chūya y Dazai arriba, compartiendo cama de dos en dos.

Todas las noches eran de pesadillas para más de uno, pero al despertar, se sentían aliviados.

— ¡Oshamu-nii, Dyū-nii, Chu-Chu-nii! ¡Benas noches!

Atsushi simpatizando, como siempre. Eran muy pequeños, pero debían aprender a cuidarse solitos y a ser independientes.

— Buenas noches, Atsu.

Respondió Chūya desde la parte de arriba.

— ¡Duerme bien, Atsushi-kun!

Contestó Dazai energético, seguido de un... ¿Bostezo? Entonces no era energía, sólo algarabía de parte suya.

— Descansa, Jinko.

Pesadillas... Llantos... Incomodidades... Gritos a mitad de la noche...

Los más atormentados eran Dazai y Atsushi, aunque Ryūnosuke no se quedaba atrás... Chūya no recibió maltratos más que el abandono...

ORFANATO [REALIDAD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora