ORFANATO [REALIDAD]

01

Los rayos del Sol iluminaban la habitación, despertando al más pequeño de los niños con un llanto por otra de sus pesadillas sobre los perros callejeros que lo rodearon aquel día. 

~WAAAAA~

— ¡Me dan mie-do peguitos! ¡Mueeden muy feo!

Decía entre llantos, despertado a todos.

Ryūnosuke lo empujó para tirarlo de la cama y dejar de oírlo tan cerca, pues dormía a su lado, y no era para nada lindo que la alarma de Atsushi lo despertara a las 6:30 AM todas las mañanas.

Chūya se sentó en su misma cama, y se asomó un poco hacia abajo, mirando a Atsushi en el suelo, con sus puños en sus ojos.

— Chūya... ¿Tan temprano? Sigue haciendo mucho sueño...

Dijo Dazai bostezando, acomodándose mejor debajo del cobertor que compartía con su compañero pelirrojo.

— Atsu está llorando. Ryū lo tiró de la cama. No podemos dejarlos así, Dazai...

— No somos papás de esos niños. Sensei vendrá más tarde y podrá recoger a Atsushi-kun y regañar a Ryūnosuke.

Siguió con su sueño, sin importarle que el mundo ardiera.

El pelirrojo bajó con su habilidad hasta el suelo, y cargó a Atsushi en sus brazos, con esfuerzo, para subirlo de pie sobre la orilla de la cama de abajo.

— Ryūnosuke. Sensei dijo que la cama era de los dos. ¿Por qué tiras a Atsushi al suelo?

Regañó.

El albino ya no lloraba. Se aferraba a la ropa de Chūya con sus puñitos cerrados, y recargaba su cabeza en él.

— Sus llantos son horribles. Me molesta mucho. Deberían llevarlo con otros niños. Los bebés son muy llorones.

Contestó molesto, buscando cómo acomodarse para dormir de nuevo.

Al tener a Atsushi aferrado a él, Chūya lo subió a su espalda y salió de la habitación. Iría a dar un paseo matutino por el jardín del Orfanato, para distraer a Atsushi.

— Chu-Chu-nii, ¿Oshamu-nii y Dyū-nii, no vienen?

— No. Siguen dormidos. Nosotros deberíamos ir a dormir, Atsu.

— Peguitos... ¡No! ¡Domii no!

Negaba con la cabeza, asustado, recargando su carita en la espalda del mayor.

— Aquí no hay perros. Todo estará bien. ¿Sabes? Yo adoro a los perros.