Mi nueva normalidad

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A partir de allí, casi todos los días eran iguales: Ella me despertaba, o si me despertaba yo primero, debía permanecer en la cama hasta que ella viniera por mi.

Se acercaba y retiraba las sábanas y frazadas, me dejaba expuesto ante ella con mi pañal el cual si no había mojado debía mojar dejante de ella. Me voy a explicar mejor.

¿Recuerdan que ella me había hecho orinar mis pantalones?, pues bien. Eso lo había hecho porque tantos años de controlar esfínteres no se pierden de la noche a la mañana, al mismo tiempo tampoco era la idea perderlo pues sería bebé de ella y por algunos dias cada tanto.

A lo largo del primer día había sido forzado a orinarme por medio de la técnica de los vasos de agua. Por regla general debía beber dos o tres vasos una hora después de mi último cambio de pañal, pero no sería tan convencional el asunto.

Cuando fué hora de beber mi primer ración de agua luego de mi primer cambio de pañal, ella me llamó al living de la casa, me dijo que era hora de "hidratarme" porque los bebés pueden deshidratarse y eso es peligroso. Se sentó en el sofá y me dijo que me echara encima de ella, me sentó sobre sus piernas y me hizo recostarme sobre su brazo, sacó un biberón con agua y me la dió en la boca cual bebito, y así me hizo beberla hasta terminarla. Al ser yo un niño mayor, un biberón me lo bebía bastante rápido, por lo que me hacía beber dos y a veces tres. Después me dejaba seguir con mis asuntos hasta que me orinaba y me cambiaba.


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