¿Intimidad? para nada...

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Es sabido que los bebés no tienen intimidad. Pero de ésto el infante no se percata, pues no desarrolla el pudor hasta mas o menos los cinco años. 

Pero, ¿que pasa cuando eres un niño normal y de golpe vuelves a ser un bebé, sin intimidad ni derecho a ésta?.

Mi hermana no tenía ningún tapujo en desnudarme, y ningún tapujo en tocar mi pene o mi ano. Como bebé que era, era bañado y cambiado a diario. Todos los días en algún punto me llegaba el turno de que mi hermana me viera y me tocara a su antojo; pero amén de eso, a veces me tocaba tener que andar desnudo.

Luego del evento del enema no volví a aguantarme núnca mas las ganas de hacer, orinarme ya sabía y ya conocía. Ocasionalmente me rozaba (o me paspaba, como decimos en mi país). A las rozaduras les sigue una aplicación de crema en toda la zona rozada, cosa que mi hermana hacía sin desdén y luego tocaba andar desnudo por un rato. Ese rato podían ser quince minutos, media hora, o mas. Según la voluntad de mi "mami".

Si bien sentía pudor y me sentía algo humillado, me había acostumbrado a andar desnudo por la casa, sintiendo mi entrepierna resbalosa por la crema o suave por el talco, siempre acariciada por el aire. Mis partes íntimas no estaban ocultas y era en vano intentar taparlas, con suerte me dejaban usar una remera (playera).

_Vas a andar desnudito por un rato bebé, si tenés ganas de ir me avisás.

Fué lo que dijo mi hermana tras dejarme desnudo por primera vez.

La técnica del biberón se mantenía, sólo que ahora desnudo sobre ella; por lo que no demoraron en aparecer las ganas de orinar. Decidí hacer valer mi derecho a ir al baño, no le avisé y fuí. Mi hermana llegó mientras estaba "con las manos en la masa" y sólo se paró delante mío. Cuando me giré y la ví decidido a enfrentarla, no me dió tiempo a nada.

Me tomó del brazo y me arrastró a mi habitación, se sentó sobre la cama y me tiró boca abajo sobre sus piernas. Mi brazo derecho estaba impedido de moverse por su suerpo, y ella con su brazo derecho sostenía con una palanca mi brazo izauierdo. Cuando me percaté de mi situación me dí cuenta que estaba inmovilizado, boca abajo sobre su regazo; Sentí el aire y mis nalgas desnudas y después de eso un "ZASS", seguido de un ardor leve. Me había dado una nalgada, le sugieron varias; las nalgadas duelen por cantidad, pues una no hace nada, pero cinco, seis, siete, ocho, nueve, etc, no te permiten nunca recuperarte del ardor de la anterior. Y así sucesivamente me fué nalgueando hasta que empecé a llorar y a rogar que pare; ella no lo hizo, siguió y siguió. Me dió nalgadas por algunos minutos, mi culo ardía horrores, y sentía mis nalgas calientes. Nuevamente me sentía humillado por haber sido nalgueado como un bebito, encima estaba llorando como tal, me soltó y trajo un pote de crema la cual aplicó sobre mis nalgas. Y me dijo que hasta que no se me pase el escozor seguría desnudo.

Luego de un rato volvieron las ganas de orinar, habiéndo probado las nalgadas previamente no estaba dispuesto a volver a pasar por ello. Así que avisé a mi hermana.

Ella hizo lo que toda madre haría con un niño pequeño, me llevó al borde del inodoro y levantó mi playera, y me dijo "vos hacé tranquilo que yo te tengo el pitito", tomó mi pene con su mano y lo apuntó al inodoro. Yo no estaba tan acostumbrado como estoy ahora, pero logré hacer. Sacudió mi pene y me dijo "date vuelta que quiero ver como tenés la cola", así fué que aparte de dejarme agarrar el pene por mi hermana, ahora me giraba para que ella viera mis nalgas cual bebito, ¿intimidad?, para nada.

Comprobó que ya no estaban rojas y me dijo que fueramos a la habitación para que me ponga el pañal. Allí me recostó sobre la cama y me levantó las piernas para acomodar un pañal debajo de ellas, las bajó pero no puso talco, como me tenía acostumbrado. Mientras las bajaba le pregunté por que no ponía talco y me dijo: "porque te voy a correr la piel del pitito que no lo hice antes" Acto seguido tomó nuevamente mi pene y corrió mi prepucio, lo volvió a subir y luego lo volvió a bajar una vez mas. Después colocó talco, lo esparció y cerró el pañal.



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