⚘ o

303 49 3
                                    

Seungmin podía percibir cierta angustia por parte del doctor Lee; su mirada estaba lejos de expresar la tranquilidad que suele dar. Había sido llamado a su consultorio de un momento a otro, simplemente había deducido que se trataba de los avances respecto a su pedido.

El hombre lo estaba observando fijamente, logrando que el omega se inhibiera ligeramente. En parte no quería hablar sobre ello, más sabiendo que en todo el mes no sucedió tal cosa como mencionar una operación; razón inicial de su acercamiento. Lo sentía inapropiado según fue conociendo a Minho.

Sin embargo, no se creía con el derecho de decidir algo tan importante en la vida del alegre alfa. Mostrarle lo positivo que eran esas cirugías debió ser su primordial objetivo, aunque se le hizo inevitable el querer compartir junto al mayor su forma de vida, su adaptación frente las diferencias.

Así que, cuando el doctor hizo el ademán para iniciar la conversación, se recargó de energías y en poner su mejor estado de ánimo.

—Seungmin, buenos días —Cordial le saludó, el tono reflejado era uno sereno. Demasiado pacífico para concordar con el sonido que produce el piquete del lapicero que presionaba constantemente. Casi maniático—. ¿Cómo han ido las cosas con Minho?

Seungmin sonríe medio ansioso, la respuesta ahorcándose en su garganta. Realmente no sabía qué decir, porque era bastante obvio a qué se refería el doctor y lamentablemente él no poseía nada útil lo cual informar.

Treinta días exactos han pasado; tanto tiempo que la mención de una cirugía de suma importancia no fue mencionada en ningún lapso que pasó con el alfa. Nada.

Alzó la mirada al escucharlo exhalar, sus ojos azules parecían un pedazo del océano cristalizado, toda la vida representada en su expresivo vistazo suavizó el preocupado corazón del padre de Minho.

—Te conozco años Seungmin, no quisiera abrumarte y entrometerme en tu vida privada, eso sería poco profesional de mi parte —Inquirió el hombre mayor, de pie apoyado en el borde frontal de su escritorio. Sus gestos parecían compungidos al continuar—: A pesar de ello, no puedo evitar mortificarme por mi hijo; sé que son jóvenes, pero Minho no es igual a ti.

Inmediatamente la incógnita se acentuó dentro suyo; no era el rumbo que esperaba. Confundido no poseía ni la más mínima idea en qué clase de avispero se había metido. Movido gracias a la incertidumbre se atrevió a cuestionarlo—: ¿No somos iguales?

Seungmin no captaba en qué aspecto exactamente el alfa bicolor era diferente de él. Quizás, ¿apariencia?, ¿género secundario?, ¿gustos? En ese sentido, cada persona existente es diferente, sin embargo, ¿por qué el doctor parecía tan afligido al resaltar esa peculiaridad?

—Minho es una persona especial que necesita de cuidados. No es lo mismo establecer una relación más allá de lo amical que una de paciente —Inquirió rígido, dándole la espalda al omega al dirigirse a la ventana, ambas manos ocultas en los bolsillos de su pantalón marrón-. Seguro tus intenciones son buenas, pero ilusionarse es lo que menos necesita ahora. —Señaló erguido en su postura.

Había pasado varios días escuchando rumores entre el personal médico sobre la cercanía entre su hijo y Seungmin. En un principio creyendo que era porque trataba de convencerlo de la operación; más los vio, con sus propios ojos fue testigo de la forma demasiado apegada con la que ambos se relacionaban. Eran... demasiado cariñosos. Y pareciera que no les interesaban sus demostraciones públicas, no era de extrañar que fueran el bocadillo de las bocas chismosas.

—Doctor Lee... no entiendo qué trata de decir. —Musitó un poco disminuido, jugueteando con sus dedos los entrelaza y los apreta; inseguro de cómo mantener quieta esa parte de él.

the colors of my world •knowmin•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora