2. En silencio

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Jiang Cheng despertó por algo que le cayó en la cabeza, sentía un dolor horrible, que para ser sinceros, era más interno que superficial.
Mientras estaba dormido se había movido y golpeado la mesa, provocando que unos cuantos pergaminos se cayeran.

Seguía sin abrir los ojos, pero se percató que había dormido en el suelo por la superficie fría y dura que se encontraba debajo de él.

Ahora la pregunta era, ¿cómo se encontraba en esta situación?
Después de pensar unos minutos, lo último que recordaba era haber entrado a un restaurante de noche, con Wei Wuxian, mientras su hermana se despedía de ellos.

Dios, ahora todo tenía sentido.
Había bebido con Wei Ying hasta altas horas de la noche y después de eso, todo era negro. Supuso que se había desmayado y su hermano lo había regresado y dejado dónde pudo.

-Diablos, Wei Wuxian -maldijo para si mismo, mientras intentaba abrir lentamente los ojos -Él y su maldita tolerancia al alcohol.

-De mi no vas a estar hablando -dijo el rey de Roma, entrando por la puerta de la habitación.

-¿Ni siquiera pudiste aventarme una cobija? Ya ni decir ponerme en la cama -gruño Jiang Cheng, al mismo tiempo que se intentaba levantar para sentarse -Vaya hermano jurado que me vine a conseguir.

-Te prometo que lo intenté, pero no dejabas de regresarla y, respecto a la cama, obvio no te iba a poner en mi cama, sino ¿dónde dormía yo? -le respondió el mayor con una sonrisa -¿No me vas a agradecer por traerte de regreso y vigilar que no te murieras durante toda la noche? Ayer ni siquiera podías pronunciar una palabra, eran puros ruidos y parecías más un saco de papas que persona.

-Bueno, está bien... -dijo Jiang Cheng un poco avergonzado por su pésima tolerancia al alcohol, pero después de todo, era la primera vez que bebía más de unas cuantas copas -Finjamos que esto nunca pasó y todos felices.

-No prometo nada -replico el de tunicas negras, mientras se reía al recordar lo sucedido la noche anterior.

Jiang Cheng seguía con una jaqueca tan fuertes que no tuvo energía para seguir peleandose con él, entonces optó por ignorarlo; se levanto como pudo y se dirigió a su habitación.
Por la posición en la que estaba el Sol, pudo deducir que ya eran aprox. las 8:00am y tenían que partir a Gusu a las 9:00am.

*Que pésima idea tuvieron ayer como para tomar tanto sabiendo que tenían que partir en la mañana a primera hora -pensó mientras caminaba, agarrándose la cabeza y tapando sus ojos de la luz del Sol -por lo menos yo, que no se aún cuánto tomar -continuó, acordándose que su hermano estaba como si no hubiera bebido nada anoche.*

*-♡-*

Aún con migraña, logró limpiarse y cambiarse, empacar algunos cambios para Gusu, junto con unas cuantas cosas indispensables para sus días allá.
Justo cuando ya estaba todo en orden y apunto de salir, escucho unas voces desde afuera de su habitación.

-...Y por favor cuídate, no vayas a hacer muchas travesuras. Intenta aprender un poco -dijo una voz gruesa pero calmada, que pertenecía al líder de la secta.

-Lo intentaré -respondió una voz alegre y juguetona, Wei Wuxian.

Se tomó un minuto para obligarse a dejar de sentir ese nudo en la garganta y alejar los pensamientos que empezaban a acecharlo, siempre eran los mismos cuando se trataba de su padre.

¿Por qué yo no? ¿No soy lo suficientemente talentoso? ¿O lo suficientemente inteligente? ¿Suficientemente fuerte? ¿alegre? ¿Acaso no soy digno también de tu atención?
¿¿Por qué NO puedo ser SUFICIENTE para tí??

Nuevo AmanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora