Nueve años sin ojos azules

307 26 15
                                    


25 de julio de 2008

Hermione trotaba con la impotencia de no poder correr. Estaba estrictamente prohibido dentro del Ministerio.

No podía creerlo. Theodore Nott había regresado, como si un zombie despertara de una película muggle de Romero. Tuvo que parar rápidamente y escabullirse a un baño cerca al corredor que conectaba a la Oficina de Desinformación, Coordinación que ella dirigía.

Tener a Theo era volver a vivir años pasados.

"Draco..."

La mujer cerró rápidamente el cubículo y se sentó en la taza sobre la tapa. Juntó sus manos a modo de oración y se entregó a una plegaría. Estaba asustada, estaba muy asustada. Sus ojos se humedecieron y la ansiedad la consumió.

Tanto valor acumulado esas semanas había quedado rezagado a intenciones y a un adormecimiento de manos.

−No puedo creerlo−musitó Ron tirando una piedra al océano.

Hermione tampoco. De hecho, era tan poco, tan poco, pero tan poco lo que le creía a Harry, que no había comentado nada al respecto. Era ridículo. Era como retroceder en el tiempo. No podía caer en eso. Había logrado pasar una tarde sin llorar. No podía volver a atrás. No podía permitírselo.

−Es otra persona. Es completamente otro, pero sigue siendo él. Es una sensación extraña.

Harry, de pie con los dedos entre la arena, los movía de un lado para el otro haciendo el dibujo de las Reliquias de la muerte. Uno que era borrado por las olas para comenzar de nuevo.

−Hay que ir al Ministerio−dijo Ron con seguridad viendo a su mejor amiga, quien parecía más entretenida jugando con un cangrejo pequeñito.

−Es mejor esperar a ver que dice Charlie. No demorará en llegar.

La noche se tragó el sol y la luna alumbró los senderos de arena y piedras. Los tres amigos regresaron a la casa y al final de ese día, el hermano mayor de Ron llegó al chalet y nada dijo. Ante el interrogatorio intensivo las únicas frases que soltó fueron cosas como: "nos conocimos trabajando con dragones", "no sé mucho más detalles al respecto" o la favorita de todos "deberían preguntarle a él y no a mí".

Y eso exactamente fue lo que hizo Ron la siguiente semana. El problema fue cuando llegó y le notificaron que tanto Nott como Charlie, habían salido en un viaje de emergencia a Sarajevo para la mudanza de unos huevos a punto de eclosionar. No volvieron en días.

Durante ese tiempo, Hermione hizo un trabajo de auto regulación para no caer en los recuerdos. Bloqueó su mente y se entregó de lleno a su familia. Paseó con sus "sobrinos", mimó a James hasta el hastío, compró ropa para Teddy, aprendió a cocinar cosas simples por parte de Fleur, y montó una escoba para Ginny. No llegó más allá del metro de altura, pero fue celebrado por todos.

Siempre que el tema salía a colación, Hermione se iba del lugar o cambiaba notoriamente el tema. Harry y Ron optaron por hablar y armar conjeturas en privado para no molestarla más. Pero sí temían por el desenlace de los sucesos a posterior. Ellos querían hablar con Theo primero, ¿sabía él que Draco había muerto? De ser así ¿por qué no había ido al funeral? o a lo mejor ni sabía. ¿Serían ellos los que terminarían contándole?

A dos días de reintegrarse a sus labores, Hermione dejó de dormir. Los lapsos que lograba cerrar los ojos, veía a su esposo en su juventud hablando con su mejor amigo en el lago. Lejos de ella. Cuando ellos no eran nada. Cuando no eran ni enemigos. Sentir esa brecha emocional era recordar periodos lamentables en su vida.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 12, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Fuego azulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora