パート8

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El tesoro de Jackson

Parte ocho

Ha pasado más de tres semanas desde que traje al pequeño perrito a casa, Mark se la pasa con él en todo momento y a veces ni me presta atención, pero me pone feliz ver que se distrae con él, claro además del trabajo

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Ha pasado más de tres semanas desde que traje al pequeño perrito a casa, Mark se la pasa con él en todo momento y a veces ni me presta atención, pero me pone feliz ver que se distrae con él, claro además del trabajo. El nombre del perro es Milo, Mark se lo puso, parece que se ha encariñado mucho de Mark.

La cosa es que cuando intento consentirlo se aleja de mí, es como si me temiera y me hace sentir estúpido, quizá porque lo regañe la primera vez que me dañó un zapato o cuando rompió las cortinas de la sala, Mark solo lo defendió diciendo que era mientras se adaptaba, sin embargo a veces es complicado cuidar de él ya que puede llegar a ser bastante travieso, con Mark es un ángel, pero conmigo es un completo demonio o eso es lo que me hace sentir, siento que me odia.

— Mirate, eres la cosita más hermosa. — Dice Mark mientras lo seca con la toalla, sí, tiene una toalla especial. Mark acababa de bañarlo, el maldito se ve hermoso y esponjoso después de un baño. — Amor, tengo que ir por la comida de Milo, cuidalo de que no se vaya a ensuciar, por favor. — Ruega Mark dejando ir a Milo, este se sacude constantemente.

— ¿Y si mejor voy yo?

Mark ríe pegándome con su mano en el pecho.

— ¿Qué tan difícil es cuidar un perro? Además ni te acercas a él.

Una vez cuidé al hijo de una tía, o era yo quien no sabía cuidarlo o era él el niño malcriado. Dicen que cuidar a un perro es como cuidar a un niño, veamos qué tan cierto es.

Me quejo rodando los ojos.

— Bien, lo voy a cuidar. Cuando vengas me traes una crema de afeitar, ya se acabó. — Le digo, él observa mi rostro, porque sí tengo barba pero no me gusta afeitarla con un jabón normal porque me va a quedar una sensación incómoda en el rostro.

Su mano se posa en mi mejilla acariciando, a él le gusta mi barba, siempre me lo ha dicho pero a mi no me gusta mantenerla, más que nada por el trabajo.

— No lo sé señor Wang, se le ve sexy. Me encanta. — Adoro su mirada juguetona, adoro como me mira no puedo evitarlo, diría que eso solo hace que me la quiera dejar.

Le robo algunos besos mientras bajo mis manos por su espalda, él sabe lo que planeo así que decide detenerme y separarse de mí con una sonrisa pícara dibujada en su rostro.

— Llego más tarde, te amo, cuando Milo rasguña la puerta es porque quiere salir a hacer sus necesidades.

Se va, el sonido de la puerta lo indica finalmente, me deja solo con ese pequeño monstruo, el perro se me queda mirando y luego sale corriendo por el pasillo. Sin nada que hacer me dirijo a la sala, allí está él al parecer esperando algo, es extraño, aún así me siento en el sillón y prendo la tele, tan solo puedo notar que Milo se pone a ver la TV ahí sentado, intentado acomodarse.

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⏰ Última actualización: Sep 13, 2021 ⏰

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