Capítulo 1

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Puede ser una locura pero decidí reescribir Fue escrito...

Es en la esquina de la calle, en el recodo de un bulevar, donde el Café Crème recibe a sus clientes

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Es en la esquina de la calle, en el recodo de un bulevar, donde el Café Crème recibe a sus clientes. Dentro o en la terraza, un pequeño mundo se mezcla y se empuja para ver la carta de postres.

Sentada en una mesa tomando su café, Amy Rose reflexiona. Hace varios días que no sale nada, su libreta muestra páginas en blanco. Sin embargo, ella no admite la derrota.

Aquí, es un poco como su puesto de observación. Se contenta con mirar, analizar e interpretar lo que ve con la esperanza de escribir unas pocas líneas.

"¿Algo más con eso?"

El mesero acaba de interrumpirla de nuevo. Ella está a menudo en la luna, pero no pasa desapercibida.

Niega amablemente, sacudiendo la cabeza todavía con una gran sonrisa. No sería exagerado decir que su sonrisa es angelical, pues sí, a pesar de su fuerte consumo de café, sigue radiante. Siempre lleva consigo esa sonrisa, un ligero toque de melancolía acompañado de sus expresiones nostálgicas que la hacen aún más misteriosa.

Porque sí, Amy Rose es misteriosa.

Siempre está sola, sueña despierta, a menudo le dicen que regrese a la Tierra, pero nunca entiende o tal vez no escucha, perdida en sus pensamientos y desconectada del resto del mundo.

- "Gracias por el café" - dijo ella con un suspiro apenas audible.

La gerente asiente con la cabeza antes de continuar tomando pedidos.

Afuera, el viento frío de septiembre acaricia su rostro y hace bailar sus púas. Hoy es uno de esos días en que no tiene ganas de ir a casa por la tristeza que pega a la pared. Ella prefiere dar un paseo hasta la cima de la colina que domina la ciudad, allí puede encontrar las pocas palabras que le faltan.

Poca gente viene aquí, es cierto que se necesita coraje para tomar los senderos estrechos que conducen al panorama. La vista es hermosa.

Muy a menudo espera a que se ponga el sol para ver brillar los alumbrados en la noche, le gusta ver la luna y las estrellas cuando el cielo está despejado.

Cuando no está en las nubes, tiene sueños en la cabeza y estrellas en los ojos. Por eso escribe novelas. Poniendo en escena personajes, inventando sus esperanzas. Pero en el fondo sabe que todo es una ilusión.

Odia esa palabra: ilusión. Su sonido, su promesa, pero sobre todo su significado. Una palabra que puede destruir toda esperanza, pero también revelar todas las verdades.

Suspira, el papel blanco frente a ella la lleva a la desesperación. No es el tiempo lo que le molesta porque su editorial está acostumbrada a sus retrasos a la hora de publicar sus libros. Ella siempre quiere que todo sea perfecto. Cada palabra utilizada, cada expresión debe estar perfectamente harmonizada con el texto, de lo contrario debe comenzar todo de nuevo.

Ella da un portazo cuando llega a casa. Siempre olvida que vive en un apartamento. Entrecierra los ojos y hace una mueca con las orejas bajas cuando escucha a los vecinos quejarse.

Es lo mismo cada vez, sin privacidad. Lo peor son sus vecinos de al lado el sábado por la noche, el día en que su hija tiene clases de baile a las 8 pm en el gimnasio de la calle Lilas. Amy prácticamente conoce el horario de todos en el edificio. No de manera perturbadora, no, más por descuido o por casualidad cuando busca ideas para sus cuentos. Cada pequeña historia creada recorre o se inspira en estos extraños cotidianos, estos transeúntes que ella no conoce.

Le gusta inventar una vida para todos, un pasado, porque, aunque es difícil cada uno debe tener uno, y un presente que les alcanza. Porque al final cada "personaje", ficticio o no, es único. Se necesita todo para hacer un mundo.

Se pone los auriculares en los oídos y sonríe. Este es su momento. Desde su balcón mira la calle y se deja llevar por la melodía, moviendo la cabeza de izquierda a derecha al compás. Eso es disfrutar el momento. Encontrar la música, cerrar los ojos para volver a abrirlos y disfrutar.




Fue escrito...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora