Capítulo 4

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Intentó recuperar el ritmo normal de su respiración, llevó su mano a la altura de su corazón y pudo sentir como este latía a una gran velocidad.

Se apoyó durante algunos minutos en la fría pared más cercana para tomarse su tiempo y volver a la normalidad.  Su mente últimamente jugando de la peor manera posible en estos días.... ¿Qué demonios le estaba sucediendo?

Sacudió su cabeza una vez más para luego continuar caminando para comprar todo lo que el orfanato necesitaba y no deseaba volver demasiado tarde o existía la posibilidad de que Gretel le dijese algo a la madre superiora.

El resto de su camino fue totalmente tranquilo,  aunque la mayoría de los gatos no dejaban de mirarla e incluso varios de ellos iban hasta ella para solo mirarla.

Al llegar al orfanato Layna continuaba sintiéndose observaba, pero no sólo por los gatos... como si aquella criatura de ojos rojos también la estuviese viendo.

—¿Se encuentra bien  hermana Layna? Sus manos se encuentran algo rojas.

La de ojos verdosos dirigió su vista a sus manos.... en verdad se encontraban rojas, no se había percatado de que estaba sosteniendo con fuerza las bolsas por lo tensa que se encontraba.

—Si, me encuentro bien.— Se apresuró a decir para que ella no dijese nada más.

Gretel le sonrió de forma cálida mientras le quitaba las bolsas para llevarlas a la cocina. Los niños no tardaron en aparecer corriendo hacia ella, aunque hubiese salido por sólo un par de horas, para ellos era una eternidad.

—¿Nos trajiste algún dulce hermana Layna?

Les dedico una sonrisa apenada a las pequeños que no dejaban de preguntarle sobre eso. Aunque ellos entendían que no siempre ella les podía comprar algún dulce por el bajo presupuesto que le dan, nunca perdían la pequeña esperanza de poder comer algún pequeño dulce.

—Lo lamento mis pequeños, pero no he podido comprarles dulces... Todo lo he gastado en la comida y en pequeños materiales para que podamos hacer alguna manualidad.

—¡Podríamos vender lo que hagamos para conseguir algo de dinero!— Gritó con entusiasmo una de las más pequeñas.

—Tenía pensado que fuese para nosotros,  para tener un recuerdo y nunca nos olvidemos del otro... Pero si todos están de acuerdo, podríamos venderlos y comprar lo que haga falta.

—Esa es una muy buena idea hermana Layna.

¿Cómo pudo acomodar todas las cosas tan rápido? Layna la miró ocultando lo mejor que podía su extrañeza.... Es algo que a ella que lleva mucho tiempo en el orfanato le toma más tiempo.... Quizás se demoró tan poco porque ninguno de los niños estaba detrás de Gretel como suelen hacerlo con ella.

No se le ocurría ninguna otra explicación....

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Ambas hermanas arropaban a los niños mientras les cantaban una canción para que se durmieran pronto, aquellas que la iglesia y el convento o los mismos orfanatos,  les enseñaba muchas veces para estas ocasiones.

Los pequeños no tardaron en quedarse dormidos, las dos mujeres salieron de la habitación con mucho cuidado para no despertarlos, más de alguno posee el sueño ligero y si ellos despertaban, lo más probable es que también los demás.

Al salir ambas fueron a la cocina a lavar los últimos platos, ninguna de ellas decía alguna palabra,  pero de vez en cuando Gretel miraba disimuladamente a la otra mujer, como si intentase adivinar lo que estuviese pensando.

Layna se percató de aquello, pero prefirió actuar como si nada, no tenía ánimos de entablar una conversación por el momento y sobre todo con ella.... que le puede decir cualquier cosa a la madre superiora.

Lo último que quedaba por hacer era lavar y colgar la ropa de todos, para que aquella tarea fuese más rápida una se encargaba de lavar y enjugar la ropa,  mientras que la otra de estrujar lo mejor posible y tender la ropa para que mañana en la tarde estuviese lista, ya que antes no tuvieron tiempo de hacerlo.

Ya bastante cansada Layna le hizo un gesto con la mano a Gretel indicándole que se iría a la cama, a lo cual ella le dedico una rápida sonrisa y le aviso que haría exactamente lo mismo.

Se dió una ducha rápida,  para quitarse un poco el sudor del todo el cuerpo y poder dormir más fresca.

Al tocar la cama sus ojos no tardaron en cerrarse, durante todo el día no se había percatado de lo cansada que estaba.

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Sentía un peso extra en la cama, su cuerpo en algunas zonas sentía algo de calor adicional, como también unas manos en su cintura.

Abrió sus ojos de forma lenta, podía ver una sombra y unos ojos rojos que la hipnotizaban por completo.

Esta vez se encontraba tranquila, no tenía ninguna clase de miedo.... Aquel ser por alguna extraña razón le daba una gran tranquilidad y poder sentir su aroma, le provocaba un ligero cosquilleo en su vientre.

—¿No me tienes miedo?

—No.... no te tengo miedo, algo me dice que no debo tener miedo.

Layna escuchó una ligera risa de parte de él, llevó una de sus manos hacia aquella sombra para intentar tocarle. Pudo sentir su cabello, bastante suave al tacto. No tardó en sentir que él le tomaba la mano, aquella con la cual estaba tocando su cabello y fue llevada a su boca, sintiendo un ligero dolor y un poco de sangre.

Los labios de aquel hombre se acercaron al cuello de Layna, los besos que le depositaba eran delicados y le dejaba una sensación bastante placentera... Deseaba mucho más.

—¿Cuánto más debo esperar a que vengas a mí?

—No soy una mujer que cae fácil ante las provocaciones.

—Pero todo tu cuerpo desea ser devorada por mí.

Su espalda se arqueo ligeramente por el placer que ahora estaba sintiendo, él llevó una de sus manos hasta la zona íntima de ella y estímulo con delicadeza su clitoris, mientras mordía poco a poco su cuello, dejando varias marcas en el.

La respiración de ella se estaba volviendo más entrecortada por todos los estímulos que le estaba proporcionando, su cabeza no podía pensar en nada, solo podía concentrarse en lo que estaba sintiendo.

—Si te pones así en los sueños.... imagina como te pondrás cuando te esté devorando de verdad.












Layna se sentó en la cama lo más rápido que pudo, su cuerpo se encontraba algo sudado. Se miró la mano en la cual había sido mordida y efectivamente la herida que le había provocado continuaba allí.



Dulce pecado [Sebastian Michaelis X Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora