Capítulo 2 Un Año...

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Había pasado un año desde su despedida y no conseguía olvidarle, él había conseguido rehacer su vida y yo me había quedado estancada en los recuerdos que invadían día a día mi memoria.

En un día gris, frío y lluvioso ahí estaba, recién levantada agarrando fuertemente llorando uno de los peluches que me regaló, susurraba que lo amaba e intentaba autoconvencerme de que quería que fuese feliz aunque fuera sin mi, y era verdad, yo lo amaba y quería que fuese feliz independientemente de mi.

Dolía pero era lo que había, tenía que seguir con mi vida, tenía que curar la herida y la mejor forma para mi era decirme eso todos los días y algún día podría ser feliz.

Tardé unos minutos en recomponerme y hacer lo que hacía cotidianamente, desayunar, hacer horas de ejercicio e ir a trabajar.

Yo trabajaba en un hospital de enfermera, algo me distraía pero no era suficiente, no rendía y no me sentía útil.

De normal tus compañeras se preocuparían por ti, te preguntarían, te ayudarían, pero no, la realidad es que tenía que comerme la soledad yo sola.

Y me la comí, durante todo un año, nada ni nadie me ayudaba, yo ya no era una chica alegre llena de vida, era una persona triste llena de odio e ira, mis amigos se habían ido y si no se iban los echaba yo de mi vida porque se enamoraban de mi y no me trataban como debería, ellos solo querían mi físico y se aprovechaban de mi debilidad mental.

No había salidas con amigos, solo había salidas para comprar comida y poco más, el ejercicio prefería hacerlo en casa y yo solo iba en decadencia, todos se preocupaban por mi, pero nadie me ayudaba, ¿que irónico, no?

Intentaba conocer a personas por Internet pero terminaban como todos, bloqueados porque se aprovechaban de mi, de mi físico, estaba llena de todo menos felicidad, el odio me consumía lentamente y no podía hacer nada, solo seguir con mi puñetera vida.

Todos los días lo mismo, la monotonía también me mataba lentamente, siempre me había matado, todos los días desayunar, hacer ejercicio, trabajar, comer y poco más.

Ese mismo día, en el silencio de la noche donde sólo escuchaba las gotas de lluvia chocando contra la ventana me levanté y miré el móvil, no escribía nadie pero había unos mensajes en un grupo que tenía, lo abrí y no debí de haberlo abierto, era uno de los grupos que estaba con mi ex, no quise quitármelo porque pensé que ya no había nada que me uniese a él y dentro de mi no quería eso, no sabía que estaba su nueva novia en el grupo y encima hablaba de hijos, con un nudo en la garganta cargué el móvil y lo dejé encima de la mesa, volví a la cama e intenté dormir.

Dormía bien salvo las veces que soñaba con él, que me despertaba llorando, la suerte es que ya no soñaba tanto como antes.

Mi vida después de un año se resumía en intentar hacer una vida normal, pero todo costaba porque nada era fácil.

Él...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora