Viviendo mi vida: original

Capítulo 3

Colgando con los Goblins

Harry caminó por el Callejón con la mano en la de Winky. Recibieron algunas miradas extrañas, pero por lo demás fueron ignorados. Harry le sonrió a Winky y el elfo le devolvió la sonrisa. Todavía lo asombró cuando vio el gran edificio blanco. El edificio alto e inclinado era elegante y limpio como el día que lo vio por primera vez. Los dos se dirigieron a las puertas donde los guardias goblin estaban erguidos. Sonrió y les deseó un buen día. No se dio cuenta de que los dos se volvieron asombrados para verlo entrar al edificio. El enorme salón se llenó de charlas de los goblins. Si uno mirara al techo, podría ver una pintura que ilustra las Guerras Goblin. Algunos de ellos empujaban barriles llenos de oro y gemas preciosas. Al mirar a su alrededor, notó que no había magos en el banco. Asintiendo con la cabeza a su elfo doméstico, ella dejó caer ambos Glamours. Se quedó en silencio mientras los goblins miraban a la elfa ya su amo. Era un sitio extraño de ver, pero todos los goblins sabían que Winky solía ser un elfo doméstico. Era un talento que tenía un goblin, la capacidad de ver diferentes tipos de magia. La de Winky era exactamente igual que la de un elfo doméstico, pero tenía el triple de poder.

Harry puso los ojos en blanco ante el silencio mientras Winky se rió de la atención. El niño estaba a punto de hablar con el cajero, pero vio a Griphook cerca de otro cajero. Harry se volvió hacia el duende y lo saludó.

"¡Griphook!" Harry trotó hacia el duende sorprendido. Harry se detuvo frente a él y se agachó al nivel de los ojos. "¿Cómo estás? ¿Te acuerdas de mí? Me llevaste a mi bóveda en mi primer año."

"Sr. Potter-" comenzó, pero fue interrumpido.

"Harry, por favor. Llámame Harry." Sonrió al asombrado duende.

"M-Harry, te recuerdo perfectamente. Estoy bien, ¿y tú?" El duende todavía estaba asombrado de que un mago lo tratara con tanta amabilidad. Era bien sabido que la sociedad mágica despreciaba a los Goblins.

"Estoy bien, gracias. También me alegra saber que lo estás haciendo bien aquí. Me preguntaba si no conocerías a alguien que pudiera ayudarme a averiguar si tengo propiedades". El goblin pareció sorprendido por esa revelación.

"Harry, ¿no sabes nada sobre tus propiedades? ¿Qué tal la Bóveda de la Familia Potter? O el anillo de sello que debiste haber recibido cuando cumpliste 15 años". La mandíbula de Harry cayó. ¿Tenía una bóveda familiar?

"¿Tengo una bóveda familiar? ¿Qué es un anillo de sello?" A su alrededor, los goblins lanzaron gritos y comentarios enojados. Algunos sonaban como '¿Cómo podría no saberlo?', '¿Quién es responsable de esto?' Y '¡Eso es horrible!'. Incluso Winky pareció ofendido.

"¡Sr. Potter!" Harry se volvió para buscar la voz. Un duende mayor se acercó a él. Harry notó que los goblins inclinaron la cabeza con respeto cuando pasó.

"Harry, este es Ragnok Puño de Piedra, Director Principal del Banco Inglés Gringotts". Griphook se inclinó ante la figura que estaba frente a él. Harry sorprendió al Director del Banco y al resto de los goblins inclinándose ante su director.

"Ragnok Puño de Piedra, es un placer conocerte. Me siento honrado de hablar con alguien de tu estatura. ¿Puedo llamarte Ragnok? Por favor, llámame Harry." Harry sonrió a los goblins que lo miraban con asombro.

"Harry, eres una muy buena persona. No quiero ser grosero, pero ¿puedo preguntarte por qué eres tan amable con nosotros?" Harry sonrió y conjuró dos sillas y un sofá de dos plazas. El que sostenía a Ragnok era un hermoso trono con un brillo dorado. La otra silla era un sillón blando. Era un espectáculo extraño de ver, muebles colocados cerca del medio del salón con una audiencia de duendes rodeándolos. Harry volvió a agitar la mano y sacó un hermoso escritorio de roble rojo justo frente a Ragnok. Todos parecieron sorprendidos. Harry le indicó a Griphook que se sentara en el sillón y le dio unas palmaditas a Winky en el asiento junto a él. El elfo doméstico pareció sorprendido, pero se sentó a su lado.