bracelets ; hyunmin ✔

Nueve

Leí la historia hace varios años y recordaba la trama, pero no muchos detalles de la misma. Hay ciertas partes que no son de mi agrado y una de ellas está en este capítulo. 

No hay advertencia porque... bueno... es algo que a mi se me hizo incómodo y puede que a alguien más también, pero puede que a otros les de igual jeje. Además, es bastante breve.

Por cierto, publicaré un capítulo por día de esta historia llevándola a su fin este viernes 3 de diciembre. 

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Sus nervios se activan apenas abre la puerta y ve a Dae sentando en su viejo sillón. No sabe como entró, pero está ahí, su cara no denota ninguna expresión, pero sus ojos si. Destellaban un poco de culpa y decepción tal vez. Lleva su usual traje formal, con corbata, zapatos pulidos y saco. Seungmin se sienta a su lado, cae lentamente.

—Entonces...

—Le conté todo a Haneul.

Seungmin abre los ojos grande, su boca también lo hace. La garganta se le seca, no sabe que decir.

—Tranquilo. Está molesta conmigo, no contigo. Dijo que era una pena que haya hecho sufrir a un chico tan puro como tú, y un niño increíble como Alex.

—Yo-

—Hablé con la juez y mi abogado. Dijeron que la única manera que Alex vuelva contigo sería que consiguieras un trabajo. No te preocupes por eso, inventaré algo en la oficina y trabajarás ahí.

—¿Por qué haces esto? —la voz de Seungmin tiembla y sus ojos le pican.

—Dijeron que de no ser así, yo me tendría que quedar con él. Joder, Seungmin. No puedo, es mi hijo y-y lo quiero, pero no puedo. Es mucho para mi —acerca su cuerpo al de Seungmin—. Me voy a ir.

—¿A donde?

—No tengo idea. Pero no quiero estar aquí. No soporto ver a Haneul, Alex... a ti y recordar lo que les hice.

Seungmin acerca su rostro un poco más... su nariz está tocando la de Des. Se quiere alejar pero no puede. Respira hondo, siente el perfume del hombre, trayéndole muchos recuerdos.

—Quiero que cuides de Hyunjin... de Alex, tu lorito —ríe, relamiéndose los labios—, también de Nicolás y de Haneul si puedes. Se que es mucho, pero hazlo. ¿Si?

Un sollozo escapa de los labios de Seungmin.

—También quiero que sepas que me odio por tratar a Alexander como lo hice, pero tenía miedo. Quiero que le digas que estoy orgulloso de él.

Dae acaricia la parte trasera de la cabeza de Seungmin, rozando el fino cabello de su nuca. Aspiran profundo antes de que el mayor jale al castaño al frente, uniendo sus labios juntos. Seungmin se asusta bastante, pero no se aleja. Sus besos siguen siendo iguales de toscos, pero no niega que le gustaba. Siempre amó la manera en que Dae era dominante con él.

—Cuídalos a todos —limpia sus labios con la manga de su traje y sale, cerrando la puerta despacio.

Con la boca levemente abierta, Seungmin solloza. Tiene emociones revueltas dentro de él. Culpa, por haber seguido el beso de Dae. Felicidad, porque su lorito volvería con él.

Sus manos temblequean cuando marca el número de Hyunjin. Contesta tres timbres después.

—¡Seungmin!

—¡Hyunjin! —su voz se corta un poco por el llanto.

—¿Estás bien? ¿Te hizo algo? Estoy yendo por ti.

—Por favor, ven. Te necesito.

Cuelga rápido. Corre al baño y prende el agua helada de la bañera. Se mete sin importarle su ropa. Comienza a reír fuerte y abiertamente, después su risa va cayendo paulatinamente hasta convertirse en sollozos ahogados por el sonido del agua chocando con la cerámica de la bañera. Abraza sus piernas contra su pecho. La puerta principal se abre, fue fácil porque no tenía llave.

—Nic, entra a la habitación y no salgas hasta que te diga.

Seungmin escucha a Hyunjin hablar fuera del baño, también oye como el niño contesta afirmativamente a su padre. La puerta se abre lentamente, el pelinegro asoma la cabeza, le regala una sonrisa nerviosa. El castaño sonríe entre un lloriqueo.

—¿Estás bien? Se acabó, Min. Está bien —cierra el agua que pronto se desbordará—. ¿Te molesta si entro?

El castaño hace un gesto con la cabeza, negando. Hyunjin quita su ropa, quedando en la interior. Se sienta frente a Seungmin, en la misma posición que él. Alarga la mano y pena su cabello castaño y húmedo. Ríe por el gesto. Deja de llorar apenas siente el tacto de Hyunjin sobre él.

—Se va a ir, no sé a donde. Dijo que ni él sabía.

—¿Qué pasará con Alex?

—Habló con la juez, algo de que necesito un empleo mejor para tenerlo de vuelta. Me lo dará, Hyunjin.

—No entiendo a donde se podría ir. ¿Crees que muy lejos? No voy a mentir, después de toda ésta mierda... es mi papá y...

—Le quieres. Lo sé, Alex también lo hace, y él vivió la peor parte. Yo también amo a papá a pesar de estar en prisión.

Hyunjin sonríe, ama que Seungmin lo entienda tan bien.

—Papá, sé que dijiste que no saliera hasta que me dijeras, pero hay una araña que me está mirando feo —Nicolás habla del otro lado de la puerta.

Ellos ríen un poco. Hyunjin hace pasar a su hijo. Abre los ojos grandes y se mete a la bañera llena sin pensarlo dos veces.

×××

Alex está frente a ellos pero no puede acercarse hasta que todo estuviera listo. Ha pasado una semana y en esos días no lo ha visto o hablado con él. Dos días después de lo de Dae, le llamaron al celular, avisándole sobre su trabajo. No entendía muy bien su puesto, pero mientras eso le diera dinero y a su lorito de vuelta, estaba bien.

—Antes necesitamos firmar unas cosas, no llevará más de tres días todos los trámites.

—¿Tres días? —Alex pregunta a lo lejos, atento a la plática.

—Falta poco, lorito. Tienes que esperar un poquito más.

Alexander tuerce la boca y se queda callado. Juega con sus manos, el castaño sabe que está nervioso. Seungmin sigue hablando con la señora un poco más, sobre las condiciones que tendrá para estar con Alex.

—Eso es todo por hoy. Mañana necesito que vuelva para checar unos papeles.

—Claro.

—Muy bien, ahora ¿Qué tal un abrazo a papá, Alex?

Se para lo más veloz que su pequeño cuerpo le permite. Seungmin se agacha y recibe a sus bebé. Alex llora muy fuerte y Seungmin se asusta.

—Hey, bebé. Está bien —le toma el rostro.

La carita de Alex está arrugada, roja y húmeda.

—¡Se murió papá, se murió!

El ceño de Seungmin se frunce, seca las lágrimas de su hijo con las manos.

—¡Le dije que iría por la maestra pero no pude, papá! ¡Daniel se murió por mi culpa! —se aferra a la camisa de Seungmin— ¡Perdón! ¡Perdóname, Daniel! —grita lo más fuerte que puede, tal vez así su amigo le pudiera escuchar donde quiera que esté.

Le consuela diciendo que no fue su culpa, que no tenía la culpa de nada, que eran cosas que pasan y no están en manos de nadie evitarlas. Una señora del orfanato se lleva a Alex aún llorando, gritando el nombre de su papá y Daniel. A Seungmin se le parte el corazón, pero no puede hacer nada.

Sólo aguantar un poco más.

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Lea.