8 - Plasta hasta en Miami

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8- Plasta hasta en Miami

Esto va a ser un viaje muy largo.

-Venga vavavavavavavava- sigue insistiendo.

-Vaale, pero cállate ya por favor.

-¿Cómo te llamas?- me pregunta acomodándose en su asiento.

-Helena- le respondo y guardo mi libro en el bolso- ¿A qué quieres jugar?

Sonríe y saca una Nintendo del bolsillo.

-Yo me llamo Ron ¿Te gusta jugar al Mario Car? Tengo dos Nintendos.

Ron, como la clase de alcohol favorito de Derek.

Helena pasas mucho tiempo con él.

¿Y que clase de niño tiene dos Nintendo?

-Claro que me gusta ¿A quien no?

-El cara culo de mi hermano mayor- dice señalando a su izquierda y veo a un caliente chico escuchando música- Oh, no me digas que te gusta a ti también.

-¿Qué? No, yo tengo novio- le intento convencer. Maldito Derek.

-No sé que es peor...

Vaya niño.

-¿Qué tal si empezamos?- propongo desesperada por empezar de una vez y así cambiar de tema. Me pasa una Nintendo DS light, mientras él tiene la Nintendo DSi.

Que tiempos cuando yo la tenía de color rosa y me viciaba al «Animal Crossing»con mi super mansión y mi hipoteca.

La primera partida le dejo ganar, aun que al ver que le sube el ego al niño prefiero dejar de hacerlo.

-Dios mío que mala eres, te gana un niño de diez años- dice riéndose.

-¿Perdona? Hagamos otra.

Y así se pasan dos horas y media, me duelen los pulgares.

-Creo que mejor lo dejamos ya- dice cerrando la consola- has ganado.

-Toma ya, y decías que era mala... - le paso a suya.

-Estaba equivocado- reconoce.

-Abróchense los cinturones, vamos a aterrizar- dice la azafata y hacemos lo que dice.

Al bajar veo como el hermano de Ron me mira de arriba a abajo, me sonrojo débilmente pero me voy.

-Tío, que tiene novio- le regaña su hermano mientras yo me alejo intentando aguantarme la risa.

Al salir por las puertas del aeropuerto noto el brusco cambio de temperatura, el calor de Miami en diciembre.

-¿Esa chica morena que veo es mi hija o una modelo a quien se parece?- dice mi padre a unos metros de mi.

Sonrío y corro hacia él para abrazarle.

-Hola papá- le saludo entre sus brazos.

-Hola princesa- nos separamos y coge mi maleta para meterla dentro de su coche- ¿Cómo está la sargento en Nueva York?

-Muy bien, pero sabes que no le gusta que la llames así.

-Lo sé, por eso me gusta llamarla así.-mi padre y su humor que tan poco le gusta a mi madre- ¿Se encuentra bien? Creo que últimamente delira. ¿Sabes que me dijo el otro día por teléfono? Que tenías novio- dice riendo- cuando nos casamos no era tan graciosa...- para al ver que no me rio- ¿Qué ocurre?

-Papa...- no me deja terminar

-No me fastidies ¿Es cierto?

-Si...- respondo y le cambia la cara completamente- ¡Papá mira la carretera!- le advierto cuando tira el coche sin darse cuenta hacia la derecha y lo vuelve a dirigir bien.

Prohibido enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora