17│Aniversario

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—Hyung, estoy entre que quiero y no quiero que entres a secundaria.

—¿Por qué? —pregunta Felix curioso.

—Porque si te quedas un año estaremos en la misma escuela, pero si pasas de grado podré decir que tengo un novio de secundaria —admite JeongIn con una sonrisa traviesa sin pena alguna, causando la risa del otro.

Están en un parque cerca de la casa de JeongIn tomando unos helados para refrescarse, cortesía del mayor. No fue algo que planeasen mucho, como casi todas sus actividades, simplemente decidieron salir a dar una vuelta.

La mano de JeongIn pica por tomar la de Felix pero sabe que no debe. La última vez que hicieron algo así en público los llevaron por poco de las orejas a casa del menor pensando que sus padres no sabían de su relación con el adolescente.

Siendo sinceros, la edad siempre se les ha notado. Sin embargo, antes lo veían como algo tierno, quizás unos hermanos, y ahora los ven como unos pubertos enamorados, cosa que no está muy lejos de la realidad. A JeongIn no le importa, pero al que regañan es a su hyung, así que debe resignarse a lo feo de la vida.

JeongIn se ha pegado unos cuantos estirones respecto a altura, estando entre el promedio de sus compañeros, sin embargo, evidentemente sigue siendo más bajo que Felix, quien ha crecido el doble. Respecto a su cabello, lleva el corte de hongo, que por accidente (JeongIn no se quedaba quieto) le debieron cortar más arriba de lo pensado. A su madre casi le da un ataque, había dicho; "Me recuerdas a mis demonios" y después le mostró una foto con su mismo mal corte de fleco. Sin embargo, antes de que le diera un ataque a él mismo por parecerse a su madre, Felix había llegado a decirle que es solo cabello y el cabello crece. Aunque internamente, él también odia el corte.

Hablando ya sobre sus conductas, se ha vuelto indiscutiblemente más presumido. Es el único chico entre sus compañeros con un novio que encima es mayor que él, sin mencionar que también destaca en cada una de las actividades extracurriculares en las que está, incluyendo el baile. Aquello se convirtió en su nuevo hobby, después de pasar admirando a su bello esposo, por su puesto. Fuera de aquello, sigue siendo el mismo diablito tierno y celoso.

Diablito que finge gruñidos cuando otros chicos tratan de coquetearle a su omega. Aunque no hay que ser un genio para darse cuenta que aquel cachorro no es un alfa, porque aunque se inunde en aquella apestosa colonia, sigue teniendo cara de bebé.

—Nadie te cree eso de que te has presentado, Innie —ríe Felix cuando su pequeño bebé lo abraza posesivamente luego de que YiRen, de su clase, lo saludara tímidamente.

—Claro que sí —se queja reprimiendo un puchero—. Mi abuesuegra lo cree.

—Lo dice porque te ama, no es justo, ¿cómo es posible que la hayas ayudado a mover los muebles por la casa con esos brazitos? —se queja Felix tomando los delgados brazos de JeongIn.

—¿Qué dices? Si soy míster músculo —se ofende haciendo fuerza con su brazo, que ni de chiste tiene músculos, pero su otra mano se encarga de abultarlo para que luzca "mejor". Felix ríe a carcajadas y JeongIn lo mira cruzado de brazos, pero feliz de haberlo hecho reír.

Ver sus preciosos y únicos ojitos entrecerrados mientras su sonrisa se muestra en su mayor esplendor, le dará un ataque en cualquier momento. Si tuviera un lobo está seguro que estaría de acuerdo.

En su grado nadie se ha presentado aún, pero varios han mostrado nuevas características. SeungChan se ha vuelto demasiado alto, Shotaro demasiado delgado y Chan demasiado molesto.

No, mentira, demasiado... ¿Tierno? ¡Es que no puede creer que ese diablo tenga cara de niñito bueno! El destino le ha dado la perfecta fachada para engañar a todo el mundo. Menos a él, a quien le sigue arrojando bolas de papel a la cabeza que devuelve hechos aviones de papel para que le lleguen con mayor precisión.

Pero JeongIn en serio, en serio, en serio desea presentarse. Está harto de ver como todo el mundo quiere arrebatarle a Felix. Es tan molesto, en especial el hecho de no poder sentir con fuerza los aromas y no poder marcar a Felix con el suyo que sigue siendo inexistente. Siente la ira crecer en él cada vez que otra persona quiere llevárselo, y no puede permitir aquello, ni en sus peores pesadillas. Felix es suyo, siempre lo ha sido y siempre lo será.

—Hyung, no me has dado un regalo de mesiversario —se queja el menor al recordar haber visto cosas en su nuevo lugar de aprendizaje; vídeos en internet.

—JeongIn, no tenemos si quiera un aniversario —responde el castaño, mirando al menor sin poder evitar reír. Tiene un bigote de helado de chocolate—. Ahora si pareces un alfa, un alfa viejo.

—¡¿Por qué me insultas de la nada?! ¡Malo! Soy tu lindo dongsaeng y futuro esposo y padre de tus hijos, debes respetarme, hyung.

—Tienes un bigote —sigue riendo Felix hasta con una lagrima escapando de su ojo. Es que JeongIn quejándose con su helado semiderretido en una mano, el ceño fruncido y bigote es demasiado para su pobre alma.

JeongIn se ve en el reflejo de su celular y bien, admite que es gracioso. Pero merece una venganza, una venganza en la que encima saldrá ganando.

Felix luego de su ataque de risa se acerca para limpiar a su cachorro con una servilleta pero antes de lograrlo y aprovechando la cercanía, JeongIn trata de robarle un pequeño beso que termina siendo en la comisura de los labios, puesto que el mayor trató de esquivarle. Suficiente para que Felix y su lobo salten y ambos corazones se descoloquen. Los dos quedan en silencio y el de cabello oscuro con una sonrisota.

—Hyung, este es el momento en el que me gritas mi nombre y me regañas —susurra divertido al ver como el otro se ha sonrojado—. Por cierto, ¡ahora los dos tenemos bigote! ¡Somos match! Carrera a la casa —exclama, metiendo otra de las cosas que ha visto en YouTube antes de salir corriendo. Está seguro que no saldrá vivo si queda en manos de su esposo.

Felix parpadea mientras su lengua saborea el helado de chocolate que JeongIn dejó en sus labios. Su lobo revolotea como si estuviese en un campo, feliz de haber tenido contacto con su cachorrito. Al menos hasta que su mente hace clic.

JeongIn trató de besarlo en público, y si bien nadie está mirando, sabe que el menor ha notado al grupo de chicas de su grado (a aquellas que gruñó al pasar por su lado). El tonto intento de alfa ha querido salirse con la suya.

—¡Vuelve aquí, pequeño cobarde!

Algunas cosas nunca cambian.

My little Alpha│JeongLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora