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Aaron.

La siguiente ocasión que alguien busca pelea conmigo, Daniel se deshace del estorbo en unos pocos movimientos y me abre camino por la cafetería hasta un lugar seguro. Se siente como tener un guardaespaldas.

Las miradas de sorpresa y curiosidad desde todas direcciones se incrustan en mí. Cedric da un cabeceo complacido desde el otro lado de la estancia. Es la primera vez en casi tres meses que tengo el rostro libre de hematomas y raspones.

Los días pasan un poco menos aburridos de lo habitual. Daniel y yo dejamos nuestros deberes de intendencia y el tiempo extra que tenemos lo dedicamos al voleibol. Quisiera decir que mejoramos con el pasar de los días, pero sería una gran mentira.

Me he vuelto bueno aprendiendo los ejercicios y mi juego de pies es excelente. Creo que de todos soy quien tiene más estabilidad en las manos así que Dean está considerando volverme su colocador oficial. He visto videos con Mont y ambos llegamos a la conclusión de que es una buena posición para mí.

Nuestros rematadores no son los mejores, pero son agresivos y según Dean eso es algo bueno. Por otro lado, nuestros bloqueadores son un desastre: Oliver y Esteban han sido los elegidos para ese puesto, pero además de su altura y manos grandes no tienen el instinto que Dean necesita de ellos. Saltan por saltar, no leen la postura de los rematadores ni actúan rápido.

Cedric, bueno, tal parece que Cedric es increíble, habilidoso y destaca en todas las malditas posiciones cuando verdaderamente se esfuerza en ello. Él y Bruno tienen esta extraña rivalidad en la que ninguno quiere quedar detrás del otro y eso nos ha servido para mejorar. Nos han estado arrastrando con ellos; Cedric y Bruno mueven el equipo a un ritmo despiadado, nos hemos visto obligados a seguirles el paso.

Al parecer Leonardo tiene mucho odio contenido y explotarlo en la cancha le ayuda a sintonizar de alguna retorcida manera. Daniel tiene fuerza, mucha fuerza ¡está hecho un tanque! No me había dado cuenta de eso hasta hace poco. Sus músculos parecen irreales, marcados y duros como acero, ¡es algo inconcebible para ser alguien de diecisiete! Estoy casi seguro de haber escuchado un suspiro por parte de Bruno y un muy bajo "joder, me encanta" cuando vimos el sudor correr por las líneas de su abdomen.

Manuel es el más serio y distante de todos nosotros, nunca sé qué está pensando. No agrega mucho al equipo, pero se esfuerza: creo que él y Alejandro son quienes más se esfuerzan y han desarrollado una pequeña "amistad". En realidad Alejandro es quien se ha acercado a él, al parecer le gusta la tranquilidad que desborda Manuel. Los he visto hablar algunas veces, pero nunca sé de qué van sus conversaciones. Cuando alguien intenta meterse en esas charlas Manuel pierde la habilidad de hablar casi de inmediato. Un par de introvertidos sin duda.

No trabajamos precisamente en equipo, somos bastante individualistas y eso desespera a Dean. El voleibol es un deporte donde el trabajo en equipo es importante, es por eso que cuando nos pone a jugar no hacemos nada bien. En cambio cuando nos deja por nuestra cuenta, somo aceptables en cuanto desarrollo y rendimiento.

Jonathan ha intentado hacernos parecer más un equipo. No consiguió nada excepto una gran pelea que terminó con Oliver en enfermería y Leonardo en confinamiento por un día.

El constante estira y afloja no hace más que mermar la paciencia de Dean y por lo tanto los gritos son una constante por aquí. Ahora lo único que puedo pensar es que, a estas alturas, el ogro de verdad tendrá que volverse creyente y empezar a rezar si quiere que lleguemos lejos.

—¡Ya me tienen harto! —grita Dean cuando detiene una nueva pelea.

Pardo tiene a Cedric en sus brazos, apretando su cuerpo como si fuera un limón al que quiere exprimirle hasta la última gota. Cedric sigue luchando a pesar de que no es rival para la fuerza del hombre.

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⏰ Última actualización: Sep 24, 2021 ⏰

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