Capitulo dos: Recaida

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Leila:

Esto no puede ser, llevo unas dos putas horas corriendo en busca de él, detesto ser tan mala en gimnasia porque sinceramente me estoy ahogando, no lo encuentro por ningún sitio, tal vez ya me pase, tal vez estoy lejos, pero si algo tengo seguro es que no parare de buscarlo, aunque eso implique dolores de cabeza y mareos por el resto de mi vida.

El:

De nuevo. Esa era la palabra que describe porque hice eso, por que deje a Leila abandonada, debe estar buscándome, o tal vez no, no sé en este momento no estoy pensando muy claramente, pero no puedo dejar que ella me vea así otra vez aunque por su reacción debe saber que lo que estoy haciendo.

Pero necesitaba estar en este lugar de nuevo, al llegar aquí fue cuando sentí las lágrimas arder en mi rostro, pero es que es duro sentir como tu alma libre de pronto se siente atada al infierno, es duro tener que vivir en este momento, cuando tu alma pide descanso, pide a gritos que acabes con tu vida, pide a gritos que ya te rindas.

Y es que en realidad no entendía, no entraba en mi cabeza el porqué, debía entender porque ahora, porque decidió volver ahora, en el momento que piensas que te has liberado de tu pasado y darte cuenta de que es el momento en que estas más amarrado a el que nunca, el día que ella decidió dejarme solo recuerdo una conversación entre nosotros dos.

-FlashBack-

-No me hagas esto, ponte en mi lugar, no me hagas sentir así, levántate del piso y has como si nada hubiera pasado-dijo ella sin algún sentimiento en su voz-

-¡¿Cómo se supone que haga eso?!-Exclame totalmente muerto en vida, hecho un mar de lágrimas- ¿Cómo crees que quede ahora? ¡Me mentiste! Y lo peor de todo es que sabía que esto pasaría, solo no quería confirmar que era cierto, pero ¿sabes qué? Intentare odiarte más de lo que te amo, intentare olvidarte, aunque no quiera, pero ¿sabes que me duele más que todo? ¡ME PROMETISTE QUE NO TE IRIAS! -Dije lo más fuerte que pude con lágrimas en mis ojos-

- No me hagas esto más difícil, prometo volver, no te hagas las cosas más difíciles de lo que son. -Dijo con un poco de dolor e ira en sus ojos-

En ese momento vi cómo se le salía una lágrima, esa no era ella, de seguro se sentía impotente al verme así, pero ella no hacía nada para arreglarlo, eso me devasto completamente

-¿Así como prometiste no irte?-Le dije con una sonrisa suicida y nostálgica-

Luego no hubo respuestas, se fue, me dejo ahí, no podía creerlo ni soportar el dolor, creo que ya sé cuánto valía para ella: Nada. Absolutamente nada.

-Fin FlashBack-

Recordar eso me hizo acordarme de que desde ese momento nunca fui el mismo que mi pasado reprimido nunca se iba a ir, que la historia que me había obligado a creerme para no pensar más en lo único que me ha hecho sufrir hasta el punto de golpearme hasta quedar inconsciente varias veces por día se fuera a la basura, creo que es el momento de olvidarme de todos y por fin descansar como antes, volver atrás, y no pensar más en el futuro, ya nada vale la pena, solo mi pequeña Leila, por ella seguiría vivo y con un poco de esperanza, cuanto deseo que me encuentre antes de que sea demasiado tarde.

Leila:

Ya han pasado 6 horas desde que no lo veo, decidí venir a mi casa desde que comenzó a anochecer, a eso d las 7 p.m, no sé porque tengo el presentimiento de que esta en aquel lugar que una vez descubrí por error y lo encontré semi-muerto, en ese momento me sentí tan traicionada que supe cómo reaccionar, llame a 911, debido a que estaba tan golpeado y con cortes por el impacto de los golpes que el mismo se causó que era demasiado peligroso cargarlo a brazos, practicar boxeo me ha servido de algo, pero no me atrevía.

Luego de deshacerme de la idea llame a Lucas y Jeromeas, unos de nuestros no muchos amigos, eran gemelos idénticos, sé que sabrían que hacer ya que a pesar de llevar menos tiempo conociendo a mi mejor amigo, ellos saben lo que podría llegar a hacer el, ya que los tres han pasado por cosas similares en el trayecto de sus vidas.

-Hmm... ¿Si? - Me respondió un somnoliento Jeromeas

- Tenemos problemas...

-¿Que paso? - Pregunto alarmado-

-Es El... de nuevo tuvo una recaída supongo, nada es seguro pero ¿Te acuerdas de cómo se ponía cuando le daba uno de sus ataques de ansiedad luego de que paso?

-Perfectamente- Se escuchó un suspiro de su parte en la otra línea-

-Pues exactamente igual.

-Le avisare a Lucas, Esto no puede estar pasando de nuevo, no permitiremos que llegue tan al fondo, por segunda vez.

Entonces le di las buenas noches y colgué, sabia como era mi mejor amigo antes de lo que le sucedió, y conozco su cambio radical después de eso, no puedo permitir que llegue al extremo de nuevo, pero es que no puedo comprender como el, que es justamente el límite que esta entre lo increíble y o extraño, entre lo único y lo incomprendible, era tan jodidamente encerrado, solo quedaba esperar a mañana, y rogar porque no le pase nada.

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Hooolaaa🙈❤️ Aqui os tengo el segundo capítulo, espero sea de vuestro agrado *Corazoncito verde*

Aquel día tresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora